Capítulo 16

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Elliot

Me encontraba en Dubai, hace unos minuto inaure mi más reciente hotel. Había tenido una larga jornada para llegar ahí, a donde estaba. En la cúspide de lo inalcanzable. Hasta el día de hoy todo había marchado bien y sabía de ante mano que todo iría viento en popa.

Había logrado lo que mi padre nunca imagino, aún dudaba si debería llamarlo así.

Tenía muchos proyectos para un futuro y tenía la plata suficiente para llevarlos acabó.

Henry había diseñado unos modelos fantásticos, esperaba más de él, muchos más. Había rechazado mi oferta de esta noche pero entendía su distanciamiento. Mi amistad con él tenía historia.

Hay una frase muy famosa y cuando lo conocí me di cuenta que es totalmente cierta: "Tienes amigos en las buenas, pero las verdaderos se quedarán en las malas". Realmente y con sincera honestidad a él lo había conocido en otras circunstancias. A decir verdad, fue en el peor momento, pero eso no era algo de lo que quisiera hablar.

Había hecho un gran trabajo con este hotel, estaba de hostia por cada rincón.

- Señor Woodcock - esa voz sensual llegó de inmediato a despertar mi interés - Su trabajo es exquisito.

Una rubia deslumbrante estaba parada justo enfrente de mí. Era muy atractiva, sin duda una dama con muchos hombres a sus costillas. Tenía unos labios gruesos y tentadores. Su cuerpo se asemejaba a una obra de arte hecha por algún griego en la antigüedad. Una mujer que por su intensa mirada aseguraba un placer infinito. Una excelente amante.

- Gracias, me he encargado de ello - dije bebiendo de mi copa.

En realidad entes de que ella llegase estaba a punto de marcharme a descansar. No quería más perros interesados lamiendo mi trasero.

- No puedo parar de imaginar en que otro ámbito sería usted exquisito - ahí estaba. Lo que una mujer segura y con visiones claras quería.

Una noche de pasión desenfrenada y sin algún tipo de compromiso. Sexo y nada más. Lo que aquella rubia no sabía es que un hombre como yo, escogía muy bien a sus amantes y ella no encajaba ni en el más mínimo perfil.

Ella fácilmente podía pasar como una mujer muy atractiva, directamente tallada por algún buen artista, podría ser la musa de cualquier hombre, pero yo ya tenía a mi musa. La mujer que sin conocerla se había metido en lo más profundo de mis pensamientos. Una mujer que sin tocarla me había hecho perder la razón de sólo pensar en esos hermosos ojos azules. Esperaba con ansias conocerla, había sido una larga espera. Sólo rogaba porque ese día no estuviese lejos.

- Que pasé buena noche - dije dándole mi copa al algún mesero. Sacudi mi traje como si hubiese alguna suciedad ahí y me dispuse a marcharme.

- Sería mejor si la pasará junto a usted - debía admitir que era insistente.

- No para mí - la deje ahí, murmurando algún insulto a mi persona. No quería sexo, sólo buscaba descansar y tener una noche en paz, lo que restará de ella.

No era como muchos hombres que tenían amantes y sexo a diestra y siniestra. Mis amantes habian sido escasas, pero las había elegido con determinación. Me gustaba el sexo, como a todos. Pero no lo hacía con cualquier mujer, por el simple hecho de que me interesaba cuidar de mí. Aunque siempre me aseguraba que cada una de ellas satisfaciera cada uno de sus placeres. Las llevaba a su límite, a disfrutar más que nunca del acto carnal. Me gustaba sus rostros estremecidos de placer al llegar al éxtasis. Lo disfrutaba y mucho, pero no era un hombre adicto al sexo, siempre he creído que se piensa mejor con el cerebro que con el miembro.

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⏰ Última actualización: Jan 31, 2020 ⏰

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