Capítulo 22

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CAPITULO XXII

POV SAMANTHA

La tarde pasa tranquila, Peter y su amiga Beatriz, que es mucho más simpática de lo que me imaginaba, hacen la mayor parte del trabajo mientras yo me hundo en la miseria y la tristeza recordando al testarudo que alguna vez fue mi gran amigo, recordarlo aun duele demasiado, pensar en todas esas cosas que aún le faltaban por hacer, todas las tonterías que debía evitar que realizara, aún tenía que enseñarme demasiadas cosas, es muy injusto. Emma jamás me lo dice, pero sé que esa noche debía ser yo y no él.

-¿Estas escuchando Sam? - dice Beatriz moviendo una mano frente a mi rostro.

-Yo...-suspiro- De verdad lo siento, no estoy muy bien hoy, ¿les molestaría si me marcho?

-¿quieres irte? -comenta Peter, y por el tono de su voz sé que está decepcionado. Veo como algo se enciende en sus ojos y una sonrisa torcida se forma en sus labios, esos que estuve a punto de tocar, instintivamente llevo los dedos a mis labios e imagino como se sentirá que alguien te bese de nuevo, ha pasado tanto desde que no sentía algo parecido al deseo y la necesidad de que alguien más te toque.

-sea lo que sea que esté pensando esa mente retorcida tuya es un no- digo señalándolo con mi dedo índice

-¿no te sientes bien verdad?- esa maldita sonrisa de nuevo

-no- respondo con algo de duda.

-entonces no puede irte en esa cosa del demonio, y sé que a Beatriz no le molestara dejarte dormir en su casa esta noche para que te sientas mejor por la mañana y puedas ir recuperada a la escuela –dice Peter viéndome con la esperanza de que acepte y me quede un poco más.

Abro la boca para protestar pero la chica de los anteojos se me adelanta murmurando algo de que jamás ha tenido una noche de chicas y eso me parte el corazón, no me matara pasar un tiempo con una chica como Beatriz, si tal vez arruine un poco mi reputación, pero al carajo, como si eso me importara un poco.

-Está bien – digo soltando un suspiro- pero igual necesito ropa para dormir y no creo que la de tu novia me quede –le digo a Peter levantando la ceja.

-Que no es mi novia –dice un muy frustrado idiota – pero creo que tengo un par de camisas que puedes usar para dormir.

-Genial, mi sueño siempre fue dormir con una de tus camisas, idiota.

-Ustedes son adorables –interrumpe Beatriz con una sonrisa de oreja a oreja- pero creo que debo ir a casa a ordenar un poco antes de que vengas, si no te importa quedarte con este tonto te lo agradecería bastante.

Asiento con la cabeza, observo como se pone de pie y se marcha a toda velocidad. Al inicio parecía incomoda con mi compañía pero poco a poco fue perdiendo la timidez y pude notar que es una chica muy simpática de buen corazón, me siento un poco identificada con ella, las dos ocultando nuestra verdadera personalidad, un pasado doloroso, pocos amigos y una muralla rodeando su corazón. Me mata la curiosidad por saber qué es lo que le paso para convertirse en lo que hoy es, pero sé que debe ser algo muy personal. Observo como la puerta se cierra detrás de ella y me recuerdo que la mamá de Peter no está, por lo que no hay nadie en casa, comienzo a ponerme un poco nerviosa y me maldigo por ello, no estoy con un desconocido, si no con un idiota que ya es muy familiar para mí.

-¿quieres algo de comer? –dice Peter interrumpiendo mis pensamientos. Asiento y me ofrece una mano para ponerme de pie, la acepto y me guía a una pequeña cocina.

-¿sabes cocinar? –digo para acabar con el silencio incómodo. El me mira y me da una de las sonrisas de suficiencia, se gira y empieza a poner una serie de ingrediente en un sartén – supongo que eso es un sí.

Me quedo viendo como los músculos de su espalda se tensan y se relajan al moverse de un lado a otro por la cocina, se ve tan concentrado en su tarea que me permito observarlo detalladamente, definitivamente Peter jamás deja de sorprenderme de ser el chico mujeriego y patán se convirtió en el amable y divertido que tengo enfrente. Sonrió al recordar el casi beso de esta tarde pero al instante esa sonrisa se esfuma al pensar que tal vez solo está siendo amable conmigo porque quiere llevarme a la cama después de todo eso es lo que hacen los patanes como él.

-En que piensa esa cabeza tan loca – dice Peter poniéndome el dedo índice justo en medio de mis ojos.

-Solo en tonterías – muevo mi mano en el aire para restarle importancia y alejo los pensamientos tan negativos – mejor dime que no moriré al probar lo que está en ese plato y que seguiré conservando mis papilas gustativas.

-Eso lo sabremos después de que lo comas – él levanta una ceja en forma de reto – después de todo la vida es un riesgo Sam.

Suelto una carcajada y empiezo a comer la pasta que está en mi plato, cierro los ojos al probar y noto que tiene mejor sabor del que esperaba. Peter me observa detalladamente mientras termino mi comida y yo solo me limito a observar el cuadro que esta al fondo de la cocina, es uno de esas ridículas pinturas de frutas que todas las mujeres tienen, jamás he comprendido porque pero les fascina. Empiezo a sentirme incomoda al tener tanto tiempo la mirada fija en mí, no estoy acostumbrada a que las personas lo hagan así que me encojo un par de veces y me remuevo en mi lugar. Este será un día muy largo.




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