Capítulo 7

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Cuando desperté, mamá estaba frente a mi sonriendo.

-¿Eh? ¿Qué pasa?

-¡Tengo una entrevista de trabajo!

-¡¿Qué?! ¿Cuándo ha pasado eso?

-Ayer, un puesto de secretaria.

-¡Qué bien! Enhorabuena.

-Gracias.

Por lo que me había contado Dan, mamá trabajaba en una fábrica, está se vino a pique y quebró, y mamá se quedó sin trabajo.

Por la tarde, después de clase, Ander me propuso ir a su casa para hacer los deberes.

-Primero tengo que pasar por casa…

-Bueno… te espero en la mía.

-Vale.

En casa estaba mamá.

-Hola, mami, me voy a casa de Ander a hacer los deberes.

Y fue entonces cuando se puso hecha una fiera a gritar.

-¡Podrías quedarte en casa! ¡¿Cuántas veces le has echado un vistazo a las fotos?! ¡Cualquiera diría que no te esfuerzas por recobrar la memoria!

Eso me dolió, me dolió mucho, se me llenaron los ojos de lágrimas, ella no sabía por lo que estaba pasando, lo que dolía no recordar nada, que todos te miraran con esperanza, no los querías decepcionar, y lo único que conseguías era decepcionarte a ti misma.

Subí corriendo a mi habitación. Es un mecanismo de defensa que tengo, y, que seguramente también tenía antes del accidente, no quiero que me vean desmoronarme y ponerme a llorar como una niña de seis años que ha cogido una pataleta.

Mamá subió y golpeó suavemente la puerta.

-Katie, Katie…

-¡Vete!

-Katie, he tenido un día malo…

-¡Que hallas tenido un día malo no significa que la tengas que pagar conmigo!

-Tienes razón… lo siento…

-¡Vete!

Al final hicimos las paces, a mamá no le habían dado el trabajo y por eso estaba enfadada.

Al día siguiente me desperté y me preparé para ir a clase, allí me esperaba Ander.

-Ayer no viniste…

-¡Oh cielos! Lo siento, me enfadé con mi madre y se me pasó, lo siento…

-No tiene importancia.

-De veras, lo siento, se me olvidó.

-Que no pasa nada, venga, vamos a clase.

Al salir de clase, mientras volvía a casa, vi a un señor, un señor igual que Jone, ese del “cielo”.

Me acerqué a él.

-¿Jone?

-No, te debes de haber equivocado, yo me llamo Jake.- dijo con voz extranjera.

-S-sí, perdone, me he debido equivocar…

Y siguió su camino, pero yo estaba segura de que era él, Jone.

Un Ángel sin AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora