Tormenta estelar y polvo galáctico

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—Antes de que me cuentes el día siguiente de tu vida... ¿Podría yo preguntarte?
—Humm... Bueno, tienes razón — se acomodó en la silla del restaurante donde sólo habían 3 personas dispersas por el lugar —,  ¿qué quieres saber?
—¿Cómo supo Sanji que igualmente le gustabas? — Luffy se quitó los lentes de sol y los puso a un lado de las manos de la joven.
—Oh... Bueno — se puso nervioso —, no sé.
—¿Nunca te dijo?
—Ni una sola vez — tomó de su jugo.
—¿Entonces cómo te imaginas que pasó? — Luffy rió suavemente mientras bebía.
—Sanji siempre demostró con tanta insistencia que sus gustos eran las mujeres... Una vez quise alejarme de él por eso pero no lo hice porque no quería ser como Zoro, pero realmente pesaba el hecho de haberme enamorado de alguien tan heterosexual hasta un día en el techo de mi casa. Creo que ahí fue cuando robé su corazón.

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—Enséñame a fumar — el chico le arrebató el cigarro de la boca al contrario.
—¡¿Estás loco?! — le quitó rápidamente el cigarro —, te hace daño — y lo volvió a meter a su boca.
—No tienes el derecho de decir eso, Sanji tonto — le dió un pequeño golpe en el hombro —. Enséñame.
—Que quede claro que tú lo quisiste — le dió su cigarro. "Otro de miles de besos indirectos", no pudo evitar pensar en eso cuando metió a su boca el cigarro — ahora inhala levemente por 3 segundos — el chico hizo lo que pudo pero igual terminó tociendo y con la risa de su amigo de fondo.
—Que asco — le devolución la nicotina a su dueño.
—Pero tú quisiste probarlo — rió un poco más, apagó su cigarro y miró a su amigo bajo la luz de las estrellas y una pequeña luz de farolas lejanas.
Luffy volvió a admirar aquellos ojos tan brillantes.
—Tienes mar en los ojos — comentó haciendo que el otro sonriera — ¿puedo ver el otro? — el chico se puso muy rojo, llegando a iluminarse un poco el rostro.
—Yo... No... — Luffy le sonrió y se acercó al chico, lo tomó de los hombros y le sonrió con confianza.
—Prometo no burlarme — Sanji suspiró.
—Hazlo rápido — el contrario no pudo evitar sonreír más así que sin perder tiempo pasó su mano derecha por el cabello que cubría el otro ojo, con cautela lo fue apartando, estaba disfrutando ese contacto tan cercano con ese chico, con esa piel, con ese sedoso cabello. Al ver el rostro descubierto sus ojos brillaron, las estrellas cayeron en sus pupilas. Las espirales de aquel rostro le parecían hermosas.
—Te ves bien — mantuvo aquel cabello alejado del ojo del rubio y sus ojos fueron a parar a los labios de Sanji, sintió la necesidad de besarlos, pero se sentía sucio; le hubiera gustado que su primer beso hubiera sido él. Miró a los ojos a Sanji y este no se movía, sólo contemplaba los movimientos del otro. Luffy sintió el peso de su amor y lo descargó lentamente en los labios del otro. Un beso de niños, donde se rozan, donde el movimiento pareciese un ridículo acto. Sanji jamás cerró los ojos y sólo así pudo contemplar los finos gestos de Luffy y oler algo más que a nicotina.

El olor de Luffy era el mar.

El menor se separó lento de su acompañante, como si al hacer eso el otro no se diera cuenta de lo que acababa de hacer. De los ojos de los dos saltaban chispas.

—Luffy... — el aire no le llegaba a los pulmones.
—Me gustas — sintió de nuevo ese sentimiento de presión en el pecho.
—Yo — el chico no dejaba de ver el rostro del otro, simplemente ya no podían no dejar de verlo — no sé... Siempre me han gustado las chicas.
—Lo sé — dejó de mirar aquellos ojos azules.
—¿Entonces por qué?
—Por amor... De eso se trata, de mostrarle a la otra persona cuan especial es, quería sólo...  — se negó levemente — Sólo quería decirte lo especial que eres para mí — para ese punto el azabache quería llorar, tenía miedo que con sus palabras alejara al chico.
—No sé.
—¿Y si te hago saber?
—¿Cómo? — Sanji estaba confundido y asustado, asustado de lo que pudiera pasar después de ese cómo.
—Si te beso y te gusta... Intentemoslo — el mayor miró el cielo, noche de tormenta estelar y polvo galáctico callendo en sus ojos.
—Hazlo — su corazón palpitó tan fuerte que creyó que iba a morir —, besame — sonó a una suplica dolida con destellos de ansiedad pero aún en ese tono Luffy se sentía dichoso.
—No me golpees — Sanji bajó la mirada y le sonrió, diciéndole con eso que nunca lo iba a hacer. Luffy obedeció, se acercó aún más al cuerpo delgado de Sanji, lo tomó del rostro y lo besó y está vez los dos cerraron los ojos llenándose del aroma del otro.

Era una noche de tormenta estelar y estrellas fugaces en su corazón.

Water feverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora