Bella estaba en su habitación, frente al espejo de cuerpo completo, su mano acariciaba su vientre inconscientemente, Alice le había puesto un vestido color hueso que se ajustaba perfectamente a las curvas de su cuerpo, mostraba sus pantorrillas, su cabello caía en ligeras ondas sobre su espalda, su maquillaje era ligero pero la hacía ver muy diferente. Si no fuera que la imagen en el espejo acariciaba su vientre igual que ella, juraría que estaba viendo a otra mujer, una más hermosa.
-¡Wow!, estas... preciosa- dijo Emmett entrando a la habitación
Bella solo suspiró.
-¿Estás lista?- preguntó poniendo sus enormes manos sobre los hombros de su hermana.
Bella lo miró a través del espejo, forzó una sonrisa, que salió como una mueca, asintió
-Lo haré por ti- dijo Bella, mirando su vientre, suspiró de nuevo y se giró hacia su hermano.
-Vamos- dijo y ambos se dirigieron, hacia la nueva vida de Bella.
Edward estaba en su habitación recostado en el sillón mirando el techo, llevaba un pantalón de vestir negro y una camisa verde que resaltaba el color de sus ojos, los tres primeros botones estaban desabotonados y su cabello cobrizo, como siempre despeinado. Aun con esa expresión de melancolía, se veía hermoso.
El joven recordaba los momentos de diversión que había tenido antes que todo eso pasará, las fiestas, el instituto, las pocas responsabilidades, las mujeres, sobre todo las mujeres. Todos esos pensamientos eran para evitar pensar que su vida estaba a punto de transformarse, no soportaba pensar que tendría que ver a Bella todos los días y que su vida sería muy aburrida, no más fiestas, su padre le dijo que se tendría que comportar como un verdadero padre y esposo, trabajaría y él se encargaría de lo que Bella y el bebé necesitaran. Para Edward no era problema encargarse de lo necesario para su hijo, pero no entendía porque también encargarse de Bella.
"Ella será tu esposa y como tal debes respetarla, nada de mujeres" fue lo que Carlisle le dijo y fue lo que más le aterró, a partir de esa tarde él viviría en abstinencia, porque no estaba dispuesto a cumplir como esposo de esa manera, le causaba escalofríos pensar en volver a acostarse con ella. Todavía no podía creer que la hubiera deseado el día de la fiesta, porque aunque él no lo quisiera admitir, la deseó desde que la vio salir del baño acompañada por Alice, Bella se veía hermosa y cuando la vio bailar, no pudo resistir no estar cerca de ella, pero eso él jamás lo confesaría.
Jasper estaba recargado en una de las paredes, observándolo, sabía que su amigo y jefe pasaba por un momento que la mayoría de los hombres pasan en un momento como ese, pero que para Edward era más difícil.
-Es la mejor decisión que has podido tomar- dijo Jasper
-¿Y por qué me siento como si estuviera a punto de entrar a la cárcel?- dijo Edward sin despegar la mirada del techo
Jasper se encogió de hombros –Creo que la mayoría de los hombres que están a punto de casarse pasan por ese sentimiento.
-Sí, pero por lo menos ello tienen el consuelo de que estarán con la mujer que aman, en cambio yo...- negó con la cabeza
-¡Vamos hombre!, tendrás un hijo y si te dieras la oportunidad de conocer a Bella, veras lo maravillosa que es- dijo Jasper acercándose a su deprimido amigo
-Eso no pasará, ella solo es... una cuna- dijo Edward con frialdad
-¡No vuelvas a decir eso!- gritó Alice entrando a la habitación. Edward la miró con los ojos muy abiertos, ella lo fulminaba con la mirada amenazandolo con el puño, Jasper alcanzó a detenerla. –ERES UN IDIOTA EDWARD CULLEN- dijo saliendo de la habitación azotando la puerta a su espalda.
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Obligados
RomanceEdward y Bella se ignoran en la escuela y prácticamente se detestan, sin embargo, un error cometido por una borrachera, cambia sus vidas... obligándolos a permanecer juntos...