Si Cheng Says → [YuWin ⁞ NCT]

Primer arco: 100%

La noche había caído y Si Cheng se sorprendió de encontrar al muchacho japonés, con el que compartía habitación, demasiado pálido. Comenzó a sentirse genuinamente preocupado, las ojeras, los ojos rojos, el incesante temblor en sus manos; era cien por ciento seguro que el mayor no estaba bien.

Cuando sus miradas se conectaron, el menor entre ambos no pudo evitar sentir un pequeño escalofrío correr por su espina dorsal, la mirada contraria estaba siendo demasiado inquisitiva y ansiosa.

― ¿Qué te ocurre? Parece como si hubieses visto a un fantasma.

Comentó sin honorífico alguno debido a lo nervioso y confundido que se estaba sintiendo gracias al comportamiento de su compañero de habitación. Si lo pensaba bien, era extraño que sólo ambos estuviesen en la habitación puesto que TaeIl y Yuta tenían el día libre, se supone que se quedarían en casa a descansar.

― Por cierto, ¿No has visto al molestoso TaeIl? Es silencioso sin él aquí.

― TaeIl Hyung no vendrá, Si Cheng. Él no va a volver a pisar esta habitación.

La voz ajena sonó demasiado profunda y no pudo evitar admitir que eso le gustaba, los ligeros temblores en su espina dorsal comenzaban a volverse agradables. Caminó hasta la litera, sentándose al lado del mayor justo como lo había hecho unos días antes cuando ambos se encontraban en esa similar soledad; fue igual también que el muchacho japonés apoyara su cabeza sobre su hombro. Comenzó a sollozar.

― Lo maté, Si Cheng... Ahorqué a TaeIl Hyung con mis propias manos, lo maté y no puedo quitar la imagen de mi cabeza― Murmuró Yuta entre sollozos lastimosos y cargados de sentimientos vulnerables, Si Cheng podía sentir el miedo, la culpa y el arrepentimiento en el aire―.

Contrario a lo que hubiese dicho cualquier persona frente a tal confesión, teniendo la libertad de incluso llamar a la policía gracias a que el ajeno estaba confesando un delito de tan grande magnitud, Dong Si Cheng sólo dejó escapar una pequeña risa antes de tomar el rostro ajeno con suma delicadeza y posar un casto beso sobre los belfos necesitados que no tardaron en corresponder.

― ¿Dónde está su cuerpo? ¿Puedo verlo?