Lo que más amaba además de deleitar los tímpanos de los oyentes era la hora de tomarse un descanso o simplemente dedicarse a observar sin ser molestado, era su tiempo más preciado y que disfrutaba demasiado mientras su amigo el vendedor le invitaba algo de lo que tenía para alimentarse.
Ya era momento de su descanso y por lo tanto debía guardar su trompeta y el poco dinero que había recaudado desde que comenzó su mañana.
Estaba tan ocupado acomodando el instrumento que no escucho que lo llamaban hasta que puso total atención a la persona a su lado que dio tres pequeñas palmadas a su hombro izquierdo que le hizo voltear encontrándose con la chica nueva.
—Hola, yo..., lamento si le molesto pero soy nueva en la ciudad y quería saber si podría recomendarme algún lugar para almorzar, y no se... —pauso y añadió—: Si es mucho pedir que también pueda acompañarme.
—Oye amigo, si no aceptas ahora mismo me tomare la libertad de yo aceptar en tu lugar.-Intervino Mitch quien reprimía una risa al ver que quien tuvo la iniciativa de la invitación fue por parte de la desconocida.
—Oh..., yo, claro que sí, y tranquila no me molesta en lo absoluto, encantado de acompañarle.
—No seas grosero, antes de irse no te olvides de presentarnos, mal amigo. -Señaló interrumpiendo una vez más.
Carraspeo ligeramente su garganta apenado por su falta de cordialidad, de un momento a otro sintió unas inmensas ganas de golpear a su imprudente amigo pero descarto esa idea, no esperaba dar una mala impresión a la joven.
—Lamento eso —dijo el—. Le presento a mi muy imprudente amigo Mitch.
—Encantado de conocerle hermosa dama. -Tomo una de sus manos y deposito un pequeño beso en esta como todo caballero de películas de época.
—Encantada de conocerle caballero —rió—. Me llamo ________, es un gusto.
—Ahora sí, pueden retirarse, disfruten el almuerzo y eviten perderse por ahí.
De alguna manera causo un poco de molestia en Nick y eso es lo que quería lograr su amigo pero no iba a darle el gusto de demostrárselo por lo que prefirió solo emprender marcha en compañía de la joven que le seguía a su paso.
—Me parece muy gracioso y amable su amigo. -Menciono después de unos minutos de silencio.
—Tiende a ser el ser humano más tonto del mundo pero es parte de su personalidad de comediante.
—Seguro y dice muy buenos chistes.
—Algunos buenos y otros malos, tiene éxitos y otros no tan dignos de recordar —sonrió mirándola—.
— ¿Me dirá su nombre, hombre misterioso? -Pregunto con gracia.
—Lo lamento, creí habérselo dicho. -Extendió su mano para que ella la recibiera y la estrechara con la suya. —Nick, Nick Vaughn.
—Mucho gusto, ________ Oldman —sonrió—.
Su mano era mucho más grande que la suya y a pesar del frío que hacía y que ninguno llevaba puestos guantes el tacto era tibio y demasiado acogedor lo que le ocasiono una sensación agradable.
El camino comenzaba a ser agradable, aunque en algunas ocasiones para ella se tornaba algo incómodo puesto a que el hombre que yacía caminando a su lado era de pocas palabras o se distraía entre sus propios pensamientos dejándole a ella solo la ventaja de ver su perfil y el estilo de su caminata con las manos en los bolsillos de su chaqueta invernal.
Los minutos pasaban lentos y eternos que no soportaba el no poder seguir escuchando su voz o ver aquellos ojos azules y pestañas rizadas a la perfección pero todo eso termino cuando entraron a un lindo lugar.
Como todo caballero abrió la puerta de la entrada para dejarle pasar y después seguirle a sus espaldas.
Miro los alrededores del restaurante, le recordaba a una cabaña pero con un estilo más actual y moderno. El olor era exquisito; chocolate caliente, café, pastel recién horneado, mantequilla y vainilla.
