No puedo negar que aparte de guapa, ardiente y exitante, Pao es una muy buena cocinera y ni se diga como le quedaba el delantal sobre su desnudo cuerpo.
En lugar de ocupar el desayunador para comer, preferimos sentarnos en la sala colocando los platos en la mesa de centro y nosotros sobre unos cojines en el suelo apoyando las espaldas en uno de los sofás.
Cada uno empezó a comer su plato que estaba muy bien abastecido, acompañándolo con un poco de té de frutos rojos que había en la nevera.
- Sabes, eres una mentirosa - la acuse sonriendo.
-Y ahoda ¿pod que? - respondio ella con la boca llena.
-Dijiste que no te gustaba cocinar y que lo hacías terrible- solté una carcajada escuchándola hablar.
-A ver amor, una cosa es que no me guste cocinar y otra que algunas cosas no se me dan pero la torta española es una de mis especialidades-sonríe sacando pecho.
- Si eso es verdad, esta igual de deliciosa que tú - guiñandole un ojo probé otro bocado de comida.
Sonrojandose un poco se levanto para tomar la laptop y acercarla a nosotros tomando nuevamente asiento.
- Ahora tu me dijiste que bailabas muy bien salsa- sonrío al decirlo - así que quiero que me lo demuestres- continúo mientras navegaba en YouTube en busca de una canción.
- Osea que hoy es un día de comprobaciones - sonreí divertido.
Mostrando una sonrisa de oreja a oreja cual niña traviesa, asintio divertida mientras se giraba para que no mire que canción Escoge.
Por los parlantes empieza a sonar la canción de Capullo y Sorullo de la Sonora Dinamita.
¡Esta es la cumbia de la boda!
¡Señorita capullo acepta usted como esposo al señor Sorullo!
¡Ay si acepto!
¡Señor sorullo acepta usted por esposa a la señorita Capullo!
¡Si acepto!
Al escuchar este intro de la canción sonrió divertido levantándome y empujando un poco la mesa de centro para tener espacio para poder bailar.
Había una vez en mi pueblo un matrimonio
Rubio como la mantequilla
Yo puedo dar mi fe y mi testimonio
Que lo que digo no es ninguna mentirilla
Del matrimonio nacieron nueve hijos
Ocho salieron rubiecitos
Yo lo vi a mi nadie Me lo dijo
Que el noveno resulto ser bien negrito
El marido soporto por muchos años
Pero a la larga el silencio le hizo daño
Y decidió confesar a su mujer
Así lo hizo y ahora ustedes van a ver
- ¿me permite esta pieza bella dama? - pregunte extendiendole mi mano, dándome una sonrisa tomó mi mano.
Ayudándola a levantarse y tomando sus manos empezamos a movernos al son de la música, de vez en cuando dando una que otra vuelta.
Luego unos cuantos giros fuimos juntandonos, ella colocando sus brazos alrededor de mi cuello, por mi parte posando mis manos en su cintura que se movía de forma muy sensual.
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El Fuego de tu Piel
RomansaQue puede suceder cuando tienes frente a ti a la persona que conociste por alguna red social. Acaso será suficiente una semana para calmar todo el calor que pueden haber provocado tantas fotografías, vídeo llamadas o insinuaciones. Guille y Paola vi...