Casi se me salen los ojos cuando entré a mi nueva habitación.
–Cami yo no puedo pagarte lo que cuesta un mes esta habitación– murmuré sin atreverme a entrar.
Pésima idea la mía.–No te preocupes, ya hablé con papi y...
– ¡Ya llegué!– exclamó alguien en el primer piso.– Oh, ven– Cami me jaló escaleras abajo.
Está familia se merecía el universo entero. El papá de Cami era una persona carismática, humilde y justa.
Estuvo encantado con la idea de que viviera en su casa y no pensaba cobrarme.Con toda la pena del mundo, acepté.
Ya acostada pude hablar con Moisés quien se sintió estúpido al no haber pensado en Cami antes. Luego hablé con Alba, pues debía pasar temprano por su casa para cambiarme.
A la madrugada siguiente, cuando salía de puntitas para no despertar a nadie, fui sorprendida por el padre de Cami quien se alistaba para salir.
Le expliqué que debía ir donde una amiga a cambiarme y se ofreció amablemente a llevarme.
–Sabes– dijo cuando llevábamos varios minutos de camino recorrido– soy padre y madre para Cami, tal vez soy demasiado sobreprotector, pero solo busco lo mejor para ella.
>>Me gusta la confianza que me tiene y me ha hablado mucho de ti, ella te admira. Pero tiene esa falsa creencia de que si gana popularidad entonces todo será color de rosa.– Su hija es demasiado crédula e ingenua. No en un mal sentido– me apresuré a aclarar– es solo que siempre espera lo mejor de los demás y terminan lastimándola.
– Exactamente a eso me refiero. Maia, sé que tienes una reputación impuesta, y lajas construido a base de experiencia, pero eso no me impide saber que eres una buena chica.
>>agradezco que hayas organizado esa fiesta y lo más importante... No permitiste que las cosas se salieran de control para ella.
– Fue un placer– medio sonreí– es lo menos que puedo hacer por ella.
Rasqué mi nariz y la atención del señor Summer se posó en mi mano.
Mis nudillos estaban lo suficientemente mejor como para no usar vendaje, pero aún se notaban las raspaduras.Bajé mi mano y la escondí entre mis piernas. Él volvió a centrar su atención en la vía.
–Maia, quiero que confíes en mí así como mi hija confía en tí... Si tienes cualquier problema... Yo...– las palabras no parecían querer fluir entre sus labios.
Sonreí agradecida.– Así será, señor.
Tras varios minutos más, llegamos a mi destino, me dejó frente a la puerta de la casa y se marchó.Desayuné, me bañé y me cambié. A mediodía recogería mi ropa.
Las mañanas pasaban con normalidad, Fury pasaba con su grupo por los principales caminos de la universidad, pero sinceramente le daba muy poca importancia a su presencia.Si en algún momento nuestras miradas coincidían, desviaba mi rostro y olvidaba el asunto.
Y en las tardes, la cafetería se llenaba hasta bien entrada la noche.El miércoles en la noche se desocupó todo temprano, así que para pasar el tiempo, me dediqué a poner ciertos retos a Cami para trabajar en su confianza.
–Entonces eso de menos es más ¿Si funciona?– preguntó cuando mencioné lo básico en su maquillaje y cual desechar. En ese momento la campanilla sonó.
Giré mi posición para quedar de frente a la barra y ahí estaba él, frente a mí, detallándome.–Funciona a la perfección– dijo rompiendo el silencio que se había formado y sonrió.
Aquí vamos de nuevo.
Le di un vistazo a Cami quien intentaba disimular el enrojecimiento de sus mejillas.
–¿En qué le puedo servir?– pregunté en tono profesional entrelazando mis dedos sobre la barra.
Fury desvió la mirada hacia mis manos y si bien las raspaduras estaban completamente curadas aún tenía enrojecimiento en las partes afectadas.Retiré las manos disimulando con sacar la libreta de apuntes.
– Capuchino y Croissant– pidió con voz ronca. Los demás ordenaron lo mismo.
–¿ Podrías...? – le supliqué a Cami con la mirada, ella asintió y comenzó a organizar la orden para llevarla a las mesas.
Yo, por otro lado, me refugié en la cocina, hasta que mi móvil comenzó a sonar.
Era Moisés.
La reunión con Vincent.
Mierda.
Salí corriendo a la barra buscando a Cami con la mirada.
– Cami tengo un asunto pendiente– dije mirando el reloj. Faltaban 20 minutos para las 10.
Afortunadamente había traído la sudadera y el pañuelo.–¿ Te quedas en casa?– me preguntó al pasar por su lado.
–¿Dónde si no?– ironicé esquivando a los chicos junto a la barra.
–Oh. Maia– llamó ella. Paré en seco junto a la puerta y la miré.
–Ellos también van de...
–No– corté con seriedad.
Nada más salir de la cafetería saqué la sudadera, por fortuna fue fácil parar un taxi.
Me lancé dentro y di la dirección, el taxi arrancó y pude ver por la ventanilla que Fury estaba recostado contra la puerta de su Jeep.Le pedí al conductor que parara un par de manzanas antes de llegar y me bajé.
Acomodé mi sudadera, el pañuelo y me encamine hacia la fábrica abandonada.
No tarde mucho en ver pasar por mi lado el jeep, hice caso omiso de los silbidos que me dieron al reconocerme como la intrusa de la semana pasada y tampoco se me hizo raro que estuviesen esperando en la puerta.–Miren nada más a quién tenemos aquí – había visto la evolución del moretón que había dejado en la cara del chico al que me había enfrentado el otro día, pero a pesar de que habían pasado bastantes, aún no desaparecida del todo.
–Caballeros– saludé y el mismo guardia que me había ayudado el otro día, se abrió paso entre el grupo hasta llegar a mí.
–Señorita, sígame por favor– muy a su pesar tuvieron que abrirme paso.
Menos el acosador, quién estaba recostado tranquilamente contra el muro de la entrada.Cuando pasé por su lado y me guiñó un ojo, no supe qué pensar.
¿Me reconocería?
¿O acostumbraba a ligar con cualquier chica que se le cruzara en el camino?Mis manos comenzaron a sudar de camino a la gran puerta de roble. Una vez arriba un grupo numeroso de tipos con mal aspecto me rodeó.
Pensé que solo nos abrirían la puerta como el otro día, pero para mi sorpresa, el mismo Vincent abrió.–¡NO PUEDO CREERLO!– exclamó posando sus ojos en mí– SIGAN POR FAVOR. SIGAN. MI NOCHE COMIENZA A RESPLANDECER.
Una vez dentro, noté que ahora sí estaba sola.
A ver qué resultaba de todo esto.
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Fury
Teen FictionUna nueva oportunidad para empezar de cero se convierte en la peor pesadilla de Maia cuando le hace un favor a su único amigo. Al mismo tiempo conoce a Fury, quién demuestra que las apariencias a veces engañan y que los amigos están en las buenas y...