Primer arco: 50%

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La imagen que el muchacho de nacionalidad china vendía hacia el público de sus espectáculos no era más que una cargada de inocencia, ingenuidad y pureza inigualable. WinWin se caracterizaba por ser un buen intérprete, un gran bailarín lleno de tenacidad y un carisma bastante peculiar.

Dong Si Cheng no podía ser más que diferente a todo eso.

Desde pequeño se le fue inculcado que debía destacar, que si quería ser artista debía ser un nombre que cualquiera recordara. Y la empresa no le estaba dando nada de eso en lo absoluto, eso le molestaba y le llenaba de un veneno tan potente que casi podía verse un color verde brillante correr por sus venas, metafóricamente hablando.

Pero la mente de Dong Si Cheng estaba señalando al foco equivocado, la empresa no era la culpable de tener un enfoque tan altruista, eran sus compañeros los que no le dejaban brillar como debía. Algunos cantando, otros bailando, otros simplemente siendo pequeños rayos de sol que hacían sonreír a cualquiera, carisma inigualable.

Él les tomó cariño, no lo niega.

Pero también pudo descubrir que no eran más que su competencia, necesitaba tener ese reflector que sus padres tanto le habían pedido a cambio de permiso para cumplir su sueño y ellos no eran más que ladrones que se lo arrebataban.

Al ser uno de los menores en la sub unidad promocional en Seúl, el único de nacionalidad china pero no el único extranjero, los demás integrantes tenían con él un comportamiento sumamente cuidadoso, le mimaban y trataban de integrarlo en todo lo que podían.

Si la mente de Dong Si Cheng no estuviese tan podrida, él estaría totalmente agradecido.

Sonreía para las cámaras mientras abrazaba a sus mayores, mientras se permitía a sí mismo ser blanco de bromas o de pequeñas penitencias que le hacía cumplir el staff. Por dentro, el veneno en su sangre no hacía más que entrar en ebullición.

"¿Quién es tu integrante favorito de NCT?" "¡Me gusta WinWin! Amo lo torpe que es, es sumamente tierno."

No. Ese no era el reflector que Si Cheng quería.

Podía leer algunas de las cartas que sus compañeros de grupo recibían, elogiando lo lindas que eran sus voces, lo bellos que eran y cómo esto mejoraba las coreografías puesto que se lucían perfectamente siendo el centro... Cosas que, con tan sólo mencionar, podía sentir cómo sus manos formaban puños llenos de ira.

Si tan sólo Si Cheng se hubiese desquitado con la empresa y no con él...

"¿Podrías tratar de enamorarme un poco más?"

Una mente perdida que cayó en manos de una persona sumamente deteriorada, envenenada. Si Cheng no sintió remordimiento alguno al percibir esa sensación de ansiedad y nerviosismo por parte del japonés que tanto le cuidaba. A decir verdad, Si Cheng disfrutó en demasía poder ser el causante de tal reacción.

Le tenía en la palma de su mano.

Si tan sólo no hubiesen sido interrumpidos quizás a dónde hubiesen llegado... Maldito seas, Moon TaeIl.

Maldito sea el día en que Moon TaeIl se cruzó en el camino de Dong Si Cheng, cantando más de la cuenta, siendo el personaje al que todos deben tenerle un poco de cariño puesto que es una pieza clave en el grupo al ser el de mayor edad. Su puesto ya estaba ganado, ¿por qué debía seguir arruinando la vida de Si Cheng?

Siempre con su sonrisa y sus cariñosos cuidados, Moon TaeIl adoraba a Si Cheng... ¿Y lo peor de todo? Si Cheng sabía esto, lo sabía y lo repudiaba, aunque las cámaras le obligaran a mostrar lo contrario. Nunca acostumbró a las muestras de afecto en forma tan desmedida, a los regalos sobre las pulcras sábanas de su litera, a las canciones en medio de la noche cuando no podía conciliar el sueño... A muchos esas cosas terminarían por conquistarles, a Si Cheng incluso le asqueaban.

Si Cheng comprendió que ya había llegado a su límite.

Y encontró en Nakamoto Yuta una oportunidad que nadie más en el mundo le entregaría.

Si Cheng Says → [YuWin ⁞ NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora