uno.

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1- ¿quién es él?

El otoño había llegado y con ello los friolentos vientos de la temporada, agradecía a los cielos aquello, pero, ¿no podía ser un poco más suave? Eran aires dignos de Bóreas*. Sus palmas parecían hielo y sus mejillas se habían sonrojado potentemente, solo esperaba llegar a la tienda del señor Kim de una vez por todas.

—(„ᵕᴗᵕ„)

—¡Yuta! ¡Hijo! ¿cómo te trata el frío de otoño? —sonrió por la cálida bienvenida del señor Kim, le traía consigo una taza de chocolate caliente con algunos malvaviscos.

—Sinceramente, mal... ¿La señora Kim? —preguntó luego de tomar un sorbo, se le hacia raro no sentir la dulce voz de la anciana, esposa y compañera de vida del señor Kim. El anteriormente nombrado me mira y sonríe.

—Fue al cementerio, hoy es el cumpleaños de su hermana...

—O lo siento, n-no debí preguntar. —el extranjero reverencio muchísimas veces al hombre frente a él, quien sonreía de ternura al ver lo dulce que era el muchacho.

—No te preocupes chico... ¿Quieres pasar a ver a DongYoung? está con DongHyuck.

—Claro, con permiso... —susurró y subió las viejas escaleras de la casa.

—(„ᵕᴗᵕ„)

—Buenaaaas. —dijo Yuta entrando al cuarto del coreano, arrastrando la a de forma burlona, igual a la sonrisa sobre sus labios.

—¡Yuta-hyung! —un lindo abrazo de parte de DongHyuck lo hizo entrar a la habitación de manera definitiva y sentarse sobre la cama de DongYoung.

Le gustaba la habitación del pelinegro, cada cosa en su respectivo lugar, las paredes tenían un color crema y el techo era blanco, también los suelos eran de madera y las decoraciones en las paredes mostraban lo organizado de la vida de Kim. Igualmente, en el techo blanco, había toda una decoración de estrellas que brillaban en la oscuridad.

Se quedaron hablando sobre bobadas pero fue hasta que el padre de DongYoung llamo a Yuta. Se disculpó de sus amigos y bajo.

La campanilla resonó en todo el local, Yuta seguía acomodando algunas cosas en el lugar. El chino entró con una cara larga, se acercó al mostrador e hizo sonar su voz.

—Buenos días. —el japonés dio un salto del susto, sintiendo su corazón later con rapidez. Luego cuando notó quien era, sus mejillas se sonrojaron.

—Lo siento, no quería asustarte.

—No te preocupes. —sonrió el japonés, aún sintiendo el ardor en sus mejillas. —¿qué es lo que buscas?

—Un jugo de manzana. —Yuta rastreó los refrigeradores. La caja con una manzana apareció frente a sus ojos, lo dejo allí y el chino le entregó el dinero.

—Gracias y disculpa haberte asustado...

—No te preocupes, no estaba prestando atención a que habías llegado.

—Bien, nos vemos más tarde. —el chino se fue, dejando una dulce sonrisa al japonés, quien sintió que su corazón iría a explotar si veía que el desconocido llegaba a hacer otra mueca parecida a la anterior.

—Adios. —alzó su mano y miró con un brillo inexplicable en sus ojos al desconocido.

Yuta no podía enamorarse, no otra vez. Ya sería la segunda y, no quería ilusionarse.

El señor Kim le veía de lo lejos, como el japonés le hacia ojitos a SiCheng. Conocía al chico, era compañero de clases de su hijo y lo conocía realmente bien. El chico no hablaba mucho cuando lo veía, pero, era todo un loro cuando entraba en confianza. Algo así como Yuta.

—Señor Kim, ¿quién es él?

—(„ᵕᴗᵕ„)

ahsjd, winwin es un ángel ahshwjd

Bóreas: dios del frío viento del norte, que traía el invierno.

el chico detrás del mostrador; yuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora