El yautja Protector

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Llegamos a la nave justo a tiempo, antes de que la lluvia ácida nos calcinara hasta los huesos, una ráfaga de viento frío hizo que mi piel se erizará por completo, Kiuja me tomo nuevamente entre sus brazos.

—¿Qué sucede?— le pregunté

—El suelo está lleno de metales que pueden dañar tu piel, te cargaré hasta encontrar un lugar donde puedas caminar sin herirte— no estaba acostumbrada a que me cargaran, pero esta sensación sí que era agradable, su piel era muy cálida también, aún era muy extraño tener a una criatura de otro mundo en esta situación, me pregunto si esto no será un sueño, si ese era el caso, qué mente más creativa la que tengo.

Kiuja entró a una cabina que parecía ser el cuarto de control de la nave, me dejo en el suelo y procedió a tocar botones como todo un experto, para poco después voltearse y hablarme.

—hay agua potable suficiente, también tenemos electricidad, pero la nave no puede volar, está muy dañada— dijo con su característico tono serio y robótico.

—¿hay alguna otra habitación en la que pueda quedarme?— pregunte, lo que recibí comorespuesta fue ser levantada nuevamente en sus brazos para caminar entre escombros y que poco después estuviéramos frente de una puerta que se deslizó a un lado para dejarnos entrar.

La habitación que entramos estaba prácticamente intacta, nada comparado al resto de la nave, era espaciosa, tenía una cama un poco extraña que parecía muy dura para mi gusto, explore un poco encontrando un cuarto de baño, con lo que parecía no había nada, sin embargo, note que el techo de un pequeño sector tenía agujeros como una regadera, no mucho después descubrí que era una regadera y lo que se supone era el retrete consistía en un agujero en el suelo parecido a un retrete turco, lamentablemente no veía papel higiénico por ningún lado y tampoco esperaba que tuviera, ¡oh!, vamos estoy en una nave alienígena no sé qué tipo de indumentaria usaran para asearse. Tanto en el baño como en la habitación entraba mucha luz natural, lo cual hacía verla muy preciosa.

—este será un buen refugio, se tomaron el trabajo de destruir un barco de combate, para dejarnos sin escapatoria, por lo menos dejaron las funciones que necesitas para estar cómoda.

—¿por qué haces todo esto?— pregunté curiosa

—¿por qué hago qué?— contestó desinteresado

—protegerme— dije

—eres un recurso importante, tengo que protegerte- bueno eso no me lo esperaba, fue muy lindo de su parte decirlo.

—gracias, pero no tienes que esforzarte tanto-

—no es por ti que lo hago— este hijo de... que poco encanto tiene, será un milagro si nacen fuerzas dentro de mí para acostarme con él voluntariamente. 

Sentí mi cuerpo bajar de temperatura, poco a poco mis labios comenzaron a temblar, el bello de mi cuerpo comenzaba a erizarse, mi cuerpo entero comenzó a temblar, al parecer Kiuja lo noto, ya que ingresando un tipo de código en el aparato que tenía en su muñeca, la temperatura comenzó a subir, toda la habitación estaba más cálida y de la nada un zumbido de un artefacto en su muñeca izquierda vibro.

—quédate aquí, espera a que vuelva— dijo antes de salir corriendo fuera de la nave.

Estaba totalmente sola dentro de la habitación, comencé a meditar todo lo que había pasado desde que llegue aquí, lo que más resonaba en mi cabeza era el hecho de que tendría a seres híbridos creciendo dentro de mí, ¿que pasaría conmigo en cuanto todo esto termine?, supongo que está bien, nadie me esperaba en la tierra.

Unas ganas inmensas de hacer pis junto con muchos nervios me invadieron al saber que tenía que usar el baño más extraño que he visto en mi vida, y sin poder esperar un poco más me agache encima del extraño baño. Después de un rato en cuclillas hice lo que tenía que hacer y cuando ya casi terminaba un disparo de agua me sorprendió de sobre manera haciendo que me aparte de manera muy rápida con un chillido acompañando la acción.

Cuando por fin me di cuenta de que se trataba de un pequeño chorro de agua tipo fuente para limpiar mi parte, me tranquilice, esto sí que era un poco más avanzado de lo que estaba acostumbrada, pero supongo que está bien tener algo así, resolvería el asunto de la higiene.

Mis pensamientos del baño fueron interrumpidos por Kiuja entrando a la cálida habitación, traía con él una caja de madera enorme, la cual se veía pesada, pero él la cargaba como si se tratara de algo insignificante.

—dejaron esto para ti— vi la caja que era enorme y la examine más de cerca 

—déjame intentar abrirla— dije a Kiuja con emoción por ver el interior

—ya está abierta— con un poco de mi emoción apagada, aun así quite la tapa de la caja para mirar su interior.

—la próxima la abres tú— dijo Kiuja, supongo que noto mi cambio de expresión tan repentino.

—trato hecho— le sonreí.

Me acerqué muy curiosa al borde de la caja que había traído Kiuja, mire su interior lleno de accesorios, papel de baño, ropas extrañas y uno que otro bocadillo como galletas, gelatinas, golosinas y mucho más.

—¿hay algo que te sirva?- pregunto.

—hay toallas, ropa, champú, jabones, oh¡qué delicia, hay sales de baño, huelen delicioso, todo estoy me servirá de mucho para estar cómoda!-

Me sentí aliviada de qué gran parte de las cosas que venían en la caja, eran necesarias para mi aseo personal, estos yautjas piensan en todo, esto sí, me gusta, aunque era muy claro que la ropa que me mandaron no era para nada de la tierra ni de mi talla, me conforme con las cosas que había en la caja.

—¿crees que dejaron cosas para ti?— le pregunte a Kiuja.

—este kit médico, algunas armas para cazar, no son nada impresionantes, pero servirán si hay problemas-

Mientras miraba todo lo que había en la caja, mi mirada se desviaba una que otra vez, donde Kiuja estaba, el cual me miraba sin inmutarse, aunque podía sentir sus ojos clavados en mi espalda, decidí ignorarlo y seguir sacando cosas de la caja, poco después me acordé de que aún seguía desnuda.

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Con eso completamos un cap. Más de la edición de la humana y el predador, espero les esté gustando besitos, besitos, chau, chau.

 Más de la edición de la humana y el predador, espero les esté gustando besitos, besitos, chau, chau

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La Humana Y El YautjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora