-¿Falta mucho?- volvió a preguntar mi incansable hermana.
-No, Rosie, otra vez.- respondió mi madre de nuevo.
Eran las seis de la madrugada, yo estaba aún medio dormida; mis padres nos habían despertado, a mis hermanos y a mi -Dan, era el mayor, luego iba yo, Katie, y por último, mi hermana pequeña Rosie- a las cinco y veinte de la mañana. No sabía exactamente donde nos llevaban mis padres. Hacía frio, como siempre.
Me asomé por la ventanilla, vi un cartel que ponía: Se está alejando de Brunstesdell. Brunstensdell es el nombre del pueblo donde vivo, al estar muy al norte siempre hace frío, pero ya estamos acostumbrados.
-¿Dónde vamos?- pregunto por fin.
-Es una sorpresa.-responde mi madre con una sonrisa radiante. Vuelvo a mirar por la ventanilla. A mi mente acuden entonces recuerdos de antes de que naciera Rosie. Me veo a mi misma asomada por la ventanilla, contemplando ese mismo cartel de despedida del pueblo. Recuerdo a mi madre responder a mi misma pregunta el: "es una sorpresa". Y, de repente, como un fogonazo, se a donde nos dirigimos.
-No, mamá, no.
-Huy, ¿ya lo has averiguado?- dice con una risita maliciosa.
-No me puedes hacer esto…- le suplico.
Pero nada.
-Mamá, no.
-¡Katherine, basta ya!- mi madre está enfadada, sólo dice mi nombre completo cuando está verdaderamente cabreada.
Me callo enseguida.
Miro a Rosie, está dormida, tanto traqueteo ha podido con ella.
-¿Vamos a esquiar?- pregunta Dan, atento a mi extraño comportamiento.
-Sí- dice mamá aún un poco enfadada.
Dan me mira con cara de: “voy a por ti” y se ríe. La última vez que fuimos casi me rompe una pierna.
-¿En serio?- Rosie bosteza.
-Sí.- repite mamá cariñosamente.
La rabia me consume, y no puedo evitarlo.
-¡Mamá!- le grito en el oído.
Mi padre da un golpe de volante hacia la izquierda y se mete en un parque del susto, pero, por suerte, consigue meterse otra vez en la carretera.
El corazón se me sube a la garganta, estoy temblando.
-Katherine, estás castigada sin ordenador ni televisión.- a mi madre le tiembla la voz.
-Mamá yo…- grito, pero noto como mi voz se pierde entre el laberinto que forma mi garganta evocando un chillido que nunca existió. El coche se desliza por culpa de una placa de hielo, mi padre intenta mantener el control del coche, pero no lo consigue, finalmente el coche choca contra un árbol.
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Un Ángel sin Alas
RomansaEl día que se rompió, Katie iba junto con su familia a esquiar. Tras una acalorada discusión y un resbalón, el coche en el que iban se estrelló contra un árbol, dejando a Katie sin memoria y con la promesa de los Ángeles de que todo volvería a la n...