15. PELIRROJA.

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Danelia

Seguí mi trayecto, ignorando las personas que me hablaban, pasando de ellas mientras caminaba con más presión. Sentía la garganta seca, con un ardor atroz, como si me estuviesen asfixiando, o incluso como su estuviese bajo el mar. Sin poder respirar y con el agua salada adentrando a cada parte de mi sistema respiratorio.

"Solo dime...¿Qué escondes dentro Danelia?"

Aquellas palabras de Miranda adueñaron mi mente, recordando sus ojos confusos, cargados de tristeza y dolor.
Mi corazón se apretó, nunca había tratado a Miranda así como la trate minutos atrás.
Pero ella no entendía, ella no sabía que estaba pasando.
Y estaba mejor así, sin que nadie sepa la verdad que me carcome.

Recordé entonces a Liam. No sabía lo que realmente me pasaba con el, fue tan Diferente en un momento a otro. Simplemente no entendía lo que me estaba pasando.
Entonces, el verlo ahí, besándose con Lízbeth me provocó una ligera molestia, tan desastrosa y podría decirse enfermiza. Porque yo no estaba enamorada de Liam. Eso no estaba en mis planes ahora.

Porque habían peores cosas que me estaban atormentando, Niall Horan.
No, no quería decirles, no quería contarle a nadie que es lo que realmente me había pasado ese día. Sentía el frío y filoso metal en mi garganta, apretándome con calma la yugular. Como si Niall supiera lo que estoy haciendo, como si siguiera cada uno de mis pasos, uno a uno.
Mi espalda se tensó, con la respiración agitada, mirando atrás debes en cuando, los ojos desorbitados y la mano tensa tomando la cinta de la mochila.
Fue entonces que en ese preciso momento, donde mi mirada se engancho en la realidad, no pude evitar el choque de un cuerpo contra el mío. Mi espalda recibió un fuerte impacto, jadee de dolor, tomando aquella zona adolorida con mi mano.
Escuche un gemido suave, casi con dolor como el mío, mi mirada se alzó y lo primero que vi entonces fue una cabellera rojiza,espesa que cubría su rostro. Atuendos oscuros, que consistía en una camisa larga negra y unos jeans oscuros desgarrados sobre las rodillas, botines negros de piel.
Su muñeca llena de pulseras con colores oscuros, uñas cortas, pintadas de un color petróleo.
Trague duro, con el corazón acelerado. Un par de ojos azules cielos, grandes y delineados con un espeso negro que me hicieron reconocerla de inmediato.
Era Lottie Tomlinson. Si amabas tu vida, no debías meterte con ella.

Se incorporó, soltando un suspiro y tomando sus pertenencias del suelo. No quería moverme, tal vez ella me golpearía por haberla tirado al piso. Por mucho que no hubiese hecho intencional. Y eso me lleno de profundo pavor.
Hubo una vez que le saco los dientes a un chico por haberle hablado mal, fue un golpe certero, prácticamente lo dejo noqueado en el piso.
Dicen que ella fue entrenada por su hermano mayor, este especializado en el boxeo.
Pero hay demasiados murmullos sobre ella que ya no se sabe con exactitud cuál es la correcta.
Esperaba todo menos una mano tendida, una sonrisa suave que me congelo, si no conociera todo lo que ha hecho, diría que contenía un deje de inocencia casi perturbadora.
Con el corazón bombeando Fuerte, acepte su ayuda, sonriendo con nerviosismo.
Estaba segura que tenía que decir algo, una disculpa, darle algo para compensarlo y no me golpee. Muchas cosas tenía en mi mente que, el lidiar con algo así como una Matona no esta en mis planes.

-lo siento Lottie...estaba pérdida en mis pensamientos y no me fijé-murmuré tímida, ella sonrió más, soltando una risita suave.
-está bien, no es como si yo hubiese estado pendiente de todas maneras. Solo fue un accidente, tranquila-hablo, ajustando la cinta de su mochila. Solté un soplido, tranquilizándome un poco. Parecía ser buena chica, rápidamente un sentimiento de comodidad adueñó mi cuerpo. Asentí, sonriéndole de igual manera.
-me alegro...creí que me golpearías-murmuré, sonrojándome de paso, ella rió más fuerte, negando con su cabeza;como si le diese gracia que pensara de esa forma. Aunque yo en mi parte, podría decir que tenía derecho de pensar así cuando hubieron varios casos donde un chico caía sin dientes en los pasillos del instituto.
-Tranquila, no lo iba a hacer de todas maneras. Es más, me agradas-aclaró, me sorprendí al saber aquello.
Esto me estaba confundiendo de sobre manera, acomode el mechón de mi cabello, mirando a la chica.
-igual me agradas Lottie, sería bueno que seamos amigas-
Ella asintió, sin más me pidió mi número de celular, a lo que con mucho gusto entregue.
El timbre del instituto sonó y ambas nos despedimos. Ella no era lo que aparentaba y eso me agradaba.
Esperaba no hacerla enojar.

