La capital del imperio Indo-Musulmán se encontraba en Delí y ahí se encontraba el castillo Lag-Maj, residencia del actual Sultán Hussein Al-Rashid y gobernante del Imperio Indo-Musulmán. Hussein Al-rashid, había sido considerado un excelente rey-guerrero, un buen arquero y espadachín, un gran estratega militar conquistando y unificando a los países que eran parte del Imperio Indo-Musulmán.
Hussein Al-Rashid era aficionado a las carreras de caballos (razón por la cual se decía que tenia un establo de mil hectarias en donde albergaba más de cien caballos). así como un gran invernadero de todas las flores más exóticas existentes y un enorme zoológico con más de mil animales era tan grande que se había vuelto una atracón del imperio.
Era un apasionado de la música, la danza, la filosofía y la astrología, por eso era un asiduo filan-tropo y mecenas del arte y las obras de caridad (por eso durante su reinado había mandado a construir albergues, refugios y orfanatos para los niños desamparados) y por cuestiones políticas había aprendido hablar latín e ingles para poder comunicarse con los nobles emisarios extranjeros que llegaban a su palacio.
Al Sultán también gustaba de los placeres de la carne por eso tenia un enorme harén dentro del palacio equipado con todas las comodidades necesarias para satisfacer las necesidades de sus ciento cincuenta concubinas que mantenía ahí. El sultán era un hombre ya viejo, cansado y enfermo y estaba consciente de dos cosas que no le quedaba mucho tiempo de vida y que tenia que darle al Imperio Indo-Musulmán un heredero que continuará protegiendo la grandeza del Imperio.
Aunque había sido capaz de procrear veinte hijos, sabia que de acuerdo a las leyes Indo-Musulmanas el único heredero apto al trono era el que había sido procreado con la esposa real Fatima Al-Rashid, quien había fallecido hacia ya diez años y fue el amor de su vida. Pero lamentablemente durante su vida matrimonial su esposa había sufrido numerosos abortos y solo había sido capaz de darle una hija. La Princesa Amira Al-Rashid.
El Sultán adoraba y amaba demasiado a la princesa Amira Al-Rashid , ya que físicamente se parecía a su madre, razón por la cual él había sido un padre cariñoso, indulgente, permisivo y consentidor. Retrasando la preparación de su hija como futura monarca del imperio. Ocasionando que su hija fuera libertina, tuviera una vida llena de excesos. organizando constantemente exuberantes fiestas dentro del palacio, que causaban que a veces se vieran afectadas las finanzas del imperio. Ante esto el sultán había decidido hacer oídos sordos y la vista gorda, respecto a las actitudes de su hija, aunque recibiera comentarios y quejas constantes por parte de sus subordinados.
Ya que la vida de la princesa esta a punto de cambiar para siempre.....
En los aposentos del sultán ...
El sultán se encontraba sentado en su escritorio leyendo la carta que le había entregado su Visir Abbud, proveniente de Francia. Dicha carta contenía las cláusulas del contrato referente a alianza que se vio obligado hacer, con tal de que el imperio mantuviera la paz con Francia. Con forme iba leyendo la carta su mirada se volvía más solemne y sombría.
- Abbud, acércate por favor- Dijo el Sultán.
- Si, alteza, ¿Todo bien?- Dijo Abbud al ver el rostro tan sombrío del monarca.
- Me temo que no son buenas noticias.- Dijo el Sultán
-Por favor Abbud, haz venir a mi hija, la princesa Amira, es importante que hable con ella.-Dijo el Sultán.
-Si alteza enseguida. Dijo Abbud
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La sultana Almira Al-Rashid
Ficção HistóricaEsta será la historia de ella, una historia jamás contada ahora, a través de ella, seremos partícipes y testigos de sus hazañas sacrificios, decepciones y traiciones y aventuras de las que fue parte para poder formar, unir y conquistar el imperio...