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¡Advertencia!
Este capítulo puede ser
tomado como "aburrido/relleno".
La autora —esa soy yo—
pide disculpas por adelantado.



El pelirrojo camina por la acera. Los faroles de la calle iluminan su paso mientras él sujeta su mochila y suspira frustrado. No puede dejar de pensar en todas las cosas que le sucedieron.

Mejor dicho; no puede dejar de pensar en la propuesta, en el dinero que She Li le ofrece.

A pesar de su trabajo de medio tiempo en una cafetería local —del cual apenas va saliendo— She Li tiene razón, los supresores para su madre son tan malditamente costosos que casi le parece un chiste.

Pero ella los necesita. Mo lo sabe porque su madre se retuerce y grita cuatro días cada mes. Cuatro veces al mes la marca en la base de su cuello se tiñe de un rojo tan vivo como si su piel hubiese sido marcada con un objeto de hierro fundido en fuego. Y ni hablar de las veces en las que no tuvo dinero suficiente como para conseguirlos; aún recuerda la vez en la que un alfa casi entra a su hogar.

— Sería mejor meter la cabeza en un agujero lleno de mierda antes de aceptar a ese bastardo como pareja. —piensa Mo mientras una mueca fastidiada cubre su rostro y rechista porque sabe bien que en el fondo esa es quizá su mejor opción.

El alfa albino puede ser un millón de cosas pero sabe que a su lado no le faltaría nada. Y ni hablar de su madre, ella no volvería a mover un dedo teniendo a She Li frotando su mejilla contra la suya.

Un momento...

— ¿¡Qué diablos estoy pensando?! —grita GuanShan en la soledad de la calle con las mejillas teñidas de rosa debido a la vergüenza y a la rabia. — ¡Joder, eso fue asqueroso! —dice cuando la simple idea de ser tocado o tocar a otro hombre se le cruza por la mente.

Y recobra la compostura no sin antes darle una patada al suelo. Ni en un siglo él podría someterse ante She Li o a cualquier otro alfa.

Con esa idea sigue su camino, con los rayos de la Luna siguiéndolo como si estuviera burlándose de él.

Como si estuviera a punto de tragarse sus palabras.


[...]


Antes de siquiera meter la llave en la cerradura de la puerta; está es abierta tan repentinamente que inclusive Mo se crispa cual gato y de un momento a otro tiene el peso de la omega pelirroja sobre él mientras grita: — ¡Momo!

La risueña voz de su madre le provoca un burbujeo de felicidad en el interior y una pequeña sonrisa remplaza su cara amargada. Sin duda alguna ella siempre saca su mejor lado.

— Mamá, me estás sofocando. —dice él, intenta sonar molesto, pero más bien suelta una risita que arruina su plan.

La mujer se aparta un poco, con una enorme sonrisa que ilumina las facciones delicadas de su rostro y habla: — She Li estuvo aquí y me lo ha contado todo. —su voz está llena de felicidad, pero de pronto su mirada luce triste. — Oh Mo... ¿Cuándo planeabas decírmelo? —las palmas de sus manos acunan el rostro confundido del pelirrojo.

Él no está entendiendo nada.

— Iba a pedir tu permiso. —confiesa, sus ojos se apartan de la mirada de su madre que parece decepcionada de cierta manera. — Pero parece que ese idiota se me adelanto... —chasquea la lengua y la risa de su madre suena apagada.

EDITANDO | Orgullo de Alfa | 19 DaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora