Epílogo

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Cuando los reflejos de su cuerpo empezaron a actuar, su conciencia fue llegando poco a poco a la realidad, empezando a sentir y escuchar todo su alrededor. Desde la manecilla ruidosa del reloj junto a su cama, el silencio que se estaba evaporando de su habitación por la puerta abierta y el olor a comida que llego a su nariz.

Jongin de pronto se sintió en mal estado. Sintió que hoy era ese día, ese día al azar donde no quería salir de su cama y mucho menos ver la claridad del día. Pero tuvo que levantarse con el dolor de cabeza crepitante mientras salía al pasillo hacia el baño.

Sin tener el ánimo siquiera de aguantar su propio reflejo dejo que el agua caliente del lavamanos se deslizara por entre sus dedos y mojara su piel. Jongin mojó su rostro antes salir y enfrentar a la persona que había invadido el departamento.

Y cuando llego a la cocina ahí la vio, vio como deslizaba un pequeño plato con una porción de la comida que había preparado. Jongin simplemente no se levantó de humor para enfrentarse verbalmente con alguien. - ¿Qué haces aquí? - preguntó sintiendo su garganta seca y su estómago se removía.

Sin embargo la mujer contrasto su expresión agria con una sonrisa, -Jongin, hola, el desayuno está casi list...

-Te pregunte qué haces aquí. - Jongin la interrumpió cortando tanto sus palabras como deteniendo con una mano su movimiento de dejar un platillo más en la mesa.

La sonrisa y los ojos de la chica se desplomaron, y Jongin pensó irónico que ya debería saber actuar ante algo que casi siempre sucedía. Ella lo intentaba y Jongin la rechazaba una y otra vez.

-Soy tu hermana, - ella trato de recomponerse mostrando nuevamente su sonrisa que luchaba por llegar a sus ojos y Jongin se preguntaba si con su esposo ella sonreía de ese modo. - ¿No puedo visitar a mi hermano y prepararle el desayuno de vez en cuando?

Jongin resoplo en ese instante, -Yo que recuerde no tengo una hermana.

-No tienes una hermana, tienes dos Jongin. - ella intento algo corrigiéndolo de esa manera pero solo gano que Jongin se enojara más pero antes de que diga algo el teléfono en el bolsillo de su pantalón sonó.

El nombre de Kim Joonmyeon junto a su estúpida foto aparecía en la pantalla del celular. Jongin respiró y luego conto hasta tres para calmarse y darse media vuelta directo a la puerta principal.

-Oye, ¿dónde vas? El desayuno está listo. - Su hermana lo siguió detrás pero Jongin fingió como si no estuviera mientras tomaba la bufanda gris del perchero junto a su abrigo y por ultimo sus zapatillas blancas que a mitad de su trabajo en anudar los cordones se detuvo a mirarlas -Jongin, Jongin te estoy hablan...

Jongin negó de inmediato ante la voz de esa mujer y cerró la puerta sin mirar atrás con los cordones sin anudar, sintiendo como una nube negra lo acompañaba encima de su cabeza mientras caminaba por el pasillo de ese complejo de departamentos. Haciéndolo sentir una mierda completa. Más de lo que ya era.


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Cuando ingreso al interior del auto de Kim Joonmyeon fue recibido con un aire caliente que contrarrestaba al clima sumamente frio, una sonrisa de alegría y unos ojos almendrados curvados. Jongin tuvo ganas de suspirar por la actitud tan positiva de este hombre con un ambiente como ese.

-Bueno días Jongin ¿Cómo amaneciste? ¿Estás listo? - Joonmyeon saludó mostrando su blanca y bien cuidada dentadura pero Jongin solo pestañeo.

-No. - Dijo desviando la mirada al vidrio de la puerta del pasajero e ignorando al hombre mayor en el volante. Y tampoco hizo nada cuando Joonmyeon tomo su brazo y descubrió un poco las mangas de su abrigo y suéter. Revelando cuan hinchadas todavía estaban sus muñecas y dedos.

El camino hacia ti | Chankai Donde viven las historias. Descúbrelo ahora