Trato

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Sandman trabaja de noche, siempre lo había hecho, en ocasiones se encontraba con una que otra persona que dormía también durante el día, pero eran raras las ocasiones, así que sí, Sandman trabaja de noche. Al igual que Pitch.

Ambos son capaces de utilizar la oscuridad como arma, de maneras diferentes, claro, mientras Pitch la utiliza para intimidar y crear miedo, el hombre de arena ve la llegada de la oscuridad en el día como un descanso, un momento para cerrar los ojos y soñar.

Ese era su modus operandi, por lo que no era difícil que en ocasiones se encontraran.

Había algo parecido a un pacto de no agresión implícitamente firmado a regañadientes, que impedía que ambos se atacaran. Pero... Siendo completamente sinceros, aún con la solemnidad de Sandy, ni a él ni a Pitch, les gusta seguir las reglas. Entonces ahí los podías ver, cuando ya todos se encontraban dormidos, sueños y miedos se hacían travesuras y jugarretas. Sandman, como quien no lleva siglos laborando, apuntaba mal y terminaba dándole un latigazo en el trasero al coco, quien respondía sumergiendo al rubio en un mar de arena negra.

Oh si, así se llevan.

Sin embargo, en esta ocasión, aún con todo el odio que supuestamente se guardaban mutuamente, el hombre bajo las camas, no tenía ninguna intención de encontrarse con el de cabellos dorados. Ni una. Mucho menos después del encuentro que tuvieron ese día que se hallaba atormentando al niñito.

Esa sensación que había llenado su alma cuando sintió los sueños de los más pequeños adentrarse en su cabeza, era algo... Espeluznante.

Pitch estaba acostumbrado a sentir los temores, saber las debilidades, utilizarlos como un arma para crear miedo, no para combatirlo.

Era mágico, diferente y extraño. De hecho, incluso las palabras que intercambiaron habían sido demasiado pasionales para el gusto del pelinegro.

Durante todos los años que habían tenido que estar sobrellevándose en el trabajo no habían mantenido una conversación más allá de los constantes insultos, y de repente, en menos de una hora le había dicho más de lo que en doscientos años.

Black jamás lo admitiría en voz alta, pero lo cierto es que tenía cierto miedo por volver a sentir aquello, porque amenaza todo lo que en un principio había creído que era su cometido.

Todos esos pensamientos nos traían al ahora.

Con el señor de las tinieblas escapando sigilosamente de una corriente de arena dorada que había visto hacerse paso entre los árboles, escape frustrado por cierto. El sonidito -ya tan familiar- le hizo pararse en seco, era ese sonido de arena moviéndose velozmente y un cascabel lejano, el característico de Sandman.

Se volteó con la mandíbula apretada e intenciones de sostenerle la mirada, al contrario. —¿Qué quieres?

El otro se veía serio.

Hizo una "x" con sus brazos, sobre su pecho y en su cabeza se dibujó la imagen de un copo de nieve.

Pitch sabía perfectamente como se traducía aquello.

"Deja a Jack"

Lo que el pelinegro no sabía era todo lo que Sandy conocía ahora del muchacho con poderes invernales.

Porque ese mismo día, en la tarde, el hombre de los sueños se había inventado una excusa para hablar con el muchacho -quien siempre le ha parecido divertido- y así saber si Pitch había corrompido al muchacho como conejo aseveraba.

Una vez hablado con él, estaba convencido de que no era así, y que si el chico quería ser feliz con el vikingo mortal, lo mejor era que alejara al coco de su lado.

Hijo de la Luna [Frostcup❄Hijack]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora