Capítulo IV

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Pov. Normal

Adrien caminaba como una babosa trepada en una tortuga.

No podía creer que realmente estuviera pasando por eso ¿Cómo demonios era posible que le doliera tanto? Y fue ahí donde una pregunta le pegó en lo más profundo de su mente…

¿Nathanaël pasaba por eso cada vez que lo hacían?

Golpeó levemente a puño cerrado su frente, se suponía que lo protegería de todo aquel que lo lastimara y al parecer, el era uno de ellos; estaba tan sumido en sus pensamientos que no noto que cierta azabache estaba hablándole.

—Fue taaaaaan~ divertido— la futura diseñadora se carcajeo hasta que unas lágrimas de alegría salieron de los ojos de la chica y sus manos se posaban en su estómago que comenzaba a dolerle —¡Fue muy divertido!— codeo al rubio y este al ver como se encontraba su mejor amiga comenzó a reír de igual manera—Si...tienes razón Marinette— el timbre sonó indicando que las clases ya iban a dar inicio —Vaya… vamos Adrien— la chica comenzó a caminar más a prisa, el rubio, por su parte siguió con su paso “babortuga”

—Adrien  si no te apresuras la maestra Mendeleiev te castigará—

—Sigue sin mi Marinette, querida, sálvate tú de ese monstruo que tenemos por maestra— movió las manos, hizo poses muy dramáticas a lo cual la azabache solo atinó a reírse e ir por él.

—Adrien Agreste, ¿No me digas que quieres saltarte las clases?— lo miro pícaramente mientras tomaba el brazo del modelo —Si esos son tus planes déjame decirte que, como delegada que soy… no lo voy a permitir— y sin previo aviso se echó a correr llevándose al rubio hasta el aula.

—Itaa-ata— se quejó el modelo ya en la puerta del aula. —Dolió— exclamo con una mueca de dolor en el rostro.

—Oh vamos Adrien, no te jale tan fuerte—

—No es… por eso— rápidamente entro al aula para que la azabache no preguntará el verdadero motivo de su dolor.

—Adrien haz estado muy raro todo el día, ¿Estás bien?— pregunto uno de sus compañeros de esgrima —Ya te eh ganado más de 10 veces… esto empieza a aburrirme—

—Lo siento Chad, ayer tuve que posar varias horas para una pintura y no sabes el infierno que se vive en esos momentos— El contrincante de Adrien solo se encogió de hombros y se quitó el casco dejando ver su hermoso cabello platinado, sus ojos azul como el cielo y su piel casi tan blanca como la nieve.

—Vamos a cambiarnos, Adrien— extendió su mano hacia el rubio que se encontraba descansando plácidamente en la colchoneta. —Si, vamos— el rubio tomo la mano de su compañero y se levantó para después dirigirse a los vestidores.

—Gracias Chad, prometo esforzarme cuando volvamos de vacaciones— estrecho su mano con la del esgrimista y se despidió.

—Nos vemos Agreste, procura no posar tanto tiempo… tú frágil cuerpo podría quebrarse— carcajeo mientras miraba al rubio subirse a su limusina.

—Jodete “Blancanieves”— sonrió y se fue.

—Baby, por ti, sería Batman— lanzó un beso a la dirección donde el rubio se había ido segundos atrás. —Nos vemos pronto— dicho esto se fue en dirección contraria.

—Tikki necesito ir a verlo— miraba al pequeño ser flotante con ojos de cachorro —Te digo que estaba raro—
—Marinette… es noche buena, tienes que estar con tu familia y no ACOSANDO a tu crush—

—Lo haré quieras o no… ¡Tikki puntos fuera!— se transformó mientras escuchaba a su kwami gritar muy enojada.

—Lo siento Tikki, es por mi estabilidad mental—

—Marinette, tus primos ya llegaron, baja por favor— se escucho hablar a la madre de la heroína desde las escaleras.

—Ay no, mejor salgo rápido— camino rápidamente hasta la pequeña ventana que daba a la calle, usó su yo-yo y aterrizó en el suelo con una gracia que enamoraría a cualquiera — Allá voy Adrien— la heroína saltaba por los tejados mirando a las familias disfrutar de su víspera de Navidad tomando ponche, chocolate o café, acompañado de un pan dulce; era una escena muy enternecedora; pensó que tal vez Tikki tenía razón y debía volver con su amada familia. Se detuvo en breve mirando a los alrededores —Falta tan poco… no puedo echarme para atrás— lanzó por última vez su yo-yo aterrizando en el techo de la habitación del rubio.

Fue con todo el sigilo del mundo hasta la gran ventana. Se asomó un poco, todo estaba levemente oscuro; podía ver algo gracias al brillo del computador, de pronto una voz se escuchó no muy a lo lejos.

—T-toma…t- ahh~ — el rubio pasaba su mano sobre su miembro de arriba abajo. La azabache no aparto la mirada, el ver en aquel estado a su crush era una oportunidad que no se daba todos los días.

¿En quién estaba pensando? ¿Quién era la persona que lo llevaba a tal extremo? Lo averiguaría. Ato su yo-yo a la punta de la cúpula que estaba sobre la habitación del rubio para no caer; ya sujeta fue tocando cada una de las ventanas con la esperanza de que una estuviera abierta. Tras varios intentos la encontró, la abrió lenta y sigilosamente para después introducirse a la habitación del modelo.

—¿Necesitas ayuda jovencito?— Adrien no pudo reaccionar peor, se sonrojo y miró a todos lados muy nervioso, lo cual la azabache aprovecho para acercarse y colocar una de sus manos sobre los labios del rubio. —Shhh— la azabache pasó unos de sus dedos por la punta del miembro del modelo.

—Nath…— la heroína se apartó.

—Entonces era verdad, eres un jodido marica muerde almohadas— la mirada de la chica reflejaba desaprobación y tal vez un poco de asco. Pero, muy en el fondo la chica tenía unas inmensas ganas de llorar. —En realidad… mi novio es el que muerde la almohada— habló el rubio con un marcado orgullo en su voz haciendo que la azabache bufara y saliera por donde entró.

  『¡HEY HOLA HEY! 』
¿Cómo les pareció el capítulo?
Espero les haya gustado :3
Por cierto...
¡¡FELIZ AÑO!!
Espero y se hayan tomado bien jermoso 7www7r
Sayōnara Tomodachi ✨

El yōkai de la navidad. ㄏHIATUS乁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora