Capítulo 24: Tiempo Fuera

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Sakura

Mi cabeza palpitaba, y miles de mis pensamientos se hallaban en ella luchando a muerte. Definitivamente, necesitaba parar. Y esperaba que Sasuke, donde sea que estuviera, hiciera lo mismo. Él nunca lo aceptaría, pero como Naruto hacía  cosas realmente estúpidas e impulsivas cuando tenía miedo, cuando perdía el control. Y casi siempre, estas involucraban a Orochimaru. Suspiré, y creo que en los últimos tres días lo había hecho más que en toda mi vida. Aún me preocupaba por él, a pesar de todo lo que había pasado, no podía pretender que lo había dejado  de amar de la noche a la mañana. No lo quería en mi vida, ni siquiera quería volver a verle ahora, pero simplemente esperaba que estuviera bien.

Karin fue enfática al advertirme que no arrastraría mi trasero, genuinamente agotado, por todas las aldeas ninja. Así que no había tenido otra que ceder y aceptar mi propia derrota. Necesitaba un descanso, y ella necesitaba una recompensa después de todo lo que había hecho por mí. Así, habíamos terminado bajo el cobijo de una familia que insistió en que nos quedáramos a descansar un par de días con ellos al ver nuestro demacrado estado. Aunque lo admito, quizás el mencionar por accidente a Naruto en nuestra conversación, los terminó de convencer al respecto. Él era una clase de celebridad por acá. 

Tras el segundo día de descanso, mi Chakra todavía no daba señales de normalización y eso me empezó a preocupar un poco. Sin embargo, la pelirroja me explicó que se debía a que el clan Uchiha manejaba un rango de almacenamiento de Chakra superior al de un ninja ordinario debido al Sharingan, su Kekkei Genkai. Por ende, los bebés que se formaban en el vientre de la madre extraían mayor Chakra de ella para formar el suyo. Claro, las madres Uchiha al ser parte del Clan, tenían mayores reservas de Chakra que brindarles ¿Yo? Ni siquiera provenía de una familia ninja y la estaba pasando mal, pero encontré en Karin un sorprendente apoyo. Sobre todo después de nuestra conversación de hace unos días.

...

- ¿Por qué lo haces?- Lee pregunté a Karin al llegar a la rústica cabaña de nuestro anfitriones. Y la duda era completamente real, pensaba que me odiaba.  

- ¿Por qué hago qué?- respondió sin inmutarse y acostándose sobre una de las colchas que habían dispuesto para nosotras. 

- Todo esto, el acompañarme y cuidar de mí.- empecé mientras me senté a su lado.- Podrías haberte ido tras la partida de Sasuke y dejarme allí. Ni siquiera estamos relacionadas. 

- ¿De verdad tenemos que hablar de esto? Mierda, no lo sé. Te debía una ¿Recuerdas? 

- Sí... - Y suponía que se refería a aquella vez en la que casi muere a manos de Sasuke tras la pelea con Danzo muchos años atrás. En aquel momento eramos enemigas, y ahora viajábamos juntas. Y yo que pensaba que el universo no tenía sentido del humor. - Pero aún así esto lo pagaste cuando me salvaste en medio de la pelea, el seguir acá es lo que no me explico. 

- Demonios.- Dijo mientras se levantaba al fin. Y me miraba con derrota.- Si que eres insistente y sentimental.- continuó, pero algo en su voz me decía que algo  en ella dolía.-  Aun no entiendo el por qué le agradas.

- Creo que no estoy...

- Cállate.- susurró.- Tienes que prometer que no volveremos a hablar de esto, me pone de mal humor. 

- Yo... lo prometo.

- Cuando fui parte del equipo de Sasuke hace unos años yo... me enamoré de él. Hubiera dado mi vida por él sin dudarlo y perdí mucho tiempo tratando de que sintiera los mismo por mí. Pero ni siquiera me dirigía una mirada afectuosa, él sólo me utilizaba como al resto de los demás. Al principio pensé que era por el odio que le crecía por dentro, pero había cosas que hacía cuando creía que nadie lo veía que me dieron la esperanza de que había algo más en él. En algunas noches, se quedaría observando fijamente la luna llena perdido en sus propios pensamientos, y en otras parecería preocuparse un poco más por el equipo. Incluso, merodearía en silencio los árboles de cerezo en cualquier lugar que los encontrara, con la excusa de estar vigilando.

-Yo... 

