8- rosas sobre la mesa.
Yuta llegó corriendo a la casa de SiCheng. El aire se había ido de sus pulmones, se apoyo en sus rodillas, intentando recuperar oxigeno. Sus manos estaban heladas, y una de ellas llevaba un ramo de flores rojas. Las había comprado la semana pasada, pero no tuvo tiempo de visitar a SiCheng. El vapor blanco salía de sus húmedos labios.
¿dónde queda tu habitación?
segundo piso, ventana izquierda.
Era la ventana entreabierta, una cortina blanca se veía un poco. ¿Quién dejaba la ventana abierta en pleno invierno?
Fue trepando la pared poco a poco, llegando al diminuto balcón.
—Yuta...
—🍢
Ambos estaban recostados en la cama del chino. Era una habitación sencilla; paredes blancas y con tonalidades grises, una cama matrimonial, con sabanas en cuadros de líneas negras. Un escritorio de madera pequeño y una silla del mismo material. SiCheng estaba encima del pecho de Yuta, sintiendo como su pecho subía y bajaba, las vibraciones rápidas al oír su corazón. Yuta por su parte, admiraba el nuevo cabello café del anterior dicho. Amaba tocar y acariciar su cabello, era tan suave que creía que si lo tocaba, se caería.
—¿Te has dado cuenta qué eres cómo un bebé, pero en el cuerpo de un adulto? —el pecho de Yuta vibró debajo de su rostro, sonrió por las cosquillas que le causo. Poso su mano en la tela negra de su hoodie, y allí coloco su mentón, mirándolo con una sonrisa.
—¿En serio?
—Hasta serio eres como un bebé. —la risa de Yuta vibró en su pecho, al igual que el de SiCheng. Sus ojos brillaron aun más y sus labios quedaron a cortos centímetros.
A Yuta le gustaba admirar las facciones de la gente, era un gusto extraño, pero podía quedarse horas mirando los rostros ajenos, diciéndose interiormente los lindos que eran. Le gustaban ver los ojos, analizarlos y ver los brillantes y hermosos colores. Ahora, tenía a SiCheng a centímetros de su rostro, sus labios casi rozándose y sus ojos entrecerrados. Su mano subió a el cabello del chino, acariciando el cuero cabelludo, sintiendo los labios sobre los suyos. Era un inocente roce, nada más que dulce y sin otras intenciones. Hasta que Yuta unió sus labios, pero se quedaron allí, sin moverse, solo sintiendo el calor de los belfos contrarios. SiCheng infiltro su lengua por el medio del beso, girando su cabeza para profundizar aún más. Las manos de Yuta simplemente acariciaba el bello creciente de la nuca ajena.
—Yuta-hyung, te amo.
—🍢
siento que escribo cosas soft
pero no llegan a ser soft???
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el chico detrás del mostrador; yuwin
Fanfictionsicheng iba a comprar jugos de manzana a la tienda de convivencia de yuta. -coffe #2|h© ✓