La luz del televisor encendido era lo único que llegaba a iluminar su pálido rostro, mismo que poseía una expresión completamente seria, donde sus ojos, casi estáticos miraban con fijeza la pantalla, y sus labios permanecían en línea recta, sin moverse. A sus veintidós años, lo único importante para él, era salir a las calles de la pequeña ciudad en Francia a causar disturbios.
Su padre, un hombre humilde que fue criado únicamente por su madre debido a que su progenitor nunca supo de su existencia; siempre le dió lo mejor. Hasta que murió de un ataque al corazón. Ahora estaba solo en ese mundo lleno de hipocresía y maldad. Pero él formaba parte de esa oscuridad que se reflejaba todas noches en las peligrosas calles de su barrio, él era un chico sin alma, o al menos eso era lo que se rumoreaba.
Su abuela decía que le recordaba tanto a su abuelo, que era como si hubiera vuelto a nacer, aunque realmente no le interesaba.
—Ah, maldición, se hizo tarde— murmuró mirando la hora en el reloj de la pared, así que se levantó del sillón y tomó su máscara blanca pintada con manchas rojas, colocándosela en el rostro. Después cogió un cuchillo de mango plateado que tenía figuras de rosas decorandolo, y sin más, salió por la ventana hacia las escaleras de emergencia del edificio logrando así llegar al suelo de aquel sombrío callejón.
Sus pasos hacían eco en todo el silencio que se generaba, causando miedo e intranquilidad a quien los escuchara. Y al pasar frente a un vidrio roto, sonrió al verde reflejado, a pesar de que la máscara cubría esa retorcida sonrisa llena de locura.
—¿Tienes miedo Kook?— se preguntó a sí mismo.
Jungkook. Jeon Jungkook.
A veces se preguntaba porqué su abuela había insistido tanto en llamarlo así, ya que ese era el nombre de su abuelo, al cual nunca conoció porque los abandonó, aunque tampoco podía culparlo, él jamás supo que tenía un hijo. O al menos eso fue lo que su abuela le había contado.
Habían pasado casi cuarenta años desde que su familia lo vió por última vez. Aunque para ser honesto, a él no le importaba lo que hubiera pasado con ese hombre, ni lo que hacía, ni lo que fue.
De pronto unas risas le hicieron salir de su hilo de pensamientos, y dirigió la vista hacia un grupo de jóvenes que fumaban algún tipo de droga y reían en descontrol, todos al rededor de un auto deportivo color rojo. Caminó despacio, tal cual predador, hasta que sin avisar, tomó a uno por el cuello y colocó el filoso cuchillo casi rebanando su piel.
—¡Hola chicos!— les saludó cínicamente viendo como los rostros de aquel grupo rápidamente se deformaban en una expresión de horror— Voy a necesitar que me den todo su dinero ahora, o sino, me veré en la penosa necesidad de cortar la garganta de su amigo.
Los muchachos inmediatamente comenzaron a vaciar sus billeteras, dejando cada billete y moneda sobre el cofre del auto donde se hallaban recargados antes.
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Bajo La Máscara: A través de tus ojos || KookMin.
FanfictionSus antepasados fueron los asesinos más buscados y temidos del país. Gracias a ello, una maldición les persigue, pero la pregunta principal aquí es ¿Qué harán para romperla? ★IMPORTANTE★ Para entender ésta historia, les recomiendo leer "Bajo la más...