Capítulo 26

14 1 0
                                    

CAPITULO XXVI

POV PETER

Estoy en un sueño y no quiero que acabe jamás, Sam, la insoportable chica de ojos color miel me está besando. Sus labios son demasiado suaves, es mejor de lo que me esperaba, la tomo de la cintura y la atraigo todavía más cerca de mí, ella coloca sus manos en mi pecho, sé que acabara pronto, se alejara de mi como siempre, pero esto vale tanto la pena, ella separa nuestros labios, pero no se va de mis brazos, veo como con una sonrisa se forma en su cara y niega con la cabeza, pero antes de que pueda preguntar qué es lo que pasa, vuelve a besarme. Pasa sus manos por detrás de mí cuello y toma un poco de cabello en su puño, esto sabe tan bien, pero necesito parar algo que podría ser muy apresurado, poco a poco separo nuestros cuerpos, pero ella se aferra más a mí, esto es increíble.

-¿Qué no vas a contestar?- pregunta con el ceño fruncido, la miro con cara de confusión y ella guía su mirada a mis pantalones, donde la pantalla de mi celular está encendida.

-¿Hola?- respondo al ver un número desconocido en la pantalla.

-Es genial escuchar tu voz y no la de tu tonto amigo- la risa que escucho al otro lado de la línea hace que me quede helado- ¿me extrañaste?

-¿Qué...que...- Maldición Peter, concéntrate – que es lo que quieres Daniela? – ignoro la mirada extraña que me da Sam, y salgo de la habitación, siento que me quedo sin aire con cada segundo que pasa.

-Nada, cariño. Solo te extrañaba demasiado y volví por ti – puedo imaginar su perfecta risa de bruja cuando dice esto – ¿qué te parece si nos vemos mañana?

-No quiero nada que tenga que ver contigo, no sé a qué volviste, pero déjame en paz.

-Estas muy a la defensiva, unas horas en mi cama y estoy segura que pensaras lo contrario – el solo imaginármelo me da calor, porque a pesar de todo debo admitir que es una de las mejores con las que estuve – además, tu noviecita no tiene por qué enterarse.

La sola mención de Sam, es como una cubetada de agua fría sobre mi cuerpo, mis hormonas se apagan al instante, y recuerdo que la chica con la que estoy hablando en este momento es el diablo en persona.

-De verdad, Daniela, ¿Qué es lo que quieres de mí? – pregunto cansado

-Nos vemos mañana a las 3 pm en el café de siempre, ya sabes, a ese que me llevabas – escucho un poco de enfado en su voz- hasta entonces cariño.

Y así, sin más cuelga su llamada, llevo las manos a la cabeza, de pronto me siento muy cansado, tengo que saber que se trae entre manos Daniela, sé que no es nada bueno, pero porque esperar tanto para reaparecer en mi vida, ahora que estaba pareciendo tan sencillo, tan bueno. Escucho un ruido arriba y recuerdo que ahí está la causa de que mi pequeña felicidad, empiezo a subir las escaleras cuando me encuentro a Sam a punto de bajar.

-¿Qué pasa?- pregunto al ver que tiene puesta su ropa de nuevo y no la camiseta con la que dormiría, mí camisa.

-Ya me siento mejor como para conducir y la verdad es que no es tan tarde como me imaginaba, creo que lo mejor es marcharme a casa –veo como todos los muros de esta chica se van levantando de nuevo, y me siento confundido – Carlos llegara en cualquier momento, estaba por aquí cerca al parecer – una sonrisa de boca cerrada aparece en su rosto, y mi corazón se contrae, es la Sam de siempre, me siento un poco decepcionado.

Veo como se acerca a la puerta, se está alejando de nuevo y no sé qué hacer para que sepa que no tiene nada que temer conmigo. Alcanzo a tomar su mano antes de que llegue por completo a la salida, estoy a punto de hablar cuando un claxon se escucha, la chica insoportable se suelta de mi agarre y se marcha, dejándome con mil dudas en la cabeza.

POV SAMANTA

-Gracias por traerme, inútil –le digo a Carlos mientras le doy un puño en el hombro

-Yo debería agradecerte por salvarme el trasero, como siempre –me mira y después mira sus manos –Sam, debo contarte algo, yo tengo algunas deudas.

-Lo sé, por eso estamos en esto, para poder ayudarte a que salgas de esta, como lo haces desde que éramos niños, sé que es muy difícil, pero veras que podrás superarlo –le dedico mi mejor sonrisa y veo como es exhala fuerte, sé que le he quitado un peso de encima, se justo lo que tengo que decir para que no se sienta mal consigo mismo, y ahora tengo que dormir, así que lárgate –levanto mi dedo corazón mientras camino a casa y escucho su carcajada fuerte antes de que se marche.

Polos Opuestos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora