Dodo cerró la taquilla de Dior y se cargó el bolso de su mejor amiga al hombro. La otra, apoyada sobre sus muletas, dejó que una risa se escapara de sus labios y captara la atención de la más alta.
–¿Cómo se siente meter tus cosas en mi bolso para tener que cargar tú con él de todas formas?
Rió un poco más cuando su mejor amiga arqueó una ceja.
Dodo ignoró la pregunta de la otra acerca de su bolso y, tras rodar los ojos con molestia, se dio la vuelta y se dirigió hacia su clase. A Dior no le quedó otra que reírse un poco más antes de seguirla. Ella nunca había visto a Dodo, en los tres años que llevaban en el instituto, cargar con una mochila o un bolso jamás. ¿Necesitaba un bolígrafo? Se lo quitaba a alguien. ¿Tenía que cargar con un libro? Ya encontraría a alguien que lo compartiera con ella. En la gran mayoría de los casos, por no decir en prácticamente todos, ese alguien era Dior.
Dodo lo único que llevaba siempre encima era su iPhone y, a veces, su abrigo. Incluso el maquillaje se lo cogía a Dior si tenía que retocárselo.
Meter cosas en el bolso de su mejor amiga se había hecho una costumbre que, tras tantos años de amistad, ambas sabían que Dodo no perdería.
Al entrar en la clase, los únicos asientos libres que quedaban estaban primera fila. Uno junto a la ventana; el otro, dos pupitres a la derecha, dejando uno ocupado en medio.
Dior hizo un puchero. Ella quería sentarse junto con Dodo, quizá le daba igual no sentarse al final, pero no le hacía ninguna gracia que hubiera alguien sentada entre ellas.
La chica que ocupaba ese pupitre que las separaba era Yeo Joo, y Dior al final cogió valor suficiente para acercarse a ella en un intento de intercambiar su sitio con ella.
Esa chica, por su parte, estaba tan concentrada leyendo un libro que no se percató de la presencia de Dior a su lado hasta que las muletas de la muchacha entraron en su campo de visión. Con expresión de sorpresa, levantó la vista hasta encontrarse con los ojos de cachorro de la más alta y parpadeó despacio, sin entender muy bien por qué la animadora le dedicaba esa clase de mirada.
–Dior, déjala en paz, va –le dijo Dodo–. No te va a pasar nada por un día no sentarte conmigo.
–¿Y a quién le vas a mirar los apuntes entonces cuando te pierdas? –contestó la otra, llevando su mirada suplicante a su mejor amiga.
Dodo arqueó una ceja, mientras la pobre de Yeo Joo, confusa como estaba, las miraba a las dos sin entender muy bien qué estaba ocurriendo o cómo se había visto envuelta en algo que concernía a las dos animadoras.
–Pues a ella –rió Dodo con cierto deje de burla, refiriéndose a Yeo Joo y haciendo que ésta llevara sus ojos rápidamente hacia la chica alta–. Si no te molesta, vaya –siguió hablando, esa vez dirigiéndose a Yeo Joo cuando la mirada confundida de ésta se posó sobre ella.
–No, no importa –respondió la otra aún estupefacta. ¿Qué estaba pasando exactamente y cuándo se había visto ella envuelta en eso?
Dior quiso seguir replicando, pero una vez el profesor se adentró en la clase, ella resopló con resignación y acabó sentándose en el pupitre a la derecha de Yeo Joo. Con un puchero en los labios y la barbilla apoyada sobre sus brazos.
Solo volvió a levantar la mirada cuando Dodo se colocó delante de ella y le tendió su bolso, antes de inclinarse hacia adelante y dejar un beso en su frente.
–¿Te traigo una silla para que apoyes la pierna? –preguntó, pero Dior simplemente negó con la cabeza, aún con ese puchero en los labios–. No seas terca, por favor. Sabes que voy a terminar durmiéndome. Ya nos pondremos juntas en el descanso.
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Curiosity Killed the Cat » fem!MONSTA X
RomanceEn aquel instituto todo solía estar en equilibrio hasta que la capitana de las animadoras se lesionó y empezaron a ocurrir cosas extrañas. Dior no sabía que terminar con una pierna escayolada le haría darse cuenta de tantas cosas a las que nunca hab...