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Cuando Jimin abrió los ojos, lo primero que hizo, fue tocar con sus manos el lado contrario de la cama con intención de buscar al chico que durmió con él durante la noche, pero lamentablemente para el peli gris, aquello no había sido posible, ya que él desapareció sin siquiera despedirse.

Un largo suspiro abandonó su boca y con calma se sentó sobre el colchón, tapando con las cobijas sus piernas. En realidad él ya esperaba que aquello sucediera, después de todo, nadie ajeno a su familia lo quería. Nathan se comprometió con él más por negocios que porque realmente lo amara, aunque tampoco es que le importara demasiado.

—Toc toc— escuchó a alguien decir junto con un suave golpeteo en la puerta de su habitación— Hoy despertaste temprano cariño.

—Buen día, Nathan— saludó cortante frunciendo el ceño y arrugando levemente la nariz— No tenías que venir a despertarme.

—Oh, vamos Jimin— el chico de hermoso cabello rizado color café se acercó a la cama y tomó asiento frente al peli gris—, no tienes que ser tan hostil, después de todo, pronto seremos esposos y viviremos juntos el resto de nuestras vidas.

Y Jimin no supo porqué aquello último sonó más bien como una amenaza. Sentía que era incluso peor que su discapacidad visual. Él no quería casarse con Nathan, pero dadas las circunstancias, era la única opción... Nadie además de él iba a aceptar por esposo a un chico ciego.

—Lo sé, pero no tienes que ser hipócrita conmigo— soltó directamente logrando que su prometido lo mirara estupefacto—. Sé muy bien que no me quieres y sé que ésto es solamente un arreglo que beneficia a nuestras familias. No tienes que fingir ser el buen esposo que se preocupa por mi.

El chico de cabellos castaños oscuros entrecerró los ojos al mismo tiempo en que su mandíbula se tensaba debido a la molestia.

—Tienes razón... No te quiero.
— soltó de forma venenosa— Si hubiera podido elegir, jamás te hubiera elegido a ti... Pero mis padres insistieron, así que debo ser amable... Espero que no lo eches a perder.

—Lárgate de mi habitación.

Nathan se encogió de hombros y acarició la mejilla de Jimin con burla.

—Te espero para desayunar... No tardes mi amor.

Salió cerrando la puerta detrás de si y el peli gris finalmente pudo liberar las lágrimas que tenía retenidas. Aunque no lo demostrara, Jimin era muy sencible y aquellas palabras extinguieron un poco más la esperanza de ser realmente feliz algún día, y se preguntó qué cosa tan mala pudo haber hecho en su vida pasada para que en esta vida le tocara un sufrimiento tan grande como el que vivía a diario.

—Ojalá te hubiera conocido abuelo— murmuró tomando en su mano el collar de su familia.

...

Mientras tanto, en un edificio dañado dentro de uno de los barrios más bajos de la ciudad, se encontraba Jungkook con una lata de cerveza en una mano y en la otra sosteniendo el control remoto de la televisión. Su cuerpo estaba completamente quieto en el sofá desgastado de la sala, y un programa realmente estúpido sobre concursos se podía apreciar en la pantalla, aunque él no estaba prestando atención, su mente estaba perdida en aquel rostro angelical que se encontró durante la noche.

Un suspiro abandonó su boca mientras que en sus labios se dibujaba una leve sonrisa al solamente recordar la voz de aquel muchacho de cabellos grises. Su corazón comenzó a golpear con más rapidez su pecho e incluso pareció escuchar como los latidos resonaban dentro de aquellas paredes que lo protegían del exterior.

Jungkook estaba confundido, nunca antes sintió algo igual o parecido en toda su vida. Jamás se enamoró de nadie.

Sus ojos se abrieron grandes cuando aquel pensamiento cruzó por su cabeza.

—¿Enamorado?— se cuestionó en voz baja sintiendo escalofríos— ¡Qué estupidez!— gritó lanzando la lata de cerveza contra la pared y observó como caía al suelo para derramar el poco contenido que tenía dentro— Es una estupidez— repitió negando con la cabeza.

Él no pudo haberse enamorado en tan sólo unos minutos, era algo completamente irreal, y ante sus pensamientos, era algo estúpido. Quizá sintió atracción por el muchacho porque no lo iba a negar, era bastante hermoso, pero no estaba enamorado... No pudo haberse enamorado.

Negó una y mil veces en su cabeza aquella posibilidad, solamente era una confusión, pronto todo volvería a la normalidad y el bonito rostro del peli gris quedaría solamente en sus recuerdos; pero pasaron dos días y Jungkook sentía que se volvería loco si no lo veía una vez más.

Por esa razón, aquella mañana apareció frente a la mansión donde conoció a Jimin y tocó el timbre un par de veces hasta que una mujer mayor finalmente lo recibió y le indicó que pasara y esperara a que el señor lo atendiera.

—¿En qué puedo ayudarte?

Jungkook se dió la vuelta y pudo observar a un hombre de edad mayor que al verlo abrió los ojos como si se hubiera sorprendido por algo.

—Discúlpeme que lo moleste señor...

—Min— el hombre de cabellos azabaches con algunas canas se acercó a él y le estrechó la mano sin quitarle la mirada de encima.

—Señor Min... Lamento importunar, pero unas personas del pueblo me dijeron que usted podría darme trabajo— mintió con un tono de voz inocente y amable—. Yo no tengo a dónde ir y no quiero que sienta lástima, solamente me gustaría explicar porqué necesito el empleo.

YoonGi permaneció callado un par de minutos en los que sus ojos no dejaron de observar detalladamente al muchacho frente a él... Estaba seguro de que era idéntico al asesino JKiller, lo cual llamó bastante su atención, ya que estaba seguro de que Jimin también era idéntico a su verdadero abuelo, o al menos así lo recordaba en las fotografías de cuando era niño y que vió durante aquella fiesta a la cual se introdujo para seguirlo.

—¿Cuál es tu nombre?— finalmente preguntó lleno de curiosidad.

—Jeon Jungkook.

Y YoonGi quedó aún más sorprendido. Definitivamente todo ese asunto era muy extraño, JKiller también llevaba por nombre Jeon Jungkook, recordaba perfectamente que se lo dijo poco antes de marcharse.

—Escucha— sonrió y tomó asiento en el sillón invitando al joven azabache a hacer lo mismo—, creo que tengo un trabajo para ti.

—¿De verdad?— preguntó sorprendido de que no le pidiera antes ningún documento o algo por el estilo.

—Si, de verdad... Pero debes prometer que lo harás excelente.

—Se lo juro, no se va a arrepentir.— respondió seguro y lleno de alegría porque tal vez podría ver más seguido al chico peli gris.

—Será un poco difícil y también puede que te arrepientas.

—Para nada.

—Muy bien— sonrió esperando no equivocarse en su decisión—. Quiero que seas el compañero de mi nieto.

Bajo La Máscara: A través de tus ojos || KookMin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora