Agua mineral

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—Te invito a una feria que habrá en la noche.
—¿Ya pediste permiso?
—¿Cuántos años crees que tengo?
—No lo sé — pensó —... ¿16?
—Me alagas, pero ya tengo 18 y por cierto... ¿cuántos tienes tú?,  nunca me has dicho.
—28 — la chica se ahogó con su saliva, se llevaban por 10 años, estaba avergonzada — entonces... Te veo en la feria.
—¿No me vas a contar más de Sanji? — se detuvo a pensar un poco en lo que la chica miraba atentamente su rostro.
—Hoy... Quiero descansar de él — salió triste por la puerta y se perdió en el atardecer. Ain pensó que había sido una mala mañana para él y se sintió triste por su día.

Los fuegos artificiales explotaban en lo alto del cielo nocturno haciendo compañía a las pocas estrellas. Las personas paseaban de un lado a otro con una sonrisa en sus caras, con los ojitos llenos de brillo y pláticas en el aire sobre su felicidad. El ambiente traía el aroma de la comida apenas echa y el ligero olor a cítricos de los árboles que se encontraban al rededor. La chica de ojos sangre mordió su banderilla y sintió tenerlo todo en ese lugar, miró a su acompañante y sonrió con ternura al verlo con migajas de manzana, él también la miró y de igual manera le sonrió, sintió ser su cómplice y sintió ardor en sus mejillas. ¿Por qué se ponía nervioso?
—Hace mucho no venía a la feria sin que doliera — comentó mientras caminaban por los juegos, por los niños que los empujaban para encontarse con nuevo entretenimiento.
—¿Por qué dolía?
—Encontré a Sanji con una chica... No pude volver a ver una feria divertida... Hasta hoy, claro — Ain rió, se sintió con confianza y recordó su frente en el hombro de Luffy.
—Dices que quieres descansar de él y es lo primero que se te viene a la mente.
—Creo que no se puede evitar — volvieron a sonreír. Ain buscó un nuevo lugar para comprar más comida.
—Oh, mira Luffy — llamó su atención poniendo su mano en la barbilla del chico — ese chico fue hace unos días al restaurante, es realmente guapo — el chico volteó. Estaba muerto, con su piel pálida y su respiración cortada, estaba casi seguro de que ya no sentía su corazón latir —, ¿qué pasa?
—Sanji... — habló en un susurro. Se acercó lento a él, cabello sedoso, arrugitas al rededor de los ojos, mar en ellos y su piel pálida, ¿es que los años no pasaban tanto por él?
Sus pasos se detuvieron al ver a una niña con sus ojos con cabellos verdes llegando a su hombro que le abrazaba una pierna y le sonreía.

"Sólo contigo, sólo contigo quiero hijos"

Hizo un gesto de dolor.

"Apuesto a que tendría mis ojos y tendría tu personalidad"

El viento soplaba tan suave que no le llegaba a los pulmones, tal vez se desmayaría ahí.

"Tengamos 3, dos niñas...

Otra pequeña con una cabello corto y amarillo se acercó a él con una flor en sus manos.

... Y un niño".

La chica que había visto en la preparatoria de Sanji y en el restaurante estaba ahí, cargando un bebé en brazos con ojos hermosos y grandes mirando las luces del cielo.

Tragó grueso la poca saliva que tenía y suspiró.

—Sanji — decir su nombre tan alto le causó escalofríos —, cuánto tiempo. El mencionado lo miró extrañado, tal vez pensaba que estaba viendo un fantasma de lo pálido que se encontraba.
—Luffy... — el chico bajito miró al acompañante de Sanji, la mujer de cabellos verdes, Monet, como el pintor.
—¿Quién es él papi? — escuchó de la menor de las niñas.
—Ven, papi tiene algo qué arreglar — su esposa tomó a las dos niñas y las dejó fuera de esa conversación, a Ain le hubiera gustado saber qué hacer también.

Se alejaron a un lugar más tranquilo, sin estar tan lejos de la feria.

—¿Cómo se llaman?
—Humm... La grande se llama Odeth, la pequeña Alicia y el bebé Varian.
—Felicidades, cumpliste tu sueño — en su voz había un poco de enfado, tal vez le reclamaba. Sanji le miró triste y con vergüenza.
—Lo siento... Pero no sabía si esperarte.
—¡Yo tampoco lo sabía y te esperé! — sus manos se estamparon rápido a su rostro, estaba a punto de llorar.
—Lo siento.
—Yo también lo siento — dejó que viera su rostro lloroso —, estoy siendo inmaduro — se quedaron callados por un tiempo, mirando el cielo y parecía el cielo de hace años, de cuando Sanji y él se habían besado con el olor a cigarro.
—Extraño el agua mineral que solíamos beber juntos después de la escuela — Luffy sonrió.
—Es verdad, no he vuelto a tomar agua mineral con otra persona... Era nuestro ritual.
—Sí que sí, tampoco lo he vuelto a hacer — por un momento sintió un sol en su pecho.
—Volvamos a hacerlo algún día — le miró a los ojos por primera vez en tantos, tantos años — y hablemos de cómo nos rompimos el corazón — los dos sonrieron, Luffy pensaba que aún había un secreto entre sus ojos que sólo las sonrisas podían descifrar.
—Algún día.

—Luffy, ¿te sientes bien?
—Mejor que nunca — el chico caminó alegre hacia ella y la abrazó —. Lo siento, lo necesito — no respondió y dejó que la empapara de su aroma —... "El agua mineral me recuerda a ti... Simple y burbujeante, ¿no te hace sentir explotar?" — el chico rió aún abrazandola —, Sanji me gustaba mucho por las cosas tan descabelladas que decía, sus comparaciones nunca tuvieron sentido para mí pero con ver sus ojos llenos de un brillos que seguro imaginé, me hacía sentir explotar — la chica lloraba, de pronto sentía su corazón pequeñito y aplastado por el nombre de Sanji —. Mañana me voy.

Ain estaba como siempre a primera hora, limpiando el restaurante para recibir a alguien hambriento, pero no esperaba eso, sólo esperaba al chico eternamente enamorado de un amor imposible y a su punto de vista muy enfermizo.

Mañana
Tarde
Noche

El chico jamás volvió a entrar, sus pisadas jamás volvieron al lugar y la sonrisa dejó de escucharse en el lugar.

¿Por qué sentía que se iba  morir?


   

Water feverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora