Capítulo 2

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Les problèmes viennent, la difficulté est montrée, les larmes tombent et les illusions sont brisées et le cœur se brise. (Los problemas vienen, se muestra la dificultad, las lágrimas caen y las ilusiones se rompen, y el corazon se rompe).

La vida no siempre es como nosotros queremos, todos quieren facilidad, que todo sea fácil, tranquilo y bonito. Pero la realidad es otra, y eso nos pega muy de frente en la adolescencia o en la adultez, y aún más difícil es para un niño que la realidad sea de una manera totalmente diferente a lo que se esperaba.

Ningún niño se espera que la vida sea tan difícil, cuando se la han pintado de rosa, nadie lo espera.

La realidad de la vida nos pega tan de golpe que algunos se quedan en un vacío inmenso durante años, no se encuentran y viven una vida aburrida, no se encuentran a sí mismos. Y es doloroso.

Los problemas llegan, la dificultad se muestra, las lágrimas caen y las ilusiones se rompen, y el corazón se rompe. Algunos van por la vida con una cara realmente triste e infeliz, muestran lo que viven hacia afuera, mientras que otros tienen una sonrisa en su rostro y sufren por dentro.

Ginger a lo largo de su vida vivirá muchas cosas, su condición es una de ellas, pero ella sabrá como esconder sus emociones y problemas, no tras un rostro triste o una sonrisa, ella los esconderá tras un barbijo.

La larga cabellera pellirroja de una niña se esparcía por toda la almohada, dicha niña se removía inquieta sobre una mullida cama y esto hizo que ella tirara el cable de la intravenosa y lo sacara de su brazo. El alarido de dolor se escuchó por toda la casa e hizo que sus padres se alarmaran. Los escalones de una escalera crujieron bajo los pasos apurados se dos personas, y una puerta fue azotada, la niña pelirroja miraba asustada como de su brazo salía sangre a borbotones.

El hombre de cabellos azabaches y ojos azules se apresuró y tomo una gasa que estaba sobre la mesita de luz y la puso sobre la herida de su hija. El suspiro de alivio que salió de los labios de la pareja fue el signo de relajación de ambos, su hija ya había hecho eso muchísimas veces, estaban acostumbrados, pero les seguía causando la misma impresión que la primera vez.

-Ginger – dijo en un suspiro el señor Vitrovit - ¿Cuántas veces vas haciendo esto? – era una pregunta retórica, pero Ginger respondió.

-368 veces – el señor Vitrovit extrañado miro a los ojos a su hija, su hija le sonrió – no tenía que responder ¿cierto? – el señor Vitrovit asintió con una mueca divertida.

-Las he contado, dato extra – dijo Ginger mirando la gasa en su brazo, estaba repleta de sangre.

-Emmy, pásame gasas limpias, el antiséptico, algodón y una venda – la señora Vitrovit respondió al pedido de su marido.

-Ya van 368 veces que haces esto, vas a terminar sin vena para fin de año y no vas a querer que te ponga la intravenosa en la vena de tu muñeca, porque ya estamos usando tu brazo derecho de repuesto cada vez que haces esto – le replico el señor Vitrovit a su hija, que avergonzada miraba por la ventana de su habitación.

-No tengo la culpa de moverme mucho antes de despertarme – le dijo la pelirroja a su padre.

-Lo sé, dame tu otro brazo así te pongo la intravenosa – dijo terminando de anudar la venda alrededor de la herida de Ginger, la pelirroja mientras tanto le hizo caso y se sentó en el borde de la cama y le extendió el brazo derecho.

El señor Vitrovit recogió el tubito que le administraba a su hija los nutrientes necesarios para su organismo y los medicamentos, saco la aguja que estaba llena de sangre y la reemplazo por una nueva. Cuando la intravenosa nueva estuvo en el brazo derecho de Ginger esta se puso sus pantuflas y bajo de la cama, agarro el Tripie (donde se cuelga normalmente el suero), su padre agarro el tubo de oxigeno que estaba en una mochilita con ruedas y siguió a su madre.

Pero Ginger se quedó a medio camino, justo en el marco de la puerta, miles de imágenes pasaron rápidamente por su cabeza haciéndole recordar todo lo que paso en la mañana.

-¿Todo eso paso? – y su padre supo de que hablaba, había sido cuestión de tiempo para que recordara lo de esa mañana. 

-Sí, mi niña, todo eso paso – el señor Vitrovit ínsito a su hija para que siguiera caminando, pero Ginger no le hizo caso y miro a su padre.

-¿Soy bruja? – la pregunta salió con tanta tristeza que el señor Vitrovit deseo que esas personas nunca hubieran aparecido en sus vidas.

-Si amor, lo eres – Ginger bajo la cabeza – pero hay una parte buena en esto, los magos tal vez puedan arreglar tu condición y puede que seas una niña normal – la cabeza de Ginger se movió tan rápido hacia su padre que este retrocedió un paso.

-¿De verdad? -  la pregunta fue con tanta emoción que el señor Vitrovit se arrepintió de haberle dicho eso.

-Puede que, si funcione como que no, pero ellos intentaran encontrar una solución a tu problema. Es difícil, ya que no hay muchos casos como los tuyos, diría que ninguno, pero no es imposible ¿te mantendrás fuerte? – esa pregunta Ginger la había escuchado muchas veces durante sus 11 años de vida y ella siempre respondía fuerte y claro.

-Si –

...

Las cosas en Hogwarts se podrían decir que están más agitadas, durante las vacaciones no hay nadie por los pasillos, sin embargo, ahora podemos ver cada tanto correr de un lado a otro a profesores de dicha institución.

¿La razón?

Una niña y un niño.

La niña, Ginger Vitrovit, el niño, Harry Potter.

Ginger, tiene una enfermedad tanto mágica como muggle.

Harry, tiene problemas de salud y traumas por sus parientes muggles.

Ginger tiene su enfermedad desde los 3 años.

Harry tiene estos problemas desde que fue dejado en la casa de sus parientes.

Ambos, tienen algo le que les causa dolor y sufrimiento.

Y ambos, tal vez, sepan cómo resolver sus problemas, juntos.

Detrás del barbijo [HP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora