Emociones

29 1 0
                                    


La calidez de su mano es indescriptible y me hace querer abrazarlo, pero me reprendo. Una sonrisa se dibujó en mi adolorido rostro al recordar el momento en el que este salto al agua para así envolverme en sus cálidos brazos y sacarme de ahí.

¿Cómo él puede hacer de los momentos más detestables los más memorables?

Llegamos a la sala de estar y él se detiene, pronto se gira para verme.

–Te curare eso. –dice mirando mi labio con el ceño fruncido.

–No te molestes, yo puedo hacerlo. –respondo apenada.

–Yang... –se detiene a media oración.

Yoon Gi me sostiene rápidamente por los hombros, y es ahí cuando me doy cuenta de que he perdido el equilibrio, la última imagen que veo son esos hermosos ojos color café mirándome.

Pierdo el control de mi visión cuando un chillido demasiado agudo invade mi cabeza de golpe. Me aparto de Min Yoon Gi ya que él sostenía mis manos y lo que yo quería era apretar mi cabeza porque el chillido me estaba torturando. Esté se apresuró para sostenerme rodeándome de los hombros mientras yo me caía al suelo, él se arrodillo junto a mí.

Pero ¿Por qué? ¿Qué hice mal? No entiendo porque mi salud de repente es como la de una niña pequeña, no entiendo porque cada vez más me convierto en una carga para él.

Después de un fuerte dolor de cabeza salgo de mi realidad.

–Yang, bebamos, ya no estás en el trabajo. –escucho la voz de Sun Hee cerca. – ¿Qué piensas de mi novio? ¿Es lindo no? –cuestiona con un tono de diversión.

El chillido cesó y vuelvo a la oscuridad de mis ojos cerrados.

¿Qué es esto?

Abro los ojos, veo borroso, pues tengo lagrimas por derramar, aún así lo primero que veo es a un rubio preocupado.

– Yang Mi, ¿estas enferma de algo? –indaga serio mientras me abraza sosteniendo su mirada en mis ojos, aún así siento en su tono de voz un poco de dulzura.

–No. –contesto casi al instante.

"Si, lo estoy" –pensé mirando sus ojos.

–Estoy bien, creo que solo necesito calmarme un poco. –respondo nerviosa.

Para este punto yo ya he de estar a punto de hervir por la alta temperatura de mis mejillas.

¡Min Yoon Gi me está abrazando!

¿Estoy soñando?

– ¿Puedes ponerte de pie? – indagó al mismo tiempo en que me dejó de abrazar. Yo asentí.

Con su ayuda me puse de pie. Y ya no había ningún tipo de contacto entre nosotros.

–Te ayudare a subir para que te duches. –anunció.

–Estoy bien, no te preocupes, puedo subir sola. –cuando intente caminar vacile un poco involuntariamente.

Min Yoon Gi me toma de la cintura para evitar mi caída y yo me sostengo de sus hombros.

¡Oh dios mío! – pienso al instante en que me doy cuenta de que nuestros rostros están separados por centímetros.

Mi evidente sonrojo provocó una pequeña sonrisa por parte del rubio y casi hace que me derrita de ternura.

–Sostente bien. –me advierte antes de tomarme entre sus brazos y cargarme como si fuéramos una pareja de recién casados.

Emito un sonido de sorpresa que provocó la risa de la persona que me lleva en sus brazos.

Si es un sueño no me despierten y si no lo es déjenme guardar este sentimiento que ha florecido a causa de sus tiernas palabras, dulces sonrisas y sus adorables ojos.

Mi rostro estaba hundido en su cuello y me llene de su extraordinario aroma, quisiera que este momento durara para siempre.

Llegamos a mi habitación y el rubio abre la puerta.

Hasta el momento no me he atrevido a hablar porque me muero de vergüenza, pero el remordimiento me gana.

–Lo siento. –digo sin mirarlo.

–Te has dado cuenta que nuestra relación está llena de tus lo siento. –expresa con una sonrisa, yo desvió la mirada. – ¿ahora qué hiciste mal? –quiso saber sin dejar de caminar.

–Soy demasiado problemática para ti, solo te lleno de problemas y cosas peligrosas. –digo despacio.

–A veces los problemas y las cosas peligrosas hacen interesante la vida. –responde mirándome a los ojos. Y me baja cautelosamente ayudándome a sentar en mi cama.

Mi corazón late muy fuerte y tengo miedo que se dé cuenta de la taquicardia que provoca en mí. Una sonrisa se posa en mi rostro involuntariamente.

–Claro, pero no cuando tu vida está en peligro. –sonrió.

–Ay vamos, solo fue un preso y una loca que te quiso matar. –bromea y me hace reír.

–Gracias. –agradezco atreviéndome a mirarlo. Y él asiente.

– ¿Puedes ducharte sola verdad? –pregunta una vez que se aleja.

–Si. –contesto nerviosa al pensar en la idea de que me ayudara.

¡Rayos! ¿Qué pasa conmigo?

Él se dirige a la puerta y se detiene antes de salir.

–Si necesitas mi ayuda solo pídela, estaré por aquí un rato y después me duchare. –sugirió con serenidad.

–Gracias. –sonreí.

Qué lindo es.

Cuando el salió yo me percaté de que su estancia en mi habitación se me hacía muy familiar y al momento en el que la dejo me sentí sola.

–Oh no, debo estar loca. –dije poniéndome las manos sobre las mejillas.

¿Secuestrado?Where stories live. Discover now