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Goodbye ―NF.

22.

JOSH:

Los días se volvían cada vez más oscuros, lo víspera de Navidad fue época fatal de pesadillas, siempre el accidente se repetía en un sin parar de sueños, lloraba por noches, otras, tan solo despertaba con la respiración acelerada y sudado, agitado y ahí me quedaba viendo a la nada en mi habitación, por momentos me sentaba otras veces solo veía al techo o alguna pared sin necesariamente verla.

Ya no salía, tenía vacaciones invernales y mi estado anímico me impedía ir a donde la alegría abundaba, tampoco deseaba traerla a ella aquí a mi dolor, eso era mucho más egoísta de lo que me permitiría ser alguna vez, ya ella tenía su carga, no la sobrecargaría con mi pena personal, con la que yo debía lidiar a solas, superar las mierdas de mi vida, de mi pasado.

Apagué el celular, no usaba mis videojuegos, incluso volví a tocar el piano, tía Amie me impedía dejar de comer, fue la única vez en mi vida más que en mi infancia que me obligó a ingerir bocado porque desea comer nada.

Rick me visitó preocupado porque no le respondiera el celular, le pedí no decir palabra a Thalie o Emma, no quería angustiarla, no tenía sentido.

Micaela fue otra que no me dejó solo cuando su madre no la arrastraba consigo en su agenda.

Tía Amie tampoco salía mucho de casa más que para diligencias puntuales, o por ir a buscar algo que me animase, nada lo lograría... ella lo sabía.

Extrañé a la pelirroja como la mierda, ella me entendía, pero me negaba a arrastrarla a mi infierno, ella lidiaba con el suyo y estaba por salir de él.

¿Por qué yo debía ser un ególatra de mierda y hacer que se hundiera de nuevo solo por estar para mí apoyándome?

No, no era tan miserable para eso.

Y mientras yo me hundía en mi miseria, nuevamente, tras una etapa depresiva que curse durante mis primeros años de adolescencia, algo cambio en el ambiente, mi celular estaba encendido, Rick de seguro lo encendió y colocó a coger carga cuando estuvo aquí, por lo que escuché el pitido de WhatsApp cuando me encontraba en silencio en mi habitación.

Lo cogí y vi, era de Emma.

Emma: Ey...

Emma: Yo, me siento fatal, esto de no hablarnos no me va, J...

Emma: Quiero a mi mellizo cerca, somos familia... ven, por favor, a nuestra casa, estoy hecha un desastre, Rick se va y no sé si pueda con ello.

Emma: Ven, hablemos, ¡quiero a mi rubio de vueltaaaaa!

Leí el mensaje y aplané la boca, sabía la historia de Rick y Emma.

Conocía de sobra que ninguno había dejado de querer al otro, pero siempre habían sido fieles a su palabra y aunque les pesara en el alma, cumplirían, se pidieron superarse y lo harían, aunque dolorosamente el único medio que Rick encontró fuera alejarse, incluso de nosotros, su familia.

La noticia me había sentado como un golpe al estómago, de la mierda, Rick es mi mejor amigo, mi hermano y que se fuera era de las peores cosas que me podían ocurrir y la lista ya era demasiado corta.

Suspirando le respondí.

Josh Nienmann: Vale, rubia, me convence tu suplica... voy en un rato.

Envío el mensaje y al instante lo lee.

Emma: Que rato ni que mierdas, ¡ven ya!

Thalie: Sentimientos Perdidos [Sentimientos #1]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora