Tercer arco: 100%

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Su respiración era errónea, los sollozos no se detenían y las lágrimas hacían arder sus ojos como si de alguna sustancia ajena se tratase. Agradecía a aquellas cuatro paredes que conservaban todo sonido, nadie pudo oír a TaeYong morir, nadie podía oír a Yuta llorar.

Cubrió con sus manos su boca, en un vago intento de detener su pesar, aquellos ojos que en su momento fueron vivaces y llenos de carisma ahora no dejaban de observarle ausentes.

Mataste a un inocente esta vez... ¿Soy el único?

Podía oír la voz de Lee TaeYong en su cabeza y recordó todos esos momentos donde ambos reían, donde se cuidaron mutuamente y fueron buenos confidentes. ¿Dónde se fue todo eso? Recordó aquellas noches de ensayo hasta el agotamiento, donde un amable pero estricto TaeYong les indicaba que debían seguir si querían hacerlo bien para sus fans.

Sus manos temblaban a la par que su cuerpo se estremecía ante la nostálgica risa.

Un sonido lo hizo salir de su trance, el sonido de un endemoniado aparato vibrando contra la madera del escritorio. El celular de TaeYong vibraba gracias a la alarma de "Preparar la cena".

Sin pensar con claridad, su mano temblorosa tomó aquel teléfono, apagó la alarma y lo guardó en el bolsillo de su pantalón. Necesitaba saber si todo ese tema de los mensajes era cierto y, en ese momento, no le importó el tener que invadir la privacidad de un compañero.

Un compañero ya muerto.

Tomó provecho de que el departamento se encontraba medianamente vacío y en silencio para salir con cuidado del estudio y encaminarse hacia su habitación. Necesitaba hablar con Si Cheng en ese mismo instante.

Al entrar, lo encontró sentado en la cama individual, observando algún video trivial; en ese momento a Yuta no le importó interrumpir, tomó el teléfono ajeno y lo lanzó a la cama para luego enfocar su mirada llena de desesperación en el cuerpo del confundido chino. Con aquellas manos temblorosas sujetó los delgados hombros del menor.

― Por favor bésame y dime que lo que hice estuvo bien ―Sollozó con dolor. El menor ante él pareció comprender en el instante, puesto que su expresión de confusión pasó a ser una sonrisa levemente torcida―.

― Puedo besarte y lo haré ―Dicho esto, Si Cheng atrapó los labios ajenos entre los suyos de una forma brusca que Yuta asimiló al sol luego de una tormenta, sintió las piernas ajenas volverse gelatina y se apartó―. Pero no puedo mentirte. Eres un asesino, Yuta... Y asesinar no está bien.

Antes de que el mayor pudiese continuar sollozando, Si Cheng le calló de una forma trillada con su dedo frente a los ajenos labios.

― Pero me gusta...

Y de esa forma se fundieron en un abrazo, el cual resultó menguante para Yuta, pero sumamente tedioso para Si Cheng. Las cosas no podían salirse de control ahora, necesitaba jugar bien sus cartas para no caer luego de todo lo que había causado.

El muchacho que estaba del otro lado del pasillo no podía creer lo que había escuchado en su camino a la cocina por un vaso de agua. Sus sospechas eran ciertas y no pudo hacer más que sujetar aquel teléfono mientras iba a inspeccionar el estudio de grabación.

Los problemas estaban recién comenzando. 

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⏰ Última actualización: Apr 30, 2020 ⏰

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