De camino a mi departamento, nos esperaba un viaje en auto de unos cuarenta y cinco minutos.
Antes de salir del estacionamiento producto de la excitación, ahora era ella quien acariciaba mi miembro por encima de mis pantalones.
—Alguna vez te lo han comido mientras manejabas — pregunto Pao apegándose un poco más hacia mi hombro con una sonrisa pícara.
—La verdad, nunca lo había intentado— respondí levantando la mano derecha para acariciar su rostro.
—Pues... —soltando su cinturón de seguridad fue inclinándose hasta colocar su cabeza entre el volante y mis pantalones — veamos qué tan bueno eres manejando con una distracción—.
Sin responder coloque ambas manos en el volante para no perder el control del auto.
Sin quitar la mirada del camino fui sintiendo unas suaves mordidas en mi miembro por encima del pantalón.
—Hay algo aquí que está un poco duro y caliente como me gusta — la escuche decir volviendo a sentir un nuevo mordisco.
—Deberías sacarlo y saborearlo— sugerí mientras acariciaba su nuca con una de mis manos.
Sin esperar otra invitación inicio su travesura, bajando lentamente la bragueta, dando besos y mordiscos hasta dejar al descubierto el bóxer color azul que llevaba puesto, con su mano poco a poco fue arreglándoselas para ir bajándolo, liberando así mi miembro que empezaba a sentirse incomodo en su apretada prisión.
Dando un pequeño respingón al sentir como lo toma con su mano, presiono ligeramente el acelerador, suelto un profundo suspiro al notar un apretón para dirigirlo e introducirlo a su boca, acción que provoca otro acelerón en el auto.
Hábilmente su lengua empieza a recorrer cada espacio de mi miembro sin el menor pudor, acompañado del movimiento de su cabeza que imperiosamente sube y baja. Trato de mantener el auto encaminado y no chocar contra otro auto o peor aún contra la baranda de seguridad que se extiende a un costado del camino, muevo el asiento un poco hacia atrás dándole un poco más de comodidad.
Dejando libre mi miembro por un momento se acomoda de rodillas sobre el asiento del copiloto y nuevamente se inclina para lamer la cabeza y bajar lentamente hasta donde la ropa lo permite recorriéndolo con su lengua.
A lo lejos diviso un pequeño espacio en el que los autos pueden aparcar para arreglar desperfectos mecánicos o descansar que nos podría ser de mucha utilidad en estos momentos, así que me dirijo hacia el disfrutando de como mi acompañante engulle, juega y saborea el motivo de su excitación.
Al llegar al lugar aparco como puedo apago el auto y deslizo totalmente el asiento hacia atrás quedando el suficiente espacio para admirar como mi miembro desaparece dentro de su boca haciéndome suspirar y poco a poco cerrar los ojos por la forma en que juega con el.
Extiendo una mano tomando su blusa, levantándola y pasándola por sus brazos y cabeza, dejándola únicamente en un brasier que únicamente estaba compuesto de tiras que sostenían perfectamente sus senos y dejaban a la vista sus pezones de un suave color piel que invitaban a saborearlos y no dejarlos desatendidos.
Con un par de mis dedos atrapo uno de ellos jugando con él, estirándolo, apretándolo y masajeándolo a mi antojo, con la otra mano acaricio su cabellera y ejerzo un poco de presión tratando de que cada vez entre un poco más profundo en su boca.
—Si sigues así Pao voy a terminar viniéndome en tu boca— digo recargando mi cabeza mientras aprieto con mi mano uno de sus pechos.
Abro los ojos para mirarla dejar libre un momento mi miembro para responder sin dejar de menear su mano que lo aprieta.
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El Fuego de tu Piel
RomanceQue puede suceder cuando tienes frente a ti a la persona que conociste por alguna red social. Acaso será suficiente una semana para calmar todo el calor que pueden haber provocado tantas fotografías, vídeo llamadas o insinuaciones. Guille y Paola vi...