i. Abre los ojos

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ABRE LOS OJOS

—Abre los ojos… Abre los ojos… Abre los ojos… Despierta… Link…

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—Abre los ojos… Abre los ojos… Abre los ojos… Despierta… Link…

Lo primero que notó fue que se encontraba rodeado de agua. Estaba tendido sobre una superficie dura, y cuando consiguió enfocar los ojos una luz azul lo cegó inmediatamente. Los entrecerró en espera de que la luz se disipara. Lo hizo al cabo de varios segundos, lo que le dio la oportunidad de enfocar la vista. La primera dirección que captaron sus orbes fue hacia arriba. Una especie de artefacto marrón claro y azul muy oscuro con pequeñas líneas y puntos de luz suave en la parte oscura había dejado de emitir luz. El líquido a su alrededor comenzó a vaciarse hasta no quedar ni una sola gota en la máquina. Parpadeó un par de veces. Miró hacia la izquierda y luego hacia la derecha; después, se incorporó despacio hasta quedar sentado. Sus manos apoyadas en la superficie advirtieron un tacto rugoso y estrañamente agradable. Volvió a mirar hacia ambos lados, distinguiendo esta vez una sala circular de tamaño medio. Tras poco tiempo decidió levantarse, apoyándose en sus brazos y rodillas. Dejó caer su peso sobre el bordillo de la plataforma en la que se encontraba y después de dar un pequeño salto se encontró de pie en el suelo desigual. Dio un par de pasos y miró hacia arriba. Era una sala más alta de lo que parecía, y el artilugio con la luz cegadora llegaba hasta el centro del techo. Brillaba en azul eléctrico, ilumando la habitación.

Observó minuciosamente a su alrededor hasta descubrir una puerta cerrada. Se acercó a ella y se detuvo frente a una estructura media que brillaba también en azul. Cuando se juntó un poco más pareció detectar su presencia: emitió un parpadeo intenso, la parte central se elevó y giró noventa grados mostrando un aparato que Link no había visto hasta entonces. Un ojo del que caía una lágrima y que tenía tres triángulos en la parte superior resplandecía con tonos naranjas y azules. Se sobresaltó levemente cuando empezó a escuchar otra vez una dulce voz que salía de ninguna parte.

—Coge la piedra sheikah. Te servirá de guía ahora que has salido de tu letargo —No pronunció más que esas palabras, y Link supo que quien hablaba era una muchacha, seguramente joven.

Le hizo caso y extendió un brazo para tomarla. Emitió un pequeño chasquido al ser sacada. La acercó contra sí, tomándola con las dos manos. Tenía dos asas a ambos lados que servían de soporte. Se sorprendió cuando, segundos más tarde, se prendió mostrando un fondo azul medio y el mismo símbolo de la parte trasera en azul eléctrico. El pedestal volvió a girar para quedarse tal y como al principio. Su vista seguía fija en la piedra sheikah, por lo que no se dio cuenta de que la gran puerta se abría hasta que escuchó el ruido de las partes superior e inferior recogerse en la pared y el suelo respectivamente. Esperó para salir, esperanzado de encontrar algún paisaje montañoso o un valle. Sin embargo, lo único que vio fue un pasillo ancho igual a la sala en la que estaba. Había cajas de madera en las esquinas y un par de cofres cerrados obstruyendo el paso. Se aproximó al más cercano y lo abrió. Dentro había un pantalón viejo y raído, algo sucio. No era lo mejor del mundo, pero pensó que le serviría. Después de todo, seguía casi desnudo. El otro cofre contenía una camiseta también algo rota. Sin esperar mucho se vistió ambas prendas y unos zapatos que estaban en el mismo cofre que el pantalón. Se sintió algo más protegido después de hacerlo. Tomó una alforja encontrada sobre una de las cajas y cruzó el pasillo con rapidez. Al final se hallaba otra puerta y una estructura muy parecida a la anterior, solo que emitía un brillo naranjo.

𝑶𝑷𝑬𝑵 𝒀𝑶𝑼𝑹 𝑬𝒀𝑬𝑺      →       ᴛʟᴏᴢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora