Estaba sentado a la orilla del risco con una gran vista panorámica de un bosque de coníferas nevado y un hermoso lago congelado. Los pájaros se paseaban de un lado a otro y su canto anunciaba la llegada del medio día mientras el sol hacía brillar el blanco a su alrededor.
Pero Jack no veía nada de eso.
Tampoco veía la nieve bajo sus piernas, o el cayado a un lado de estas, y aunque tuviera la mirada en el suelo, ni siquiera era aquello lo que estaba viendo.
En su mente pasaba una y otra vez una trenza rubia peinada hacia el lado izquierdo, misma trenza que con el paso del tiempo se había decolorado a blanco, unos ojos azules hermosos y la sonrisa más bella que hubiera visto en su vida.
Sostuvo fuertemente el cayado entre su mano derecha para incorporarse del suelo.
Ya ni siquiera podía llorar. Y no estaba seguro si era porque sus lagrimas se habían congelado o porque ya había ocupado todas la semana anterior.
Se mantuvo de pie con la mano puesta en la cabeza del cayado y en esta ocasión si se detuvo a observar la vista, a sentir el viento en su cara, como agradeciendole, al tan invisible como él, todas las veces que lo llevó a donde quería.
Movió los dedos de sus pies sintiendo una corriente eléctrica atravesarlo, como si sintiera la nieve por primera vez, como si no estuviera hecho de ella. Cerró los ojos para agudizar sus demás sentidos, sentir el olor a pino inundar sus fosas nasales. Soltó el cayado en la nieve del risco, extendió sus brazos al viento, abrió los ojos...
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Jack despertó exaltado, incorporándose en un movimiento rápido para sentarse en su cama, dentro de la pequeña cabaña de madera que compartía con Pitch.
Trataba de regular su respiración inútilmente mientras las gotas de sudor frío y lágrimas resbalaban por sus mejillas. Comenzó a hiperventilar, le dolía el pecho, y no sabía si se debía a la escena que había visto hacía tan solo unos segundos o a sus poderes.
Rápidamente tomó el cayado a un lado de su cama, y de inmediato al hacer contacto con su mano este congeló la parte del piso en el que había colocado los pies y parte de una de las patas de madera que sostenían la cama.
Jack sabía que él era...
Especial.
A diferencia de Pitch o de los guardianes, Jack tenía que ocupar sus poderes sí o sí, lo había descubierto años atrás, después de varias veces de sufrir por lo mismo, hasta el día en que se percató de que sus recaídas estaban completamente ligadas al uso que había hecho del cayado. Lo entendía como un truco de la luna para obligarlo a usar su poder, ya que durante un tiempo no quiso utilizar sus habilidades, para evitar que volvieran a su mente malos recuerdos.
Poco a poco, y conforme crecía la escarcha a su alrededor, su respiración se fue regulando y el frío dolor en su pecho disminuyendo, dejando paso a otro tipo de dolor en el mismo, el cual Jack sabía no se iría jamás.
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Hijo de la Luna [Frostcup❄Hijack]
Fanfiction"Tonto el que no entienda Cuenta una leyenda De una hembra gitana que conjuró a la luna hasta el amanecer, llorando pedía, al llegar al día desposar un calé Tendrás a tu hombre piel morena Desde el cielo habló la luna llena Pero a cambio quiero...