Miranda
Entre murmullos suaves y la voz monótona de la maestra, la clase empezó. Su gruesa voz pronunciando con un toque de gracia cada palabra. El español acariciando su paladar,tan complejo, que incluso me dio escalofríos.
Era un clase muy aburrida para mi gusto, mis ojos se habían empañado de lagrimas saladas, deslizándose sobre mis mejillas pálidas.
Entonces el timbre sonó, rápidamente los alumnos empezaron a cerrar sus libros y empezar a guardarlos dentro de su mochila; por lo que yo no tarde en hacer lo mismo. Saliendo apresurada después de meter mis cosas rápidamente.
Los alumnos estaban amontonados, hablando y caminando entre grupos, mientras las risas no hacían falta y los comentarios vulgares sobraban.
Mi mirada viajo entonces a la silueta de Liam y de Lízbeth, besándose perezosamente en una esquina. Liam tomando fuertemente la cintura de la chica y Lízbeth apretando el agarre de sus hombros para besarse con más profundidad. Hice una mueca de desagrado, pasando de ellos. Con la mente cargada de Danelia, preguntándome en donde estaba, o si se encontraba bien.
No fue hasta que la mencionada, salió del salón de química, con su celular en mano y con la mochila en su otro hombro. Me detuve frente a ella, observando cómo está se sorprendía al ver mi presencia. Yo apreté los labios, encarándola, pidiendo en silencio que me dijera que es lo que pasaba, ¿a qué o a quien le tenía miedo?.
Se quedo frente a mi, ambas siendo levemente golpeadas por la multitud que pasaba.
Estaba frustrada, dolida, preocupada. Me sentía tan mal por no saber qué es lo que le pasó a danelia y tonta, por no saber cómo ayudarla.
No fue hasta que ella rompió nuestro contacto visual, intentado huir, sus pasos empezaban a ser rápidos. Pero entonces la frene, tomando su muñeca. Con el corazón hundiéndose ante lo que estaba pasando.

-¿qué mierda te ocurre danelia?-

-suéltame-no, no lo haré hasta que me digas-.

Ella soltó un suspiro largo, me miró sin ninguna expresión en su rostro, fruncir el entretejo, enfurecida. Cansándome de todo ese juego absurdo de adivinar que le pasaba a Danelia, apreté los labios en una fina línea y asentí derrotada y profundamente lastimada. Soltando su mano de golpe.

-Esta bien, Danelia, tú ganas. Si querías que me alejara de ti, tan solo me hubieses advertido antes de haber perdido mi tiempo contigo.-

Silencio. Suspiré y con decepción y con las lágrimas a punto de brotar, me aleje a paso veloz de la situación. Abrí paso entre la gente, con un dolor de cabeza palpitante y con la mente hecha un lío. Saliendo de la universidad,observe la pulsera de amistad, haciendo que mi corazón se retorciera de agonía. Me la quite con fuerza de mi muñeca, lanzándola en un punto ciego, no observe donde callo. Seguí trotando, cruzando la calle con la mente hecha un lío. Atrapada en mi mente y en lo que puede pasar de ahora y en adelante con nuestra amistad de años. Desmoronándose rápidamente igual que pilas de domino. Y eso me dolía.
Entonces cuando menos me lo imagine, el sonido sordo del claxon me corto del ensueño que tenía, observando cómo se aproximaba a toda velocidad. Mi corazón martilleaba con fuerza, y solo espere para un impacto. Uno que fue más ligero y menos doloroso. Mi cuerpo callo sobre un acolchonado pasto de la baldosa. Mis ojos se abrieron, conectándose con unos ojos azules que tanto conocía. Unos ojos que tenían un deje de preocupación y molestia que me hacía emocionarme. Preocupándome por mis cambios drásticos de emociones.
Entonces fue cuando supe que realmente no estaba del todo sola.

-¡MALDICION MIRANDA!, ¡¿PORQUE NO TE FIJAS?!, ¡me volvería loco si algo te pasara!, ¿Qué no entiendes?-

Mi corazón se lleno de calidez, sonriendo con las mejillas ya mojadas por las recientes lágrimas que delineaban mis pómulos. Lo abrase aún sobre el pasto, por lo que el tubo que apoyase para recubrir mi abrazo con sorpresa. Respiré hondo con la sonrisa grande y alegre.

-Hagamos un trato Luke, no te dejaré si tú no le alejas de mi lado.-

continuara......

ASESINO. Luke Hemmings  //EN EDICIÓN//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora