En los aposentos de Jean-Philipe Duke de Orleans....
Encontramos a Jean-Philipe, Duke de Orleans sentado en un taburete acariciando distraidamente a Lune, la perrita frech Poodle color blanco que le trajo a la sultana Almira Al-Rashid como uno de tantos obsequios enviados por parte de su hermano el rey Luis IVX. Al lado del duke de Orleans se encontraba la tripulación francesa entre ellos estaba el Conde Pierre LaTour consejero personal del Duke de Orleans y su mejor amigo.
-Jean Philipe, todo estará bien, lo harás excelentemente bien- dijo el conde Latour a la vez que le colocaba una mano en el hombro al Duke de Orleans
- No lo sé, yo...temo no causarle una buena impresión a la sultana, decepcionar a mi hermano y...-decia el Duke al verse interrumpido por el conde
-Jean Philipe, escucha tú jamás decepcionaras a nadie, ni a tu rey ni a Francia, tu deslumbra a los Indo Mulsulmanes con tus encantos , tu inteligencia y tus dotes de gran conversador. Lo cual vi que funcionaba perfectamente el día de ayer con la teniente Almira-Dijo con una sonrisa burlona el conde
Lo que causó que el duke se sonrojara, ante tal comentario porque en cuanto vio a la teniente almira su presencia le produjo tranquilidad y al conversar con ella y darse cuenta que tenían intereses similares como (la filosofía, la caza y los perros) sintió confianza, sin mencionar que le llamaron la atención sus rasgos exóticos y su piel oscura. Pero tuvo eliminar dichos pensamientos de su mente, porque como siervo de dios y buen católico el solo día querer. respetar y serle fiel a su esposa, la sultana Almira (esa promesa la iba a cumplir y respetar hasta el fin de sus días)
-Además luces muy guapo, Jean Philipe- dijo el conde en tono satisfactorio, para motivar al Duke.
El Duke de Orleans llevaba puesto una camisa blanca, cuyas mangas terminaban en olanes acompañado con un saco largo azul con botones dorados y pantalón a juego con botas color café que se ceñían hasta la rodilla.
-Gracias pierre- dijo el Duque al tiempo que se levantaba y le proporcionaba al conde un significativo abrazo, mientras lo invadía una involuntaria ola de nostalgia ya que después de la boda con la sultana la tripulación francesa tendría que regresar a Francia y eso le causaba una profunda tristeza.
justo en ese momento tocaron las puertas de la habitación del duque y ante ellas apareció el almirante Antoine Lamarck, quien al ver al Duque de Orleans tuvo que hacer una forzada reverencia
-Alteza, bienvenido al taj-mag, soy el encargado de escoltarlos a la fiesta de recepción organizada en su honor
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La sultana Almira Al-Rashid
Narrativa StoricaEsta será la historia de ella, una historia jamás contada ahora, a través de ella, seremos partícipes y testigos de sus hazañas sacrificios, decepciones y traiciones y aventuras de las que fue parte para poder formar, unir y conquistar el imperio...