Sintió que tomaron su antebrazo con delicadeza y la dirigieron a una mesa para dos; él le ofreció un asiento para después tomar el suyo al frente para poder mirarla con atención lo cual de alguna manera la hizo sentir bien.
—Bienvenida al mejor restaurante que ofrece comida casera y te hace sentir en casa, todo está delicioso, si acabas de llegar a la ciudad este es el primer lugar al que necesitas venir. -Sonreía como un niño lleno de ternura en esos ojos.
—Tu siempre de hablador, ¿No es así cariño? -Interrumpió una mujer mayor acercándose a la mesa. —¿Quién es esta linda chica que te acompaña?
Tenía un aspecto agradable, como el de una madre comprensiva, la típica que muestran las películas, te inspiraba mucha confianza, calidez y sinceridad en el rostro.
—Maggie, te presento a la señorita ________ Oldman, acaba de llegar a la ciudad.
Y por primera vez después de un buen rato volvió a mirarla pero esta vez noto un leve rubor en sus mejillas masculinas y pequeñas arrugas entre sus ojos cuando lo vio sonreír y reír un poco, podía decir que le estaba gustando verlo de esa manera.
—Eres realmente linda, es un gusto verte aquí, te aseguro que no te arrepentirás de vivir aquí y de comer en este lugar, les traeré algo especial a los dos.-Salió de su vista para adentrarse a la cocina.
— ¿Qué le parece si me habla de usted mientras esperamos? —la miro—
Ella asintió ligeramente y se preparó mentalmente para ordenar sus ideas y poder comenzar desde el principio pero esperando resumir lo más que podía para no agobiar a su acompañante.
—Soy de Boston, acabo de graduarme hace un año. Me mude hace unos días a la ciudad debido a que envié una solicitud de empleo a la editorial que está a unos metros de donde se encuentra usted, en realidad envié muchas pero todas me rechazaron por no tener experiencia a excepción de la de aquí —suspiro y sonrió—. Y bueno, me parece bien tener un buen inicio en la gran manzana por mí misma.
—Boston, no he ido desde hace mucho que me mude pero hace tres años conocí a alguien también que venía de ahí, ¿Qué edad tiene usted? —le miro fijamente—
—Tengo 23.
— ¿Qué opina su familia y su novio de que ha decidido apostar por este lugar?
—Siendo sincera, ni mi madre ni mi padre aceptaban mucho la idea pero no podía seguir toda mi vida dependiendo de ellos y tampoco viviendo en su casa. Tanto ellos como yo necesitábamos espacio.
—Tiene toda la razón, si siguiera bajo el mismo techo probablemente no tendría tantas buenas oportunidades por pensar en lo que ellos dirán o sienten.
—Así es —sonrió levemente—. Y con respecto a mi novio, no creo que sea algo de lo que deba preocuparme, terminamos el mismo día en que nos graduamos, decidimos que era lo mejor. Además de que ahora está felizmente comprometido con una amiga que ha tenido durante años y estoy muy feliz por ellos.
—Eso sí que no me lo esperaba, pero me alegra que lo tome con calma y no como esas mujeres que se vuelven locas.
Ese pequeño comentario causo en ambos algunas risas que llamaron la atención de los demás clientes que los miraban no con malestar sino que con gracia y con un ligero toque de ternura. Seguramente habrían seguido así por mucho tiempo pero no fue así hasta que Maggie los interrumpió llevándoles un delicioso desayuno recién hecho.
Ese sería el inicio de una muy bonita relación entre estos dos.
Nota de la autora:
¡Bienvenido seas lector!, espero y te haya gustado esta segunda parte, algunas mas se vienen, agrega la historia a tu biblioteca, vota y comenta.
Agradecería también si me siguieras, de igual forma voy a seguirte.
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After Leaving
FanfictionÉl es un músico de jazz frustrado que adora estar entre las calles de la gran manzana tocando su trompeta. El único tipo de pago que acepta a cambio es ver la felicidad plasmada en el rostro de las personas y verles bailar sus composiciones. Él es f...