- Pero las cosas nunca cambiaron. Y cada vez que asesinaba a cientos de enemigos sin piedad o amenazaba con asesinarnos se rompía mi corazón. Fue entonces cuando nos encontramos, no estoy segura si lo recuerdas. Él te llamó Sakura y supe quien eras, de algún modo sabía que él te amaba y se odiaba a sí mismo por hacerlo. En aquel momento, él te ordenó que me asesinaras y no lo hiciste, tu no eras como él. Sasuke no te merecía, y aún así lo amabas. Y en el momento en el que la rabia lo consumió casi te asesina, y pensé que si llegaba a tal punto no tenía punto de retorno. Cuando llegó Naruto y Kakashi, y vi la intensidad en la mirada de Sasuke, supe que ustedes eran la razón por la cual a veces se preocupaba por nosotros. Ustedes eran su verdadera familia, y él los odiaba por eso. Porque ustedes lo hacían sentir vulnerable. 

Para el momento en el que Karin había llegado a ese punto de la historia nuestras lágrimas caían a borbotones por nuestros ojos. Mis sollozos se acrecentaban por todos los recuerdos que aquella oscura época me traía. En aquellos años también creí que Sasuke no tenía salvación, que lo había perdido para siempre. En el momento en el que intentó asesinarme, Naruto y yo supimos que nunca volvería a ser el compañero de equipo que habíamos conocido. Pero la batalla final lo cambió todo, y como si Karin hubiera leído mis pensamientos,  continuó a ello. 

- Durante La Gran Guerra, cuando el equipo 7 se alzó majestuoso ante la vista de todas las Aldeas, pensé que había vuelto. La forma en cómo estaba impresionado en verte, y competía con Naruto. Supe que todos se pertenecían, y yo no entraba en esta ecuación. Pero no me importaba ¿Sabes? Él se veía más feliz con ustedes de lo que había estado antes, y eso simplemente me bastaba. 

- Yo... lo siento.- Y ahora ya no lloraba por él sino por Karin. No tenía idea de lo fuerte que eran sus sentimientos. Ino me había contado hacía un tiempo que Karin había tenido un flechazo con Sasuke cuando fueron compañeros. Simplemente, pensé que había sido una de sus bromas. Nunca había estado tan equivocada. Y si somos sinceras, la chica que ahora intentaba contener sus sollozos frente a mí la había pasado mucho peor que yo. Ella amaba a Sasuke sabiendo que él nunca la correspondería, ella vivía con la única intención de que él fuera feliz porque sabía que era lo más cerca que podría estar de él... 

- ¿Sentirlo?- Dijo Karin mientras se reía brevemente.- Ni siquiera sabías cómo me sentía. 

- Sí, pero deberías odiarme. Es decir, la persona que amas...- Y ni siquiera pude terminar la frase. No sabía cómo decirlo sin sonar como una imbécil. Si estuviera en su posición, yo no podría vivir con la idea de que Sasuke amara a alguien más, mucho menos acompañar y cuidar de esa persona en un largo viaje. Karin era... increíble. 

- No te molestes.- Dijo Karin de forma tranquila.- Desde siempre han destinado a estar juntos y lo haces muy feliz. Sé que parece que él sólo quisiera largarse, pero él se preocupa por ti. Eso lo comprobé cuando me pidió que viniera a echarte un vistazo. 

- ¿Qué? Pensé que había sido casualidad que te encontraras con nosotros.

- ¿Casualidad? Yo no funciono así. Sasuke me envió un mensaje con Garuda, dijo que necesitaba a alguien que supiera de Chakra. Por eso estoy aquí. Me encontré con él mientras dormías, y me explicó que estabas teniendo problemas con tu Chakra. Cuando te observé, fue extraño, parecía que había dos Chakras en tí, y uno de ellos era extrañamente parecido al de Sasuke. No sabía lo que significaba, así que tuve que ir a hacer una pequeña investigación para al final descubrir que simplemente estabas embarazada. Para el momento en el que nos volvimos a ver, la conclusión me parecía demasiado obvia, por eso pensé que ya lo sabías. Por eso, lo siento. Fui inoportuna. 

Mientras mi cabeza intentaba procesar todo lo que Karin me contaba, la impulsividad me ganó y terminé dandole un gran abrazo ¡Santo Cielo! Ella se estaba disculpando conmigo, cuando Sasuke y yo la hemos estado haciendo vivir un infierno. Ella me salvo, me cuidó y se ha tragado por años sus sentimientos con tal de que esté feliz y aún así ella se estaba disculpando era una locura. Y así duramos un tiempo, hasta que se vio forzada a liberarse de mi agarre antes de que se volviera incomodo.

...

Mientras la señora de la casa me avisaba que ya era momento de comer, me limpié de nuevo las lágrimas que se habían formado en mí  al recordar la situación. Últimamente, estaba un poco más emocional de lo normal. Levanté mi mirada de la ventana, y bajé sabiendo que era la última noche que pasaríamos allí. Mañana, tenía una decisión que tomar  y sabía que no sería fácil. Cuando me encontraba en la puerta, un pequeño golpe en la venta llamó mi atención. Era Garuda. 

- Demonios.- susurré. 

Sangre Uchiha: El viaje de Sakura y SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora