La sultana Almira Al-Rashid

La muerte

En el palacio Tag-Mag, en una habitación en plena remodelación 

Encontramos a la Princesa Almira Al-Rashid supervisando a un grupo de personas que se encargan de remodelar la futura alcoba de su futuro prometido, El duke de Orleans. Ya Habían pasado dos meses y medio desde que el Sultán Hussein Al-Radid, le había comunicado a la princesa Almira su inminente compromiso con el Duke de Orleans.

Desde entonces la princesa mandó hacer tanto en la alcoba del duke así como en la futura habitación matrimonial una replica de los ornamentos y accesorios que adornaban el castillo de versalles. Mandando a traer a diversos diseñadores, decoradores de interiores franceses para que quedará lo mas parecido y perfecto para agradar al duke lo más posible. Ella había decidido que una vez que viniera el Duke le cumpliría todos sus caprichos, lo seduciría para que así él optará por cambiarse a la fe Indo-Musulmana y así quitarle validez al absurdo contrato entre el sultán y el monarca.

En eso estaba enfocado su atención la princesa cuando escuchó a sus espaldas que alguien le habló, al darse la vuelta se encontró al visir Abbud.

-Si, abbud que necesitas, estoy ocupada. dijo la princesa en tono serio.

- El sultán quiere verla princesa. Dijo abbud en tono serio haciendo una reverencia.

-Por milésima vez abbud, ya te he dicho que no pienso ir a verlo, dile que deje de estar molestando y me deje en paz de una vez por todas. Dijo la Princesa  en tono irritado.

-El sultán se encuentra gravemente enfermo princesa, y me pidió esta vez que no desistiera al solicitarle un encuentro con su padre, porque es muy importante para él hablar con usted. Y no tengo permitido regresar hasta que usted venga conmigo. Dijo Abbud en tono triste. 

Almira sabia que el visir estaba en lo cierto, ya que su padre no era un hombre que se diera por vencido tan fácilmente podía ser muy insistente y persuasivo si quería, (ella lo sabia porque había heredado esas mismas cualidades de él). Pero también Almira desde que el sultán cayó enfermo a causa de un fuerte resfriado decidió castigarle  posponiendo los múltiples encuentros con su padre porque aún seguía molesta con él y no estaba lista para perdonarlo. Solo firmó de mala gana las bulas matrimoniales, que abbud le había llevado para que firmará y desde entonces se había enfocado a su pequeño proyecto de remodelación. 

-Bien abbud, iré ahora mismo. dijo la princesa en tono serio.

- Tú quedarte aquí supervisando la remodelación de la alcoba y no te puedes marchar de aquí hasta mi regreso  ¿entendido?. le dijo la princesa al visir señalándolo con un dedo

-Si princesa, como usted ordené-dijo Abud en tono serio y haciendo una reverencia

En los aposentos del aposentos del sultán.

Encontramos al Sultán Hussein Al-Rashid acostado en su cama con una tez muy pálida. rodeado de doctores haciéndole diferentes pruebas medicas y transfusiones de sangre. Al escuchar golpes en la puerta y esta abrirse, el sultán volteó expectante y al ver a la princesa almira sonrió.

- Doctores, retírense, por favor dijo el sultán en tono débil. Los doctores hicieron una reverencia y se marcharon de la habitación. 

-Almira, hija mía, acércate quiero verte. Dijo el sultán en tono débil. intentando tocar la mano de su hija, al momento que esta la alejaba.

- ¿Que quieres padre? ¿no vez que estoy ocupada? Dijo la princesa con tono frió y exasperado, sentándose al borde de la cama y cruzando los brazos sobre el pecho.

- Abbud, me da dicho que las remodelaciones que estas llevando a cabo están quedando estupendas, ojalá pueda verlo cuando esté concluido. Dijo el sultán en tono amable.

-si claro...Dijo la princesa en forma evasiva 

- Amira, mi dadorada hija te amo inmensamente y me duele profundamente darme cuenta que un asunto político haya mermando nuestra relación filial, te extraño dijo el sultán en tono triste acariciando la mejilla de la princesa.

-Padre tú fuiste el causante de este distanciamiento. Dijo la princesa en tono molesto retirando la cara del toque de su padre. 

-Lo sé hija y por allah, pido tu perdón ya que mi alma no puede dejar este mundo hasta que haya sido perdonado todas mis pecados y ofensas. dijo el sultán en tono débil mientras tosía 

- Padre, pero que dices es solo un resfriado te pondrás bien, ya lo verás y discutiremos nuestros asuntos pendientes en cuanto te mejores. dijo la princesa en tono preocupante mientras le pasaba el vaso de agua que se encontraba en su mesita de noche para que calmará su tos. 

-Hija, ahora me doy cuenta de que cometí un grave error al vender nuestro imperio a un extranjero, pero créeme cuando te digo que en ese momento no encontré otra solución mejor que esa, pero a mí ya no me queda mucho tiempo de vida, pero a ti si. y por eso te aconsejo que no cometas mis mismos errores, enmienda lo que yo hice, se mejor sultán de lo que yo fui y así harás que tú madre y yo estemos muy orgullosos de ti. Porque tu siempre has demostrado ser una persona piadosa y justa. Con tu sabio criterio harás lo que creas conveniente para el imperio. Dijo el sultán en tono débil. 

-Padre, descansa te prometo que mañana hablaremos con más calma y encontraremos una solución a esta situación, te perdono, te quiero. Dijo la princesa con lagrimas en los ojos mientras le daba un beso en la frente al sultán y salia de su habitación.

Esa misma noche en el castillo tag Maj, a la media noche. 

La princesa almira se encontraba dormida en su habitación, cuando el visir Abbud irrumpió a toda prisa en su habitación.

-Princesa despierte, tengo que anunciarle una triste noticia su padre, el sultán ha muerto. Dijo el visir con semblante sombrío y triste.

-No puede ser posible... dijo la princesa mientras  rompía a llorar y corría apresuradamente a la habitación de su padre.

En ese momento el mundo de la princesa almira se empezaba a desmoronar y su destino estaba por cambiar....