Capítulo 9

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Al día siguiente me desperté y acaricié a Gulay que todavía dormía.

-Tengo que irme.- le murmuré.

Me vestí y me fui a desayunar, Dan y Rosie aún no se habían despertado, me fui al salón y me puse a ver fotos. No me gustaba, era una actividad aburrida, veía todos los días las mismas fotos y no recordaba nada. Quería volver a recordar, hacer vida normal. No tener recuerdos te hace sentir distinto, inferior… Oí unos ruidos por la escalera, Gulay bajó y se echó ante mis pies para que lo acariciara. Bajó mamá.

-Oh, ¿ya estás despierta?

-Sí, he desayunado y ahora estaba echándole un vistazo a las fotos…

-Ah, bueno, despierta a tus hermanos.

Guardé las fotos y desperté a Dan. Gulay me seguía silenciosamente, luego, desperté a Rosie.

En el colegio no nos mandaron deberes, y pasamos la tarde en familia, jugando a juegos de mesa, e hicimos una tarta.

Esa noche tuve un sueño:

<<Me despertaba, pero toda la casa estaba vacía, salía a la terraza, pero nada, salía a la calle, no había nadie, ni siquiera coches circulando. De repente aparecía Gulay, y salía corriendo hacia el bosque donde lo encontré. Llegaba al claro del bosque y cuando iba a acercarme a él desaparecía, se esfumaba. Todo se volvía blanco y aparecía el hombre de la larga barba y túnica blanca.

-Lo estás haciendo muy bien, Katie, Katie, Katie…>>

-¡Katie, baja, que llegarás tarde a clase!- mamá gritaba desde la cocina.

Me levanté, pero vi que Gulay no estaba, me acordé del sueño, pero luego recordé el pacto entre mi madre y yo. Lo busqué por todas partes, pero no lo encontré, hasta fui al bosque a buscarlo...

-¿Dónde está Gulay?

-¿Qué?

-¿Qué le habéis hecho a Gulay? Cuando he despertado no estaba, teníamos un pacto.

-Escucha, cariño…

-¿Qué le habéis hecho?

-Lo hemos soltado en el bosque.

-¡Mentira! Allí no está.

-Cariño, que no lo hayas visto no significa que no esté allí.

-Teníamos un pacto…

Y dejándolos con la palabra en la boca, me fui.

En el colegio, a la hora de gimnasia, le conté a Sindy todo mientras corríamos.

-… lo busqué por todos lados, pero…- de repente noté un mareo, paré un poco, pero caí al suelo sin sentido.

Cuando desperté estaba en un hospital, había un doctor y cuatro personas mirando preocupados.

-¿Te encuentras bien?- dijo el doctor.

-Sí, pero… ¿Quiénes son esas personas de ahí?

Me miraron con cara angustiada.

-Pero… soy mamá…- dijo llorando la mujer.

Me llevaron a hacerme muchas pruebas, luego, volví a la misma habitación de antes.

-Los resultados estarán en media hora.- anunció el doctor.

A la media hora el médico volvió, lo que fue un alivio, porque todos me miraban horrorizados.

-Los resultados ya están, y no son nada buenos.- dijo agitando un sobre amarillo.

Un Ángel sin AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora