Condition douloureuse.El grito de una mujer se escuchó en medio de la nada, si alguien estuviera perdido en uno de los bosques de Escocia se hubiera cagado hasta las patas y hubiera salido corriendo. La razón de que una mujer estuviera gritando era simple, una lechuza, no es que le tuviera un especial miedo a esa especie de aves, tenía miedo que su hija estuviera cerca de eso. Por suerte había cerrado la habitación de ella antes de bajar a hacer el desayuno, probablemente la curiosidad de su hija la haría bajar y sería inevitable que su hija tuviera contacto con la lechuza.
Los pasos de alguien bajando las escaleras alertaron a la mujer, no podía ser su hija, pero entro en un estado de histeria.
Lo primero que encontró fue la escoba, la tomo entre sus manos y le dio un fuerte golpe a la lechuza, cerro rápidamente la ventana y se quedó apoyada contra la mesada intentando recuperar el aire. La voz de su esposo hizo que se sobresaltara, seguramente había escuchado el grito que pego al encontrarse con la lechuza en el alfeizar de la ventana y había bajado a ver qué había pasado.
En el marco de la cocina se encontraba un hombre de unos 35 años, en piyama y con un bate en las manos. Tenía su cabello negro azabache totalmente revuelto y con sus ojos azules recorría la cocina en busca del causante del grito de su esposa. Su mirada se detuvo en su esposa, ella se encontraba con una cálida sonrisa apoyada contra la mesada y miraba con diversión a su esposo.
Desconcertado, él bajo el bate y miro a su esposa esperando una explicación. Ella soltó una risa encantadora y le explico el tema de la lechuza. Su esposo se puso serio y fue hasta la ventana por donde había entrado la lechuza, él había planeado que su hija desayunara con ellos por ser su cumpleaños, pero ahora no podría, tendría que desinfectar la cocina.
Cuando estaba por preguntarle a su esposa donde dejo los desinfectantes, se dio cuenta de un sobre amarillento, estaba sobre la mesada justo debajo de la ventana.
¿La lechuza había traído eso?
Lo tomo y vio que había un sello, era algo extraño. Había un león, una serpiente, un tejón, un águila y en el medio una hache. Dio la vuelta al sobre y vio que escrito con letra verde esmeralda estaba el nombre de su hija, la dirección de su casa, y el cuarto exacto donde su hija dormía. Le dio una rara impresión esa información, pero se armó de valor y abrió la carta. Era para su hija, pero no podía dársela, la lechuza la había tocado y no sabía que efectos causaría en el sistema inmunológico de su niña.
La abrió y se sorprendió por el contenido que tenía dentro, sin duda alguna debería ser una broma, aunque lo dudo un poco porque no tenían vecinos.
Señorita Vitrovit:
Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el colegio Hogwarts de magia y hechicería. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios. Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza antes del 31 de julio.
Muy cordialmente
Minerva Mcgonagall,
Directora adjunta.Sin duda alguna, se había quedado en shock, ¿magia? Era algo imposible. El volvió la vista al papel amarillento y se encontró un poco más abajo con que alguien vendría a su casa para explicarles donde tendrían que comprar los útiles escolares. Alguien vendría a su casa, no podía permitirlo, su hija no estaba en condiciones de recibir a nadie y mucho menos a alguien desconocido.
La señora Vitrovit no entendía porque su esposo tenia semejante expresión de espanto, le arrebato la carta y leyó el contenido. Se quedó igual de ida que su esposo. A los dos el sonido de la puerta siendo golpeada los saco del trance en el que estaban.
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Detrás del barbijo [HP]
FanfictionLas paredes blancas de su cuarto y la mínima vista que tenía hacia la ventana, había sido todo lo que Ginger pudo ver a lo largo de sus 11 años. A veces bajaba al salón y otras a la biblioteca, pero de casa no salía, ni siquiera al patio a jugar con...