Capitulo 10

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Aquella noche tuve un sueño:

<< Miraba nostálgica a traves de una ventana que  daba a   un bosque de frondosos árboles. De repente me sobresaltó un ruido a mis espaldaas, como el que hacen las uñas al arañar el suelo. Me giré  despacio para encontrarme bajo la feroz mirada de un lobo blanco, y, sin embargo, no estaba asustada. Gritaba su nombre, pero no era capaz de escucharlo. Lo seguí hasta el bosque. Una vez en el claro, el lobo desapareció. "Sigue así, Katie, estás en la recta final". Una voz resonaba en mi cabeza, y yo solo gritaba el nombre del lobo. Gu... Gu...>>

-¡Gulay!

Desperté sobresaltada, miré a mi alrededor, todos dormían. Me decidí, me puse la chaqueta encima del pijama y cogí las zapatillas, luego, salí de allí corriendo, lo más difícil fue que no me pillaran las enfermeras que hacían la guardia. Cuando salí del hospital caí en que no conocía la ciudad, y anduve por ahí como una vagabunda.

Ya había amanecido, había tenido que dormir en la calle, había gente que iba de aquí para allá. Le pregunté a una mujer, de unos cuarenta años, muy bien vestida, que se paseaba con un carrito de bebé.

-Perdone...- la mujer me miró mal.- me he perdido, busco...

-¿El hospital?

Me fijé en que miraba el logotipo del pijama.

-Sí.

Seguramente me había tomado por una psicópata que se había escapado.

-Bien, tienes que ir al final de esa calle, girar a la izquierda, luego al primer cruce encontrarás un campanario...

¡Un campanario! ¡Cuando habíamos ido a casa habíamos pasado frente a un campanario!

-Gracias, a partir de ahí ya sé llegar.

Seguí las indicaciones de la señora al pie de la letra, y llegué al campanario. Algunas personas me miraban mal, otros me preguntaban si necesitaba ayuda, fijándose en el logotipo del pijama. Llegué a la casa, a partir de ahí, fue fácil llegar. Me costó mucho encontrar el claro del bosque, pero lo conseguí, y allí me encontré a Gulay. Me acerqué a él y lo abracé. Hacía mucho frío, él conseguía que me sintiera protegida, y me dormí.

Noté golpecitos en el brazo, era Gulay, había empezado a nevar pero yo seguía teniendo sueño y no me quedaban fuerzas para regresar al hospital, así que decidí volver a la casa, con una corazonada, deseé que, como en las películas, la llave de repuesto estuviera bajo el felpudo, y allí estaba.

Me desperecé, Gulay todavía dormía.

-Gulay, despierta, mamá y papá deben estar preocupados...

No lo podía creer, había recordado quienes eran las personas que había en la habitación del hospital, era mi familia: mamá, papá, Rosie y Dan.

-¡Sí, lo he conseguido, Gulay, ya lo recuerdo!

Gulay se estiró y bajó de un salto de la cama.

-¡Gulay, las personas que estaban en mi habitación en el hospital, eran mamá, papá, Dan y Rosie! ¿Te acuerdas de ellos?

El problema era que seguía sin recordar lo que había pasado antes del accidente.

Si había recobrado la memoria gracias a Gulay, ¿qué fue lo que me hizo perderla? Tenía que volver al lugar del accidente para recordarlo todo.

-Ya sé donde debemos ir ahora...

Según lo que me contaron mis padres, el accidente se produjo más o menos por el cartel de: Está saliendo de Brunstensdell.

Caminamos, caminamos y caminamos, estuvimos horas caminando, y empezaba a oscurecer, pero al final llegamos al cartel, estaba sujeto por dos vigas, y era peligroso estar ahí, observando el cartel en medio de la carretera, pero para mí era algo más que un simple cartel, era la llave hacia mi memoria. Intenté recordar algo de antes del accidente, pero nada. A lo mejor había volcado demasiada confianza en esa estúpida idea, no era más que una tonta ocurrencia de una niña tonta... En ese momento Gulay aulló y salió corriendo, me giré y vi como un coche se abalanzaba hacia mí, intenté moverme, pero estaba paralizada por el miedo, no me podía mover. El coche frenó, solo me empujo. El conductor bajo, pero yo me levanté tambaleándome y me fui corriendo. Gulay y yo nos fuimos a un parque que había cerca, me acurruqué y ahogué mis lágrimas en su pelaje, luego me dormí.

Cuando desperté estábamos, Gulay y yo en el "cielo", allí me reuní con Jone y el otro tipo de blanco.

-Por un momento pensamos que no lo conseguirías.

-¿Entonces, todo era parte de la prueba?

-Sí, claro que sí, y tú la has pasado.

Me mostró un portal, entré.

-Enhorabuena.

-Gracias.- Sonreí.

Entré en el portal, una potente luz me cegó y tuve que taparme los ojos para no quedarme ciega.

Un Ángel sin AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora