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Nadie comprendió muy bien porqué repentinamente Nathan salió corriendo de la mansión, diciendo que debía atender algunos asuntos de manera urgente.

Ninguna de las personas presentes hubiera visto raro aquello, de no ser por la expresión de terror que poseía en el rostro, además de su ropa desarreglada y zonas de sus mejillas tornándose rojas.

—¿Seguro que estás bien?— preguntó YoonGi preocupado ante el semblante del muchacho.

—S-Si yo...— tartamudeo y miró hacia atrás, encontrándose con JungKook observándolo desde la puerta— D-Debo irme ahora.

Un auto negro ya lo estaba esperando en la entrada, y apenas subió, pidió al chófer que arrancara inmediatamente.

Jungkook, por su parte, sonrió de lado, no fue difícil asustar al chico de cabellos rizados. Solamente tuvo que darle un par de golpes ligeramente duros y amenazarlo con su cuchillo para que el niñato saliera corriendo.

Él no iba a permitir que nadie le hiciera daño a Jimin.

...

La mañana siguiente, Jungkook tocó la puerta de la habitación varias veces; sin embargo, no hubo contestación al otro lado.

Con el ceño fruncido, giró la perilla de la puerta y fue entonces que encontró a un chico de cabello gris sentado en un lindo banquito acolchonado frente al tocador, con los ojos puestos en el espejo.

—¿Jimin?— lo llamó suavemente al mismo tiempo en que se acercaba a él— ¿Te encuentras bien?

Pero no hubo respuesta. Jimin permanecía mirando al frente, como si supiera que ahí estaba su reflejo, como se si se estuviera observando a si mismo.

—¿Jimin?

—¿Qué es lo que ves, Jungkook?— finalmente respondió con aquella pregunta, logrando confundir al azabache.

—¿Eh?

—¿Qué es lo que ves?— repitió— Aunque lo desee mucho, yo nunca podré mirarme, y mucho menos a ti... ¿Qué es lo que ves tú?

—Jimin...

—Dime... Por favor.

El mayor liberó un suspiro y con lentitud se acercó al muchacho hasta pararse detrás de él.

—Veo a un hermoso chico— comenzó poniendo la mirada en el reflejo frente a él— Un hermoso jóven de cabellos grises con algunos mechones blancos, un lindo chico de mejillas sonrojadas y piel pálida que posee los labios más tentadores que he visto— posó sus manos en los hombros de Jimin y comenzó a hacer caricias sobre ellos—, veo a un precioso hombre que logra volverme loco con solamente una sonrisa... Veo al chico que hace latir rápidamente mi corazón desde que lo conocí esa noche.

Una lágrima se deslizó por la mejilla del menor. En todos sus años de vida, nunca nadie le dijo palabras como esas, y aquello solamente hacía que doliera más el rechazo.

—Ya no quiero oír más— susurró bajando la cabeza y apartando las manos que lo sujetaban.

—¿Por qué?— preguntó el mayor hincándose a un lado de Jimin— Eres perfecto, no entiendo porqué no te das cuenta.

—¡No soy perfecto!— gritó liberando su llanto— Las personas sienten lástima por mí... Incluso mis padres y mi abuelo me ven como una persona incapaz de hacer algo por mi mismo— sonrió de lado y se puso de pie, siendo seguido por la mirada de Jungkook— Yo pensé que tú serías diferente... Desde que te conocí, creí que podrías ser esa persona especial que me cambiaría la vida.

—Jimin...

—Que ingenuo, ¿No?— dijo con enojo— ¿Cómo pude creer que alguien podía fijarse en mi?

—Jimin...

—Nunca nadie me va a amar— interrumpió nuevamente—. Tal vez si estoy muy desesperado y por eso busco tu atención... Quizá estoy tan desesperado que confundí todo y...

Ésta vez Jimin fue interrumpido, pero no por palabras.

Los labios de Jungkook se habían posicionado sobre los suyos y ejercieron presión logrando que el corazón del peli gris bombeara más rápido. Sus ojos se abrieron de par en par cuando sintió aquel beso suave e inesperado que se convertiría en el primero. Su respiración se aceleró, no podía creer que de verdad estuviera pasando, la emoción lo consumía y en su interior estaba brincando de la felicidad.

Jungkook, por su parte, jamás se sintió más completo que cuando unió sus labios a los ajenos. Era como si embonaran a la perfección, como si los labios de Jimin estuvieran hechos para besar los suyos únicamente.

Con lentitud se separó y no sé dió cuenta en qué momento sus manos fueron a parar a la cintura del menor, mientras que éste lo envolvía con sus brazos fuertemente del cuello.

—Debía detenerte— murmuró—. Las cosas que dices... Jimin realmente yo te veo y encuentro perfección.

—¿Y por qué no quieres estar conmigo entonces?

—No es que no quiera— le susurró al oído mientras lo pegaba más a su cuerpo—, es sólo que yo no soy bueno para ti... No me conoces Jimin, y si supieras lo que he hecho, probablemente te asustarias de tenerme enfrente.

—No lo creo— respondió en voz baja aferrándose a la camisa blanca que llevaba puesta el mayor— Yo... Yo sé que tal vez es mucho pedir pero... ¿Podrías intentar amarme?

—Eso no sería problema— respondió con una media sonrisa enternecido, acariciando con sus dedos las sonrojadas mejillas del menor—. Sería muy sencillo enamorarme de ti, pero aún sigo creyendo que es una mala idea.

—¿Podemos solamente tratar?— insistió nervioso— Si tú me amas... Yo prometo que te seguiré a cualquier parte.

—No es tan sencillo— respondió haciendo una mueca de preocupación.

—Por favor... Además mi madre prometió que si yo no quería, ella no me obligaría a casarme.

Ante aquella expresión de alegría, Jungkook no pudo decir que no. Sabía que era arriesgado y también era peligroso que el menor estuviera con él; sin embargo, algo en su interior le indicaba que era lo correcto.

—Vayamos poco a poco.

Jimin sonrió ampliamente ante la respuesta, y Jungkook se acercó con suavidad a su rostro. Las mejillas del menor estaban ruborizadas. Los dos estaban nerviosos y a la vez emocionados por todos los sentimientos nuevos que les confundían, pero que eran agradables. Sus labios se tocaron con suavidad y el corazón del jóven azabache martilleaba fuertemente en su pecho. A Jimin le cosquilleaban las zonas del cuerpo donde el mayor le tocaba, y sintió que iba a explotar de la felicidad. Se separaron despacio y Jungkook le sostuvo del mentón dejando en sus labios un par de besos más, rápidos y delicados.

Y al verlo con el rostro rojo y una sonrisa adornando sus esponjosos labios, Jungkook supo lo mucho que le costaría alejarse de él; pero ya estaba decidido, le daría a Jimin todo su amor.

Bajo La Máscara: A través de tus ojos || KookMin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora