10.

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Este capitulo es un recuerdo.

Minah no podía decir que conocía lo que significaba el verdadero amor. En su niñez no tuvo el cariño paternal del que todos alardeaban, pues su madre la abandono tan pronto dio su primer respiro y la forma de crianza de su padre era estricta y extraña. El Diablo no era el mejor ejemplo de padre, pero ella no se quejaba, pues sabia que Jongin hacia su mejor intento y nunca la trato mal, solo que su cariño no lo expresaba correctamente. Tenia amigos de toda la vida que habían estado para ella en las malas y las buenas, sin embargo no podía decir que los amaba, solo les tenia un gran aprecio y admiración; tampoco es como si fuera algo normal de los demonios expresar sus sentimientos tan abiertamente. Quizás por este ultimo detalle su situación se complicaba, pues se le fue inculcado que demostrar sus sentimientos, en especial esos de afecto, era señal de debilidad, y en el infierno no se podía ser débil porque eso era tu fin. Tal vez por ello sus relaciones carnales no funcionaban, pues en realidad solo veía a esas personas como una fuente de satisfacción sexual, no había mayor conexión que esa. Nunca le dolió que una pareja le abandonara o se aburriera de ella, le importaba una mierda, pues siempre había alguien dispuesto a dejarse seducir por su mirada oscura y adictiva.

Pero algo cambio cuando conoció a Yeosin.

Yeosin era una tierna, y algo peculiar súcubo. Cabe decir que la primera vez que se conocieron Minah no había dejado una buena impresión en la chica mas baja, mas que nada porque sus ojos se tornaron rojos de la ira al enterarse de la relación que su padre sostenía con tal chica. No le enojaba que Jongin tuviera parejas, no le interesaba en absoluto la vida amorosa de su progenitor, pero para una demonio idiota y rebelde en sus años adolescentes, era insólito que su padre, el amo y rey del infierno, se revolcara con una súcubo, de todas las malditas especies en el inframundo. Ante sus ojos, las súcubos eran putas baratas, que se colaban incluso por debajo de las furias en las posiciones sociales del averno, y aunque puede que se estuviese llenando la boca de mierda, pues claro que había disfrutado en mas de una ocasión con una de aquellas criaturas, pero no soportaba la idea de ver a su padre con esa, esa.... ni siquiera tenia palabras para describirlo, solo sentía un apretón en el estomago al verlos juntos. Y claro que abrió la bocota.

— Es tan solo otra puta barata en tu larga lista de amantes, no se para que me la presentas. Cuidado que no te pegue algo de los asquerosos humanos.

Lo ultimo que vio antes de darse la vuelta y marcharse pegando un portazo, fueron los ojos miel de Yeosin llenándose de lagrimas ante sus crueles palabras. Asco, pensó con las entrañas apretándose y torciéndose de una forma incomoda, mientras el enojo consumía a su alta figura. Pero ignoro el sentimiento y continuo con su día, a sabiendas de que luego tendría que escuchar un estúpido discurso por parte de su padre.

Pero luego de ese primer encuentro, no la volvió a ver en mucho tiempo, y en su memoria perduro el recuerdo de aquellos ojos reflejando el dolor causado. Por las noches recordaba su rostro y la culpa inundaba su pecho pues no sabia por que había actuado de tal manera. Igualmente pensaba que las súcubo eran putas y sucias traicioneras, pero aun así había actuado de una forma tan inmadura e infantil y las palabras que Jongin le decía cuando era una niña venían a su cabeza; toda criatura, no importa lo diferente o distintas que sean, merecen respeto, excepto si terminan en la poza del infierno.

 — Soy verdaderamente una idiota. 

Pero no había mucho tiempo para disculparse o lamentarse de lo sucedido, pues la Segunda Guerra Mundial había comenzado y en el infierno estaban todos muy ocupados con el constante flujo de almas. Ella estaba encargada de torturar el sector de pederastas, que como siempre estaba mas lleno de lo necesario. Al ser una demonio de las sombras, su tarea era muy simple; nublar la mente, infiltrarse en esta y reproducir cada pesadilla habida y por haber ante los ojos de su victima hasta que esta comenzara a enloquecer. No era lo que le encantaba hacer pero se conformaba con castigar a los culpables, era su pan de cada día.

Hell | ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora