Koi

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Welcome to the panic room — se escuchaba el murmullo de la chica cantando mientras recogía las mesas — where all your darkest fears are gonna come for you — estaba tan entretenida que la campana de la entrada fue ignorada por ella. La mano que quitó su audífono derecho la asustó.
—Deberías poner más atención, puede que te asalten — al ver el rostro conocido de aquel chico se calmó.
—Bueno, no lo haré más — fue atrás de la barra —, ¿qué te sirvo? — Luffy se acercó a ella y miró el menú que estaba colgado encima de la chica.
—Bueno... Un café, por favor — la chica se movió al estante donde tenía el café.
—Ayer me quedé cuando llegué a casa después de ser golpeado, ¿no?
—Ah sí.
—Bueno después de ese día fui con aquel chico — rió avergonzado.
—Ooooh, veo que pasó algo interesante por esa sonrisita — volteó a verlo, tenía sus manos en su cara, tapando posiblemente un sonrojo.
—Claro que sí — su voz se escuchó lejana pero la felicidad en ella era evidente.

✿✿✿✿✿✿

Caminó lentamente hasta la escuela vecina, llevaba varias curitas en la cara y uno que otro moretón en esa zona y brazos.
Se acostó en el pasto al lado de aquel árbol de siempre y cerró los ojos, su cara se volvieron roja de un momento a otro.

"¿Maldición, ahora qué le diré?, ¿cómo le diré que lo invito a salir a tomar algo?"

Sintió pánico, algo que él jamás había sentido en su vida, un cosquilleo que le subía por el estómago al pecho. Sabía que algo pasaba en él que nunca le había pasado con nadie y estaba asustado, siempre asustado de lo que le pudiera provocar aquel chico.
"Sanji", repitió aquel nombre toda la tarde de ayer y toda la mañana de ese mismo día. Le era bonito, le era fascinante a tal punto de querer perderse en ese nombre, en esos ojos, en la pequeña risa del chico. ¡Maldición! Tenía ataques de emoción cada que lo recordaba, se retorcía de felicidad, se reía a veces y otras sólo hacía movimiento bruscos que llamaban mucho la atención.
Escuchó la campana de salida y se sentó rápidamente, tomó su mochila y se levantó. Los chicos empezaron a salir rápidamente, ya quería ver ese amarillo resaltar entre los chicos.
"Ahí está", se acercó corriendo y se miraron, Luffy le sonrió enorme, una sonrisa que no sabía que tenía y Sanji le sonrió como a todo mundo le sonríe, sólo una mueca simulando felicidad.
—Pensé que no volverías.
—Tenía qué agradecerte... Es que —oh, se había puesto nervioso, ni si quiera había planeado cómo invitarlo a salir —... Verás, yo planeaba... Amm.
—Ajá — escuchó risillas de parte de sus amigos, volteó a verlos con ganas de golpear a Ace.
—Quiero invitarte algo por lo de ayer... ¿Puedo? — Luffy se veía distinto, siempre se veía sociable, feliz, fuerte pero ahora se veía débil, tímido...
—Oh, eso — se puso incómodo.
—Bueno Sanji, nos vemos mañana — la chica se fue con el otro y los dejaron solos.
—Bueno... Vamos — Luffy se puso feliz y lo dirigió a otro lugar, a uno donde el rubio no había pisado.

El sonido del viento traspasando sus poros, el viento atravesando los arbustos de la casas, el sonido de una bici alejarse y uno que otro ladrido de un perro haciendo guardia. Las casas eran bonitas, altas blancas, llenas de verde y colores y gatos arrabaleros pasando por la calle.
—¿A dónde vamos?
—Vamos a un pequeño restaurante, es muy bueno, tiene un ambiente a costa.
—No sabía que había uno por aquí.
—¿Al menos sabías de la existencia de esta calle?
—Jaque mate — rieron.
—¿Por qué tú y tus amigos no van más allá de su escuela?
—Por nuestros padres, además preferimos vivir.
—Me ofendes.

Llegaron al pequeño local, Sanji se quedó asombrado al ver lo bonito que era por fuera, tenía la forma de una casa de cabaña, con palmeras afuera, la estructura hecha de madera, dos mesas afuera con manteles blancos, dos lámparas colgando en cada lado y los vidrios relucientes.
—Bueno, espero al menos te parezca aceptable.
—¿Bromeas verdad? — alzó su ceja visible — no porque sea de dinero me ofenderé con cualquier cosa que no esté a mi "nivel" — el chico bajito sintió un golpe en su pecho, aquel chico era mejor de lo que se había esperado.
—Bueno, vamos, por dentro es mejor. — Sanji le siguió, la campana le llamó la atención. Visualizó el área, paredes color azul pastel, un cuadro de un viejo pescador al lado de una palmera con gaviotas, el cuadro del mar en el atardecer y esa pintura que le estremeció. Se acercó a él, le iba a tomar una foto porque quería conservar esa imagen.
—¿Te gustan esos peces?
—Los koi son muy elegantes — un cuadro de varios peces koi que se asomaban por la fina capa de agua que los separaba del aire. Luffy lo dejó contemplar el cuadro de un autor sin nombre y se dirigió a la barra.
—Beckman, ¿qué tal?
—¿Amigo tuyo? — río travieso.
—Bueno, digamos que me salvó de una pelea.
—Por tu cara lo creo — rieron — ¿qué les sirvo? — Sanji llegó justo a tiempo para ver el menú colgante.
—No sé... Todo se ve bien — Sanji estaba perdido.
—Agua mineral con limón y fresa y un plato de pasta.
—Bueno... Entonces un agua mineral de limón, kiwi y menta...
—Pide la pasta, ¡es realmente increíble! — le interrumpió Luffy, el chico miró su cara, sus ojos iluminados por una luz que no parecía provenir de ningún lado.
—Entonces será pasta — suspiró.

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