Capítulo 23: De vuelta en Soledad

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Sasuke

Dejar a Sakura fue más difícil de lo que había pensado. Ya no estaba dejando a una compañera de equipo en medio de la noche, estaba abandonando el camino que siempre supuse correcto para mí... para ella. Mis pies se movían a una velocidad impresionante mientras cruzaba el bosque, y un desgarro se abrió paso en mi pecho. No había sido herido en combate ¡Demonios! ni siquiera había sido un oponente real, y aún así me se sentía como si me hubieran dado una paliza. Aquella primera noche que casi es asesinada, pensé que al fin era el momento de que estuviéramos juntos. Me dije a mí mismo que la única forma de protegerla era estando a su lado. Ahora me doy cuenta de lo estúpido que había sido, la única forma que ella este a salvo es lejos de mí. 

Desde siempre había puesto a Sakura en peligro, y ahora con el ser en su vientre era imposible que me quedara. Quizás, podría vivir si sabía que había hecho hasta el último esfuerzo en protegerla, aunque eso implicara alejarme. Pero no soportaría la idea de que el aferrarme a ella la había conducido a la tumba. En el fondo sabía que Sakura no me dejaría ir, ella lucharía. Eso era algo que me gustaba, y una sonrisa triste se formó en mi boca. Las emociones siempre habían sido muy fuertes en ella y Naruto, a diferencia mía. Alcé mi mano y tras una rápida serie de movimientos, Garuda se presentó imponente ante mí. Necesitaba que vigilara que Sakura y Karin se dirigieran a la Aldea de la Hoja. Odiaba tener que hacerlo, pero no había otra opción.

En caso de su rumbo no fuera ese, tendría que escribirle a Naruto. Si le escribía ahora, el tonto sólo vendría a toda prisa sin pensarlo y podría cruzarse con ella sin darse cuenta. Para el momento en el que Sakura llegara a la Aldea, Naruto podría estar fatalmente lejos y el enemigo peligrosamente cerca. Y, por mas que me costara admitirlo,  Naruto era la única persona en la que confiaba para proteger a Sakura. Era el único dispuesto a dar la vida por ella. 

Cuando me aseguré de haberme alejado lo suficiente de Sakura y Karin, presioné mi mano sobre mi pecho. El dolor simplemente no cesaba, y eso me molestaba como el demonio. La última vez que había sentido algo parecido había sido cuando perdí a Itachi tiempo atrás. El dolor que sentía ahora era apenas comparable, pero no podía evitar pensar que si Sakura moría se sentiría con incluso más intensidad que aquella vez. No sólo porque la amara ni por todo lo que había pasado las últimas semanas, sino porque ahora llevaba en ella a mi hijo. Escuchar que Sakura estaba embarazada habían sido las palabras que en el fondo siempre habría querido escuchar. Por fin, se alzaba el clan Uchiha de las cenizas y tras un gran dolor. Claro, si Sakura no moría primero. Y eso borró en mí cualquier precaria esperanza de que podríamos ser una familia al final. 

No permitiría que le hicieran daño, tendrían que pasar por mi cadaver primero. Por eso tenía que ser certero en mi plan para erradicar a nuestro enemigo, y eso implicaba volver a tratar con ninjas oscuros y mezquinos. Después de todo, si resultaba cierta su relación con Kaguya, sólo sabía de unas cuantas personas que podían saber algo al respecto. Y aunque lo odiaba, presentía que Orochimaru tenía algo que decir, siempre lo hacía. Dudaba que quisiera cooperar con alguien, mucho menos conmigo pero lo obligaría hacerlo de no ser así. Por eso, ni la mirada con lágrimas de Sakura me convencería de dejarla ser parte de esto. Nunca más. 

Según Karin, Orochimaru se encontraba en la Cueva Ryüchi. Por lo menos, eso era lo que los rumores decían. Pero nadie sabía qué buscaba, por lo menos, nadie vivo. Gruñí y paré de golpe. Y cuando me aseguré de estar completamente sólo, me senté sobre una de las ramas del árbol e intente calmarme. No podía lidiar con ningún enemigo en este estado, mucho menos con Orochimaru. Claramente, estaba afectado. Y mi antiguo maestro era astuto y observador, y si mi expresión me delataba, me convertiría en un completo cervatillo ante sus ojos. Así que decidí hacerle frente a los pensamientos que había intentado contener y estos me condujeron naturalmente al rostro de Sakura.  

Sentí como miles de Kunais me atravesaron de lleno. Había perdido de golpe a mi prometida, a mi hijo y a una parte de mí... Otra vez, estaba solo. 

Sangre Uchiha: El viaje de Sakura y SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora