Tercer arco: 25%

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Sabía lo mal que se sentiría ahí adentro y aun así tomó la van junto a sus compañeros durante la mañana. Los recuerdos de aquel día seguían en su mente, aquel día en el que un desesperado Mark Lee se encargó de despertarlos a todos con fuertes gritos y sollozos.

"DoYoung Hyung no respira..."

Y se odió, Nakamoto Yuta odió tener lágrimas que llorar sabiendo que él mismo había sido el culpable de tal atrocidad. Cuando declararon a DongYoung como muerto, todo el grupo se deshizo a llantos, algunos lloraron y luego trataron de alzar el rostro... Otros, incluso seguían llorando dentro del vehículo que los llevaría al velatorio.

¿Tendría el valor suficiente para dar la cara frente a Kim DongYoung? No lo creía, se iba a derrumbar y lo sabía.

Sintió un calor sobre su mano y pudo observar a Si Cheng, quien observaba hacia afuera. Sabía que él no estaba triste, podía sentirlo, pero los demás lo veían como a alguien sumamente valiente que tenía un poder grande de superar los problemas. Yuta nuevamente se sintió frustrado, pero el calor en su mano y la corriente eléctrica que emanaba el mínimo contacto le hizo suspirar.

¿Por qué me enloqueces tanto, Dong Si Cheng?

El velatorio fue totalmente privado, sólo tenían permitido el acceso algunos amigos del muchacho, sus compañeros de empresa, sus compañeros de grupo y, obviamente, su familia. Todos lucían ropas negras por respeto al luto, y una vez dentro del recinto, Yuta pudo notar lo mucho que su grupo amaba a Kim DoYoung y lo muy afectados que esto les había dejado, sobre todo a los menores, era un gran peso el que cargaban por la pérdida de alguien que cuidaba tanto de ellos.

Observó cómo RenJun y JaeMin se esmeraban en consolar mediante abrazos y caricias a un totalmente quebrajado Lee Jeno, quien pedía a gritos por su Hyung y una última salida al Río Han juntos. Vio también a JungWoo, quien, en medio de una crisis de pánico, fue sacado rápidamente del lugar por Kun y Johnny. Pero la imagen que más rompió su corazón fue la de un totalmente destrozado Jung JaeHyun, frente a la foto de Kim, cantando "Timeless" en un tono de voz tan roto que incluso él podía sentir el dolor de un corazón desolado y solitario...

― Duele mucho el ver cómo JaeHyun carga el peso de esa canción en sus hombros ―La voz de TaeYong sorprendió a Yuta. Inmediatamente su mirada cayó en la postura cansada del muchacho y sintió nuevamente cómo su corazón se apretaba―. ¿Por qué, Yuta? ¿Por qué DoYounggie?... ¿Por qué a él?

Porque soy un imbécil, Tae, lo lamento enserio...

Yo lo maté, yo hice desaparecer a TaeIl, yo hice todo este daño...

― ¿Yuta? ¿Estás bien? ―Podía oír a lo lejos la voz de TaeYong, pero no podía verle, su mirada se había desenfocado y sólo le mostraba la imagen de JaeHyun cantando frente a la fotografía memorial de Kim DoYoung. Sentía la voz rota del menor junto a un pitido en el fondo de su cabeza―. Dios mío, se está desmayando. ¡YukHei, ayúdame a llevarlo afuera!

No fue consciente de en qué momento terminó sentado en un banquillo, no reconocía el lugar, pero supuso que se trataba del patio trasero del recinto que la empresa había rentado para la ceremonia, el ambiente seguía tenso y lúgubre. Su cabeza daba vueltas y aún podía escuchar la voz rota de JaeHyun cantando a modo de eco, sentía que el aire abandonaba sus pulmones lentamente.

― No te alteres, será demasiado sospechoso si continúas con todo esto, Yuta.

Movió lentamente su cabeza para encontrarse con Si Cheng sentado a su lado, de postura seria y muy fuera del personaje lastimoso que mantuvo durante la ceremonia. Podía ver la expresión levemente molesta y cómo no le miraba; sabiendo que eso sólo significaba una cosa:

Estaba haciendo las cosas mal.

― Necesitamos una coartada. Esto ya se nos está yendo de las manos.

La tensión del ambiente sólo lograba que en su garganta se formara un nudo que le ahogaba lentamente. Él creyó haber ganado algunos puntos con los "trabajos" que había hecho en favor del bienestar de su amado Si Cheng, pero con el lenguaje corporal que le estaba otorgando el menor, cayó en cuenta de que su relación con él aún pende de un delgado hilo. Debía hacer mucho más.

― ¿Una coartada?

― Necesitamos a alguien que testifique a nuestro favor, Yuta. A alguien que cubra las atrocidades que hemos dejado atrás.

Si, definitivamente estaba cayendo en no ser suficiente para Si Cheng, sus manos comenzaron a temblar debido al temor.

― No me malinterpretes, NaYuta ―Comentó rápidamente el chino al notar la postura nerviosa en su compañero―. Sólo es para quitarte ese feo peso que llevas en los hombros, que podamos tener más tiempo entre nosotros sin interrupciones de consciencia. Te quiero concentrado en lo nuestro.

― ¿A quién tienes en mente?

― Jung JaeHyun.

Aquel nombre estuvo en la mente del joven japonés durante todo el camino de regreso al departamento que compartía el grupo. Su tarea era clara y no muy complicada: Hablar con YoonOh y convencerlo de que el fin siempre justifica los medios.

La música sonaba desde la cocina, podía oír también el sonido de unos sollozos a la par de pequeños golpeteos de un cuchillo picando algún vegetal. No fue difícil deducir que se trataba de Jung, desde que debutaron su ansiedad le llevaba a ocupar su mente de diversas actividades para no sentirse indefenso.

Yuta sin duda deseaba darle una mano amiga.

Aunque todo en esta vida tiene su precio.

― ¿JaeHyun-ah? ―Preguntó desde la puerta de la cocina, cosa que alertó inmediatamente al menor―. ¿Podemos conversar?

Con los ojos cargados de lágrimas, una sonrisa que podría martirizar a cualquiera y el cuchillo aún firme en su mano, YoonOh negó―. Lo siento, Hyung, no deseo charlar.

Y, a pesar de que aquel no fue el único intento de Nakamoto por hablar con el menor, obtuvo siempre la misma respuesta negativa. Comenzaba a desesperarse, Si Cheng le había dado una tarea muy simple y él estaba perdiendo su rango de veinticuatro horas para cumplirla; si llegaba con un "No pude hacerlo", Si Cheng ya no lo querría más.

Sentía celos del cariño que Si Cheng le tenía a Jung JaeHyun.

La noche no tardó en llegar, y con ella la última oportunidad que tendría de "hablar" con Jung, quien ahora se encontraba en el balcón, cantando en voz rota mientras expulsaba el vapor de un falso cigarrillo electrónico. ¿Por qué comenzaba a desesperarle la depresión que el coreano estaba emanando?

― Jae, realmente necesito hablar contigo... Es sobre Si Cheng ―Comentó desde el interior del departamento, no deseaba atosigar al contrario con su cercanía ―.

― ¿Por qué no me ha hablado él entonces, Hyung?

Y cuando sintió la mirada sobre él, descubrió todo. Carecía de brillo, de anhelos...

― Recapacita de una vez, Yuta. Si Cheng no te ama, nadie en el mundo ama de verdad. Y si amas de verdad, lo perderás todo ―Las lágrimas nuevamente comenzaron a caer por el rostro del menor mientras retrocedía de forma peligrosa ―. Mírame a mí, amé de la forma más sincera y lo perdí. Algo me lo arrebató, se lo llevaron de mi lado...

― Tú no hablarás de...

Kim DoYoung.

― Hyung... Ya no aguanto más.

No fue un accidente, Yuta lo supo al ver la sonrisa en el rostro de JaeHyun al caer. El ruido estridente del cuerpo chocando contra el asfalto le hizo caer de rodillas al piso, nuevamente el pitido en sus oídos se hizo presente. No podía ser cierto.

― ¿Qué ha sido eso? ―Escuchó la voz de Johnny, quien, con postura alterada, salió rápidamente de su habitación y se encaminó al fatídico balcón donde antes se encontraba el menor―. ¿Jae... JaeHyun?... ¡JAEHYUN!

No fue gracias a los sollozos del estadounidense que supo sobre la inminente muerte. Él sabía que JaeHyun no murió gracias a la caída de ese balcón.

Jung JaeHyun murió cuando las manos de Yuta se mancharon con la muerte de Kim DoYoung.

Si Cheng Says → [YuWin ⁞ NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora