Capítulo 10

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Estaba nerviosa, miraba por el balcón esperando su aparición.
La rutina era la misma. Mi padre salía en la mañana para el bufete, después se aseguraba que las acciones y el manejo de ellas estuviese en buenas condiciones en las demás empresas donde era minoría. Mi madre en la mañana se preparaba para el club, más tarde se ocuparía en el diseño de su nueva línea de lenseria, y después pasaría el día en casa. Pero había un sólo problema, ellos se comunicaban para la hora de la comida, a veces eran en restaurantes, en el club o en algún hotel, todo esto si era una comida de trabajo, pero sabía perfectamente que ellos vendrían a casa si le ordenaban a la cocinera el menú, y así había sido esta mañana, le habían pedido una comida especial.

Elliot debía darse prisa.
Miraba el pequeño reloj en mi mano y volvía a mirar hacia la entrada. Él estaba tardando. De pronto y sin esperarlo mi móvil vibró. Tenía un mensaje.

La puerta es muy linda, pero necesito entrar. Estoy aquí.

Sabía que era él. Corrí escaleras abajo, cuidando que los pequeños tacones no hiciesen un desastre conmigo. Cuando abrí la puerta él estaba ahí, impecable como siempre y con aquel olor peculiar que lo distinguía.

- Estas aquí - dije con la respiración acelerada.

- Estoy aquí.

Sonreí sin saber que lo hacía. Había tardado más de lo previsto.

Paso dentro, no sabía exactamente que aríamos, aún no sabía que buscábamos.

- ¿Tu coche? - pregunté al no verlo llegar en el.

- A unas cuadras de aquí - respondió con aquella fuerte mirada.

Asenti convencida.

- ¿Por aquí? - dije señalando en dirección al despacho de mi padre.

El asintió. Camine de prisa, y él siguiendo mis pasos. Me sentía nerviosa, aún las conversaciones eran incómodas, pero confiaba en él, y aún no sabía el porque.

Cuando llegamos al espacio de mi padre él se dirigió al escritorio. Empezó por revisar lo que estuviera a su alcance. Yo empecé por los libros. Revisando el espacio entre ellos. Algo que pareciera fuera de lo normal.

- Tiene contraseña - dijo Elliot, frustrado por la computadora. No tendría acceso - ¿Alguna idea de cual sea?

- La verdad, no - dije concentrada en seguir buscando.

Busque, pero nada parecía fuera de lo normal. Elliot, seguía buscando en los cajones pulidos de madera oscura.

- Nada, no hay nada Elliot - dije exasperada.

- Dilo de nuevo - dijo de pronto, con un deje de desesperación.

- No hay nada - contesté con extrañeza.

- Eso no, mi nombre.

- Elliot - respondí.

- Mucho mejor - aseguró y siguió con su tarea.

Frunci el ceño y me dispuse a buscar en otros gabinetes.

- Encontré esto - dijo sosteniendo en su mano una pequeña USB.

- Vamos, tengo en mi habitación algo en lo que podremos ver su contenido.

Salimos del despacho en dirección a las escaleras. Justo en la terminación de estas, escuchamos el motor de un auto. Mi madre había llegado. Mi corazón latio fuerte.

- Rápido - dije

Caminamos más de prisa hasta perdernos detrás de la puerta. Él se quedó parado ahí, sin mover un sólo pie. Mientras yo buscaba mi computadora. Cuando la encontré me acomode en el sofá junto al balcón.
Él no tardó en sentarse junto a mi. Estábamos en completo silencio. Abrí el único archivo que contenía. En este había una serie de vídeos.

Cabos SueltosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora