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Jisung se quería morir.
Sí, si no fuera por su cobardía ya no se estaría desperdiciando oxígeno en un ser como él.
No sabía cómo, pero todas esas palabras habían salido de su boca. Ahora estaba seguro de no tener las agallas de ver a Minho en toda su vida.
Bien, si tenía suerte se podía mudar a otra ciudad y en menos de dos meses hacer una nueva vida. O tal vez podría cambiar de nombre, no, ¿una cirugía estética estaría mejor?
ㅡJisung, cariño, ¿no bajarás a cenar?
ㅡ¿Eh? Por supuesto, mamá, bajo en seguida.
La señora Han asintió y salió de la habitación de su hijo para desaparecer por el pasillo.
Jisung sacudió su cabeza. Estaba pensando estupideces por culpa de la vergüenza que sentía. Nada arreglaría todas las cosas que había dicho y estaba seguro de no querer mirar a Minho a la cara nunca más.
ㅡAunque su carita es tan hermosa ㅡsusurró el chico, mirando el techo, para luego ahogar un grito en su almohadaㅡ. Soy un tonto sin remedio.
Había resuelto pedirle, a sus amigos, que se juntaran en su casa para estudiar. Ni loco volvería a ir a esa cafetería, ni a ninguna otra. Lo había decidido, Han Jisung no pisaría una cafetería por el resto de su vida.
Y así fue, bueno, por lo menos por una semana. Jisung había evitado por completo las calles del distrito de Myeongdong que estaban cercanas a la cafetería donde trabajaba Minho, había evitado todo comentario de sus amigos, molestándolo con el chico en cuestión, había evitado todo lo que podría recordarle a él.
Pero, de todos modos, seguía pensando en Minho. Era un estúpido, sólo lo había visto y habían hablado un par de veces, pero no podía quitarlo de su cabeza.
Simplemente pensaba en él a cada momento, su sonrisa parecía grabada en sus retinas. No podía escapar de Lee Minho.
ㅡY tal vez él ni siquiera piense en ti.
ㅡ¡Changbin! ㅡRegañó Chan, golpeando el brazo del menorㅡ. No le digas eso.
Los tres estaban sentados sobre el césped del patio trasero, en la casa de Jisung. Se supone que habían ido a estudiar, pero nuevamente el tema de la conversación se desvío al mal de amores que tenía el menor de los tres.
ㅡPero es verdad, sólo le hablaste un par de veces, Jisung. No es probable que se desviva pensando en ti, o que recuerde tu nombre.
Jisung frunció el ceño, haciendo un puchero. Escondió su rostro, cubriéndolo con sus manos. De algún modo, todo lo que decía Changbin era cierto, pero... ¿Pero? ¿Qué podía usar de excusa? No encontraba nada, no había nada para aferrarse a Minho. Pero, por Dios, había dicho tantas estupideces que ya no tenía la cara para siquiera aferrarse a él. Nunca habían sido algo, jamás pasó algo entre los dos. Sólo fue él fantaseando con Minho, todo ese tiempo. Nada más.
