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Casi dos cuadras más adelante, Hans aminoró el paso con la respiración agitada al ver a un niño persiguiendo a Ratón, el gato blanco de Fabriccia.

Fabriccia era una mujer que vivía a la vuelta de su casa y acostumbraba pasar por el gimnasio para preguntarle sobre su madre, aún después de que esta hubiese fallecido. Hans siempre le respondía que ella estaba muy bien, solamente porque deseaba creer eso, y ella le agradecía esa información.

Ver al niño le sorprendió lo suficiente como para detenerlo en seco hasta que escuchó de pronto la bocina de un auto que evitó arrollar al mismo niño. Ese sonido bastó para ponerlo en movimiento de nuevo, el pánico se apoderó de él mientras su respiración entrecortada le recordaba que todavía no estaba lo suficientemente lejos del Invernadero.

Hasta que alguien se interpuso en su camino.

Fue un balde de agua fría, el pánico que crecía en la mente de Hans pareció mirar hacia todos lados y retroceder a un rincón profundo de su cabeza dándole paso a la claridad. Esa misma claridad se mostró en los ojos luminosos e igualmente desesperados de un joven de casi su edad.

Ella le preguntó por un pequeño y él respondió.

Ruido [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora