06

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¡Advertencia! 
Este es el capítulo más 
largo hasta ahora. 


Las manos le sudan y la estúpida camisa que lleva puesta le hace difícil la tarea de respirar por lo ajustada que está, pero aun así no puede quejarse.

Ya es demasiado tarde para eso, ¿qué puede hacer?, ¿saltar de un auto en movimiento para no perder lo poco que le queda de su dignidad?

Esperen... ¿¡Cuándo fue que el auto dejo de moverse!?

— ¡No es momento de ser una gallina! —grita frustrado en el asiento trasero. Puede sentir la mirada confundida del conductor por el retrovisor, pero a GuanShan no le importa.

Abre la boca para intentar mandarlo al diablo, pero el hombre se le adelanta diciendo con una voz suave: — Hemos llegado.

— Gracias por decir lo obvio. —susurra entre dientes. De cualquier modo, el conductor parece haberlo escuchado perfectamente por la mirada que le regala a través del espejo.

Lo ignora.

No sabe por qué se siente tan inquieto, en primer lugar, ni siquiera debió de aceptar la invitación de She Li pero...

— Recuerda que haces esto por dinero, GuanShan. —murmura por lo bajo y se limita a ver el cielo en un vil intento de calmarse.

El cielo apenas ha comenzado a oscurecer. Hay manchas rosas y naranjas pintándolo mientras el sol comienza a morir dejando brillantes colores rojizos entre alguna que otra nube.

Y en lo alto esta ella. Apenas es visible, casi como una mancha fantasmal que espera paciente para hacer su gran entrada.

Justo como él ahora mismo.

— ¡Vamos a terminar de una vez con esto! —y toma la manija de la puerta, abriéndola en un movimiento torpe y antes de siquiera darse cuenta; ya tiene los finos zapatos que el alfa le compro en el césped húmedo.

Se siente diminuto ante la vista; un camino de piedra inicia justo donde él está parado. Unos cuantos rosales y flores de las que ni siquiera sabe el nombre le brindan una pizca de color al verde que se esparce por un par de metros más hasta llegar a unos cuantos escalones con baldosas de mármol —tan innecesariamente llamativo— pilares amplios se alzan, conectándose con el techo de la maldita mansión que podría pasar por la "Casa del Consejo"*.

Y como si estuviera dentro de una mala película —de esas que ve su madre mientras cocina— las enormes puertas de caoba se abren permitiendo que la luz de adentro escape un poco hacía afuera.

Alguien sale y Mo ni siquiera tiene que forzar la vista para distinguir las hebras albinas del lobo que camina directamente a él.

— Llegas tarde, Shan. —dice con una sonrisa torcida cuando están a unos cuantos pasos. Mo puede jurar que de ser un omega podría haberse sonrojado por lo malditamente apuesto que She Li luce esta noche.

Lleva puesto un elegante y a simple vista costoso traje negro, la corbata a medio hacer alrededor de su cuello es de color azul cobalto y el saco tiene un corte en forma de "v" que deja a ver la piel pálida que reluce debajo, —oh por la Luna, ¿en serio no se puso una camisa?— clavículas marcadas saltan a la vista pero eso no luce como un problema para el alfa quien le sonríe perezosamente cuando atrapa su mirada recorriendo su cuerpo.

Mo casi se avergüenza, casi.

— Te ves bien, el omega perfecto para un alfa. —y ahí está, la actitud de mierda que arruina la apariencia del albino.

EDITANDO | Orgullo de Alfa | 19 DaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora