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· Domingo 31 de diciembre de 2006.

Taehyung no lo estaba esperando aquella noche como desde hace meses hacía. Jungkook se había acostumbrado a encontrarse con esa sonrisa cuadrada apenas se paraba frente a la vieja casa, pero esa noche la ventana estaba cerrada y no había señal de su amigo.

Apretó con su mano el pequeño regalo oculto en su bolsillo y se acercó temeroso hasta la ventana, tocándola con delicadeza. Esperaba que Taehyung sólo se hubiera dormido temprano aquel día, porque de ninguna manera sabría qué hacer si aquel niño estaba enojado con él.

Después de todo, Kim tenía el derecho de estar molesto. Jungkook, aún prometiéndolo, no se apareció en su cumpleaños.

―Ah, estás aquí ―Taehyung abrió finalmente su ventana, de mala gana. El menor se encogió en su lugar cuando una mirada cargada de molestia se posó en él. ―Pensé que no vendrías, tú sabes... ―Puso los ojos en blanco. ―Pareces estar demasiado ocupado como para venir a mi cumpleaños, así que, ¿por qué habrías de venir esta noche?

―Hyung... ―Intentó hablar.

―Cierto, es por tu madre ―Sonrió con falsedad. ―Es obvio que tu madre es más importante que yo

Jungkook sintió sus ojos escocer, pero no se dio el privilegio de llorar. La mirada tosca de Taehyung decayó con el paso de los segundos, volviéndose una tristona, y terminó por suspirar rendido para luego darle la espalda.

―Sólo entra, Jungkook. Vas a congelarte ahí afuera

Jungkook obedeció. Encaramándose en el marco como acostumbraba a hacer, se quitó sus zapatillas cuando estuvo adentro. Cerró la ventana, dejó la linterna en el marco, iluminando hacia el exterior, y, habiéndose quitado su abrigo, caminó sigilosamente hasta la cama de su amigo, quien le miraba inexpresivo.

Taehyung quería mostrarse molesto, porque de verdad le había decepcionado la ausencia de Jungkook aquel día, pero era difícil poner mala cara si veía al niño usar la ropa que hace una semana le había dado.

―Ven aquí ―Murmuró, apartando las mantas para que el menor pudiera deslizarse bajo ellas. Los ojos del niño brillaron con lágrimas retenidas mientras se acomodaba junto a su amigo.

―Perdón ―Taehyung no dijo nada. ―De verdad quería venir, pero... ―Se detuvo, sin poder explicarlo en realidad.

Jungkook no podía decirle a Taehyung que su padre le había golpeado y le había obligado a mantenerse en su cuarto nuevamente. Había tenido que esperar a que él se durmiera para escabullirse de casa.

―¿No vas a terminar? ―Ahora fue Jungkook quien no respondió. ―¿Tu padre no te ha dado permiso para salir? ―Y ahora asintió.

Era más fácil no decir la verdad por completo. Luego de que su madre se fuera, Jungkook lo había deducido por sí mismo; las personas no necesitaban saber todo lo que pasaba dentro de su casa. Había escuchado que cuando los padres eran malos, los niños eran enviados al cuidado de otros familiares. Pero Jungkook no tenía más familia, y él no podía arriesgarse a ser enviado a un lugar extraño donde su madre no le pudiera encontrar.

Incluso si su propio padre se encargaba de recordarle a diario que su madre le había dejado atrás porque no lo quería, él seguiría esperando por ella.

Creería hasta el final en ella.

―Oh, Kookie... ―Murmuró Taehyung, su corazón rompiéndose cuando en medio del silencio los ojos del niño se llenaron de diminutas lágrimas. ―Lo siento, no quería comportarme mal contigo, sé que no es tu culpa ―Estiró su mano, apartando las lágrimas de su rostro.

Niño de la luna [KTH+JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora