Ya habían pasado 5 meses desde que Arien se había mudado a Suiza y se había vuelto más unido con Warren. Salían casi todos los días desde entonces y poco a poco se fueron acercando más. Cómo de costumbre, o al menos ya se había hecho una costumbre para ellos, iban a salir a pasear para distraerse un poco, Warren pasaría por Arien a cierta hora pero llegó antes y él ni siquiera terminaba de arreglarse.
- Niño Arien, el joven Warren lo está esperando abajo. - Dijo su mayordomo después de tocar la puerta de la habitación delicadamente.
- Gracias Edward, por favor dile que en unos minutos bajo. - Respondió Arien mientras terminaba de cepillar su cabello. Se había puesto unos jeans ajustados y una remera de manga larga y corta del estómago, toda su ropa era así porque ese era su estilo y ciertamente le quedaba muy bien, dejaba ver su vientre plano y su cintura pequeña. Siempre fue un chico femenino y demás y al parecer eso era lo que le gustaba a muchos chicos que trataban de salir con él, algunos se lo habían dicho, otros solo lo demostraban al tratarlo delicadamente y hacerle cumplidos. Terminó de arreglarse y bajó al living algo apresurado. - Lamento haberme demorado, pero llegaste antes. - Dijo apenado mientras se acercaba. Warren estaba de espaldas hacia él y al escuchar su voz se volteó pero con los brazos hacia atrás.
- No te preocupes, no me molesta esperar por ti. - Sonrió y lo miró.
- ¿Qué tienes ahí? - Preguntó curioso mientras trataba de ver que era lo que estaba escondiendo detrás.
- Cierra los ojos, es una sorpresa. - Casi siempre Warren le tenía un regalo a Arien y por más que este le decía que no tenía que regalarle nada, lo hacía. Arien cerró sus ojos y esperó. - Bien, puedes abrirlos. -, Y así lo hizo, cuando los abrió, vió a un pequeño cachorro en las manos de Warren, era un pug, la raza favorita de Arien. Desde pequeño siempre quiso una mascota pero su padre nunca lo dejó tener una y cuando creció y conoció esa raza de perros, se enamoró de ellos y siempre quiso uno, hasta ahora que tenía uno.
- No puede ser, es ¡Hermoso! - Dijo emocionado y lo tomó para poder acariciarlo. - Hola precioso, ¿Cómo estás? Eres un bebé muy lindo, eres un bebé muy lindo. - Arien hablaba de forma infantil y cariñosa hacia el cachorro. - Ay Warren, es hermoso, muchas gracias. - Dijo sonriendo y lo abrazó.
- No tienes que agradecer. - Le correspondió el abrazo y le sonrió. - Lo mejor para ti y todo lo que quieras cuando lo quieras. - Arien levantó su mirada y estuvo a punto de decir algo, pero el carraspeo de garganta en la parte de atrás de ellos lo interrumpió. Se separaron de golpe y Arien miró a otra parte.
- ¿De quién es el cachorro? -, Preguntó su padre mientras se acercaba a ellos.
- Warren me lo regaló padre, es hermoso, ¿No? - Arien miró al cachorrito y sonrió feliz.
- Claro que lo es. - Le sonrió su padre. - ¿Qué harán hoy?
- No tenemos un plan hoy, pero supongo que hoy podemos jugar con el cachorro en tu patio para que se acostumbre a nosotros. - Dijo Warren mirando a Arien.
- Es una buena idea. - Le sonrió. - ¿Quieres jugar con nosotros pequeño?
- Bueno, que se diviertan, yo estaré en la oficina, nos vemos. - Su padre se fue y ambos caminaron hasta el patio.
- ¿Qué nombre vas a ponerle? - Preguntó Warren.
- No lo sé, estaba pensando en algo así como Toulouse. - Miró al cachorro y sonrió.
- Me gusta, es lindo. - Miró a Arien y se acercó un poco a él. - Seremos sus padres y así podremos practicar con él. - Comentó Warren sonriendo.
- ¿Practicar con él? - Arien lo miró confundido.
- Olvídalo, mejor juguemos con nuestro hijo. - Lo tomó y lo bajó al césped para que caminara un poco. El cachorro lo hacía torpemente, cosa que le parecía demasiado tierno a Arien.
- Oww, es tan lindo. - Arien se derretía por el cachorro y se agachó para poder estar más cerca.
- Ven con papá, Toulouse, ven con papá. - Dijo Warren mientras golpeaba su pierna con su mano.
- ¿Así que tú eres el padre? - Preguntó Arien. - ¿Cuándo se decidió eso?
- Lo decidí yo hace unos segundos. - Se encogió de hombros y sonrió mientras seguía llamando al cachorro.
Estuvieron jugando con el cachorro un buen rato y cuando ya iba a anochecer Warren se fue a su casa y Arien a su habitación. Se recostó en su cama y a su lado recostó a Toulouse, dormiría con él mientras le compraba una cama y una casa digna de su pequeño angelito.
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thank u - (Gay).
RomanceDos mejores amigos se reencuentran después de no verse por 15 años. ¿Aún recordarán la promesa que se hicieron antes de separarse? Esto sale totalmente de mi imaginación.