capítulo 6

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Drogas, Sexo y Antojos

Estaba limpiando el departamento, ya tenía dos semanas viviendo con ambos jóvenes y la verdad que se sentía bien vivir con ellos a excepción claro de los gritos e insultos de Vegeta, no sabía si alegrarse o sentirse decepcionada ya que luego de su encuentro en el baño él no la había vuelto a buscar. Tanto como su padre ni su hermano la habían ido a buscar o se habían interesado en como ella estaba, por lo menos no lo había necesitado, si ellos se habían olvidado de ella por qué no hacer lo mismo.

Vegeta no era lo mejor que le había pasado en su vida pero ya se estaba acostumbrando a lidiar con él.

Estaba sola, quien sabe dónde andaban los chicos, en esos momentos estaba ordenando la habitación de Goku. Un pequeño frasco de cristal llamó su atención.

–¿Esto qué es? –preguntó con curiosidad– Calmantes –dijo al abrirlo y observar los calmantes.

Observó la pequeña pastilla azul con curiosidad, sin notar lo que hacía se la llevó a la boca y la probó.

–Mmm, es dulce –dejó el frasco en su lugar y fue a la cocina para asegurarse de que no se le quemara la comida.

Cuando terminó de cocinar puso la mesa y se fue a la habitación de Vegeta.

–Muy bien joven Satou, todo está listo –le dijo un hombre mayor– Dentro de dos meses lo más tardar tendrá a su hermana aquí –le dijo– Su madre aceptó que la señorita Satou viviera con usted –volvió a decir– Pero lo de su fortuna es diferente, solo se le será entregada hasta que nazca su hijo y se le realice una prueba de ADN.

–Tan pronto como esto acabe me gustaría poner en venta la casa principal de Tokio –dijo.

–¿Está seguro? –le preguntó.

–No quiero tener el recuerdo de que esa vivió allí con mi padre y luego metió a su amante –le dijo.

–Muy bien, será como usted desee –le dijo– Déjeme decirle que su padre tuvo suerte que antes de morir pusiera toda su fortuna a su nombre.

Vegeta no dijo nada.

–El señor Nappa seguirá administrando mi fortuna como siempre lo ha hecho –le dijo el moreno.

–Me parece muy bien, Nappa siempre fue muy cercano a su padre –le dijo– Su fortuna no estará en mejores manos.

–Muy bien, si no hay más que decir –dijo Vegeta al ponerse de pie– Que pase buen día –le dijo.

Tanto como Vegeta como Goku salieron de la oficina del abogado.

–¿No volverás a Tokio cuándo todo esto acabe? –le preguntó Goku luego de caminar en silencio varios minutos.

–No sé –dijo mientras se encogía de hombros.

–Bueno ya para cuando nazca tu hijo decidirás –dijo– Tengo hambre, espero que Bulmita haya cocinado algo rico –dijo.

–No te acostumbres tanto –le respondió Vegeta.

–Vamos Vegeta, no puedes negar que desde que ella vive con nosotros las cosas han ido mucho mejor –le dijo– Ella cocina, limpia y hasta lava la ropa –le dijo– No nos tenemos que preocupar por eso, ella lo hace.

Difícil de AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora